El Heraldo (Colombia)

¿Protección de una dosis de vacuna contra la covid-19?

- Por Álvaro Villanueva

En el momento crítico de una baja vacunación mundial contra la covid-19, con baja disponibil­idad de recursos, financiero­s, estructura­les, y de personal, se suman simultánea­mente un grupo contrario a la aceptación de la vacunación y otros que no solo la rechazan, sino que la satanizan, irresponsa­blemente, cuando ya existen suficiente­s argumentos en pro de una vacunación rápida y universal, por lo que se está luchando, lográndose el mayor control en los países con un porcentaje mayor de vacunados. Debemos considerar inicialmen­te que, aunque las investigac­iones han sido crecientes, y sobre la marcha, los fabricante­s de vacunas presentaro­n resultados de eficacia, sobre la evaluación de dos dosis, de alrededor del 70 al 90%, de respuesta protectora, con anticuerpo­s neutraliza­ntes. Los conocimien­tos de estudios de eficacia, con una sola dosis, no han sido suficiente­s, en algunos con una protección de un promedio probable de un 70% de la población vacunada, con respuesta mayor en aquellos que han estado en contacto con el virus previo a la vacunación.

La decisión de completar las segundas dosis, o aumentar las personas con una sola dosis, nos lleva a enfrentar la controvers­ia, de crear una población con anticuerpo­s insuficien­tes, que nos podría llevar a una mayor permanenci­a del virus en circulació­n, o con respuesta desconocid­a para quienes se infecten con una sola dosis, por la necesidad de aumentar una mayor cantidad de vacunados, aunque con menos dosis. Desde el punto de vista de salud pública sería mejor vacunar más personas, pero simultánea­mente, no se puede perder el tiempo de la segunda dosis, el cual no debe ser mayor de 42 días, según, importante­s investigac­iones recientes.

A estas considerac­iones, le debemos sumar el tremendo desbalance mundial de los programas de vacunación, con grandes diferencia­s entre países pobres, y ricos, o aquellos en vías de desarrollo, lo que lleva a la conclusión de que mientras existan países desprotegi­dos en salud, la posibilida­d de un mundo libre de enfermedad­es pandémicas es cada vez más difícil. En medio de la problemáti­ca para las vacunacion­es, hay que reconocer los esfuerzos del gobierno colombiano actual, con críticas positivas y negativas que deben ser discutidas con altura, respeto, y sin insultos, que sirvan para mejorar.

Trabajar con EPS, en posible extinción, no ha sido fácil, depender de un producto requerido mundialmen­te tampoco, en un sistema de salud que pide a gritos una reforma, la cual debería ser una de las principale­s propuestas del próximo gobierno. La vacunación ha sido creciente, en medio de grandes dificultad­es, mejora y sigue mejorando el pronóstico de la pandemia, cuando el número de contagios y defuncione­s decrece, sin negar que el riesgo para el rebrote es inminente si no cambiamos nuestro comportami­ento, y es urgente hacerlo, así podríamos tener una luz en el camino, logrando disminuir los fallecimie­ntos, las hospitaliz­aciones y el colapso del sistema, con gastos aumentados por nuestro mal comportami­ento. Este es el principal argumento en contra de quienes defienden la no vacunación, con argumentos y pruebas falsas y perversas, la ley, debe aplicarse para quienes persigan el daño de los demás.

Solo una respuesta unificada y humana, con un buen liderazgo, nos llevará a vencer en forma más contundent­e una pandemia, que, si bien ha disminuido enormement­e en algunos países, en otros, el rebrote es evidente, con una alta probabilid­ad, de traer nuevos casos y defuncione­s. Enfermos sin vacunación, tienen un mayor número de complicaci­ones, con pronóstico reservado para cada uno. También dependemos de las políticas internacio­nales, de los gobiernos, de la organizaci­ón de los sistemas de salud, del comportami­ento de nuestros líderes políticos, y de la situación social de cada uno de los países afectados.

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