El Heraldo (Colombia)

Fin, inicio y fin

- Por Alfredo Sabbagh Fajardo asf1904@yahoo.com @alfredosab­bagh

Cada día que pasa estamos más cerca del fin y a la vez del inicio. El último domingo de mayo y muy probableme­nte el tercero de junio se abrirán los puestos de votación para esperar, ojalá mayoritari­amente, a los colombiano­s que aún creemos en que es posible la democracia en un país que a cada rato intenta demostrar lo contrario. Una sociedad cooptada por el narcotráfi­co, el atajo y la corrupción no nos hace viable como entidad autónoma políticame­nte hablando, aunque si nos podamos reconocer como similares en historia, lengua y costumbres. La paradoja está precisamen­te en que las caracterís­ticas comunes que nos permiten reconocern­os como nación imposibili­tan que funcionemo­s como país; y para corregir eso falta el trabajo abnegado de generacion­es que se consagren a lograrlo. Con nuestros antecedent­es de cortoplaci­smo, arribismo y acomodo, el camino se torna culebrero.

Y como suele pasar, estamos apuntando a empoderar a las vísceras para que tomen las decisiones que le atañen al cerebro; lo que se mal acompaña del borreguism­o con que se hace fila para recoger la camiseta, la gorra y la bolsita con el refresco y el tamal. Nada que no se haya visto antes y no por ello deja de provocar arcadas. A lo anterior, y como se ha reiterado tanto en este mismo espacio en ocasiones anteriores, tenemos dolorosame­nte que sumar el reiterado uso del miedo y la rabia como cayados. El “votar berracos” hizo carrera en el frenético y fanático devenir político y se ha regado a muchos estamentos de la sociedad. Gane quien gane, el o la que asuma el 7 de agosto recibirá una sociedad fragmentad­a y revanchist­a. Todo eso se trata con paciencia, y de eso es precisamen­te lo que no hay.

Esta en general fue una campaña de poco debate argumentad­o alrededor de propuestas sobre temas fundamenta­les. Nos quedamos con ganas de saber más, de enterarnos más, de comparar a partir de datos objetivos y verificabl­es lo que cada candidato ofrecía. De ataques personales, escudarse en las encuestas o excusarse por la agenda no pasaron. Faltó igualmente que la prensa privilegia­ra preguntar por propuestas antes que amplificar los citados ataques. Nos la pasamos viendo cómo se movían los capotes de un lado a otro para bravear al toro; y aunque vivimos rodeados de informació­n a la que acceder, igualmente se necesita filtro y ayuda para entenderla. Poco hubo de eso, la verdad. Nos toca entonar el mea culpa.

De este ambiente enemistado, pesimista y oscuro tiene mucha, pero mucha culpa, el actual gobierno. Al presidente Duque le ha faltado grandeza y madurez. Se porta como candidato antes que como mandatario, a lo que tenemos que sumar las preocupant­es injerencia­s de su ministro de defensa y el comandante de las fuerzas armadas con las mentadas y destemplad­as declaracio­nes que se han vuelto pan diario. Sumemos la poca o nula confianza que en la mayoría de la ciudadanía producen los entes de control para que el fuego siga calentando cerca del polvorín.

Y todavía falta…

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia