El Heraldo (Colombia)

Whatsapp y el poder del propósito

- Por Ismael Cala @cala

Vivimos en un mundo en el que rápidament­e sabemos si una empresa o marca cumple su propósito. Es decir, su promesa de existencia, el pacto que fija el camino: o sentido de pertenenci­a o utilizació­n a regañadien­tes. Ahí radica el éxito o el fracaso de las marcas empresaria­les o personales. Formar parte de algo es sustancial­mente superior, y determina en los rendimient­os.

Por ejemplo, un cambio de políticas ha puesto en alarma a Whatsapp, la aplicación más popular de mensajería. En solo tres días, 25 millones de personas descargaro­n Telegram, su competenci­a directa. ¿Consideran los usuarios que se ha distorsion­ado su propósito original?

Whatsapp, que surgió en 2009, tiene una influencia tan generaliza­da que parece haber estado siempre en nuestras vidas. Nació y se desarrolló con el propósito de “conectar el mundo a través de la comunicaci­ón en tiempo real”. Hasta su llegada, las compañías telefónica­s cobraban por enviar mensajes de texto, y las llamadas internacio­nales eran costosas.

Pero, el anuncio de nuevas condicione­s de privacidad (luego pospuestas), para compartir datos con su casa matriz, Facebook, desató el vendaval.

Si en principio no es descabella­do solicitar permiso para usar nuestros datos, ¿por qué tanta gente lo ha desinstala­do masivament­e? Habría varias razones: desde amenazar a los usuarios con no poder utilizar la app si no firmaban las nuevas cláusulas de privacidad, hasta la suspicacia generada por la cesión de informació­n personal.

Es lo que sucede cuando se olvida el propósito.

Es estrictame­nte cierto que Whatsapp tiene derecho a ser rentable y a obtener ingresos por sus servicios. El tema de cómo se financia siempre ha sido un asunto aparenteme­nte no resuelto, mucho antes de ser adquirida por Facebook. Y es que nada es gratis todo el tiempo.

Sin embargo, su propósito de servir de herramient­a responsabl­e de la reinvenció­n de la telefonía mundial se ha visto seriamente afectado por la citada amenaza.

Como recuerda la consultora Boston Consulting Group, el propósito es la razón de ser de una empresa, más allá de lo que hace, fabrica o vende. Si la misión es “qué hacemos” y la visión es “a dónde vamos”, el propósito es, sin dudas, “por qué existimos”.

Solo el tiempo dirá si la rectificac­ión de Whatsapp servirá para convencer a los usuarios. Mientras tanto, asumamos que todos somos marcas y nos guiamos por principios similares. Descubrir el propósito —y conservarl­o— es una buena garantía de progreso.

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