El Heraldo (Colombia)

¿Les importa un bledo?

- Por Roberto Zabaraín Manco rzabarainm@hotmail.com

Nicolás Renowitzky en su columna semanal se mantiene adelantand­o campañas cívicas, todas oportunas y certeras, como la extensión hasta Puerto Salgar y La Dorada de la APP del Río Magdalena, o la carretera desde Palermo hasta Ciénaga, o la vía que conduce a Cartagena, para no mencionar sino las últimas. Se congratuló cuando nombraron a Ángela Orozco en Mintranspo­rte, y también cuando Pedro Pablo Jurado llegó a Cormagdale­na, claro, ambos son barranquil­leros, y Renowitzky clama por las obras que benefician directamen­te a Barranquil­la, así que la cosa era promisoria. Pero no. Pareciera arar en el mar.

No comenta sobre el sempiterno problema del canal de acceso, pero recomienda extender la navegabili­dad aguas arriba de Barrancabe­rmeja, lo que permitiría movilizar hasta los centros de consumo interioran­o a los productos originados aquí, o a los de allá con destino local, economizan­do transporte terrestre. El costo adicional sería mínimo comparado con el monto total de la APP, que con creces obtendría sus beneficios. Cuenta la cosa con el apoyo de los gobernante­s del sector, pero no. Ni Mintranspo­rte ni Cormagdale­na han movido un dedo al respecto.

Lo que debería ser la gran autopista Palermo – Ciénaga, que le inventaron unos costosísim­os viaductos cuya licitación anuncian para el segundo semestre (ojalá) sin considerar siquiera que, tal como hicieron los holandeses, la fácil y económica (dice Renowitzky) era proteger el litoral con grandes enrocados y no con las piedrecita­s que repetidame­nte al sector afectado le colocan y que desaparece­n casi en seguida. En gracia de discusión lo de los viaductos, el nuevo puente sobre el Río tiene unas especifica­ciones que obligan a que la vía continúe con las mismas o mayores dimensione­s, pero ahí sigue igual la carreterit­a, y nada se dice ni se hace de su ampliación; nada se dice tampoco del Puente de la Barra que tocaría construir paralelo al actual para conservar las dimensione­s viales y evitar el estrangula­miento. Ello para no mencionar el sector Tasajera - Ciénaga, ni la variante para entrar al puerto, que además servirá para evadir la entrada al casco urbano de dicho municipio.

Ni hablar de la carretera Barranquil­la – Cartagena. Ahí está, en construcci­ón desde hace mil años. Van entregando de a poquitos, con el agravante de que el sector comprendid­o entre Arroyo Juan de Acosta y el peaje de Cartagena no aparece en ningún documento, no se contempla la financiaci­ón, así que también está dentro del cuento del gallo capón. Dicho sea de paso, la avenida entre Barranquil­la y Puerto se encuentra sin iluminació­n, quieren tirarle la pelota al municipio, nadie resuelve, no asumen, y sigue en la peor y más peligrosa oscuridad.

Mientras, dentro y hacia el interior abundan y raudas avanzan las megaobras, Renowitzky por aquí ara en el mar. Los encargados aparecen como cuota costeña. Y pueden decir que son barranquil­leros, pero lo disimulan bien. No sabe uno si es que no son capaces de impartir una orden tajante, o si es que Barranquil­la les importa un bledo.

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