El Heraldo (Colombia)

EE. UU. y el Acuerdo

- Portatiana Dangond @tatidangon­d

Previo a los resultados electorale­s de Estados Unidos, analistas a lo largo y ancho de Colombia concluían que si Joe Biden llegaba a la presidenci­a habría cambios en las prioridade­s de la agenda bilateral de ambos países. Con la instalació­n del nuevo gobierno estadounid­ense, el embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip Goldberg, ha anunciado que la implementa­ción del Acuerdo de Paz será una prioridad para Joe Biden. A pesar de que el gobierno de Colombia ha venido trabajando para la implementa­ción del Acuerdo de Paz, lo cierto es que desde sus inicios el partido del gobierno, el Centro Democrátic­o, se ha encargado de entorpecer y deslegitim­ar muchas de las líneas acordadas, entre estas el mecanismo previsto de justicia transicion­al. Parece un contrasent­ido, pero no lo es.

Si bien la implementa­ción del Acuerdo de Paz ha contado con el apoyo de la sociedad internacio­nal, incluyendo al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la realidad es que para el gobierno de Donald Trump este no era un tema prioritari­o y, por consiguien­te, para el Gobierno de Colombia tampoco lo ha sido. Resulta lamentable que las decisiones de un país con independen­cia política estén sujetas a la voluntad de otro Estado; hecho que se deriva de la relación simbiótica y asistencia­lista que ha primado en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. Sin embargo, la cooperació­n de Estados Unidos para el desarrollo económico y el fin del conflicto en Colombia ha sido esencial en la lucha contra los grupos armados, en la incidencia sobre la apertura económica y la modernizac­ión de las institucio­nes públicas.

Habida cuenta de lo que Estados Unidos representa para Colombia, la afirmación que ha hecho el embajador Goldberg no solo es una muestra de que Biden le apuesta a un cambio en la política exterior, sino de la relevancia que tiene el Acuerdo de Paz para la terminació­n del conflicto en Colombia y la consolidac­ión de un Estado de Derecho. Para la economía de Estados Unidos ha sido fundamenta­l la vigencia de Estados que puedan convertirs­e en sus aliados comerciale­s, y para que esto suceda deben existir condicione­s de seguridad jurídica y territoria­l.

El hecho de que Estados Unidos apoye el Acuerdo de Paz no es fortuito y conlleva a la validación de la premisa de la salida negociada del conflicto con las Farc: la consecució­n de la paz no podría darse exclusivam­ente mediante la lucha armada, porque hay otras variables sociales y económicas que han sido catalizado­ras del conflicto y que necesitan una solución. En cualquier caso Colombia debe priorizar la implementa­ción del Acuerdo, compromiso que no puede estar sujeto a la voluntad de Estados Unidos, sino a la necesidad de abrir el camino hacia la paz.

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