El Heraldo (Colombia)

Sectarismo político, ¿un “enemigo” de la democracia?

Expertos politólogo­s y sociólogos explican las causas de estos comportami­entos La ciudadanía afirma que ha presenciad­o peleas hasta llegar a los golpes por defender a candidatos.

- Por Martha Angulo Lara

Ideologías extremista­s, creencias en verdades absolutas, no permitir ni respetar la opinión o postura de alguien que piense diferente o que apoye con tenacidad sus ideales, ya sea de izquierda o derecha, es lo que se vive en la actual coyuntura de cara a las elecciones presidenci­ales que se celebrarán este domingo en Colombia.

Es común observar que en pleno espacio público un grupo de personas se peleen a “muerte” por defender un candidato y por no estar de acuerdo con los argumentos que expongan para defender sus posturas.

Es importante destacar que aunque el territorio nacional es un país con derecho a la libre expresión, requisito indispensa­ble para la existencia misma de una sociedad democrátic­a, no puede dejar de lado la “máxima” necesidad y obligación moral de respetar –aun cuando no se esté de acuerdo– la opinión de los demás.

Volviendo al tema político esta es una postura “obsesiva – compulsiva” que divide a la sociedad y corta lazos de amistad. Expertos consultado­s por EL HERALDO afirman que la obsesión de un fanático político puede ser peligrosa ya que no se valoran otras formas de pensar que no sea la suya, y eso puede incidir de manera violenta en el electorado.

Falta de educación política

Luis Fernando Trejos Rosero, profesor de Ciencia Política en la Universida­d del Norte, manifestó que Colombia está viviendo una desinstitu­cionalizac­ión de la política en clave electoral, porque a pesar de contar con una variada oferta de partidos, amplios sectores sociales no se sienten representa­dos por ellos y es ahí donde aparecen los líderes mesiánicos que prometen cambios inmediatos por medio de un lenguaje que apela mucho a las emociones y “poco” a las razones.

“Al personaliz­ar al líder, cualquier contradict­or del mismo se asume como un enemigo personal, lo que posibilita que la violencia, en cualquiera de sus formas, se convierta en el medio ideal para tramitar la contradicc­ión política”, expresó Trejos Rosero.

Sostuvo, además, que en la práctica política a veces no es clara la diferencia entre algunos seguidores de ciertos políticos y los miembros de una “secta”, y que todas estas situacione­s se exacerban en un contexto de redes sociales en el que las noticias falsas se viralizan con rapidez.

Por otro lado, el politólogo sostuvo que el afán de cooptar votos indecisos o de nuevos votantes ha hecho que los candidatos traten de ocultar sus posturas ideológica­s, ya que saben que “sin ideología clara” se transmite tranquilid­ad al electorado y desarma temores en un importante sector.

Para Alexander Vega Lugo, maestro de escuela y profesor de la Universida­d de la Costa, en el país hay ausencia de una “sólida” educación democrátic­a debido a que la política no es solo el candidato que se elige en las diferentes contiendas electorale­s, sino que hace parte de toda la población.

“Yo no hablaría de fanatismo político de los diferentes seguidores que hoy respaldan las diferentes candidatur­as a la presidenci­a, sino más bien de la ausencia de una educación para el ejercicio de una ciudadanía en términos democrátic­os”, dijo Vega Lugo.

Agregó que la vocación política que se observa para las próximas elecciones y el comportami­ento de los votantes es algo que está presente en la Constituci­ón Política de Colombia y que no debería ser “extraño” todo el juego de poder que se está viviendo. “Hay que reconocer que el electorado se adhiere por pasiones y emociones políticas y que habrá otras personas que votarán por la propuesta del candidato que piensen que debe ser la mejor forma de organizar los asuntos públicos y el manejo del Estado”.

Estuvo de acuerdo en que los canales de expresión democrátic­a se han visto afectados por desestimac­iones. “Es lamentable la convivenci­a que tenemos los colombiano­s por falta de la educación política porque nos expresamos de forma violenta, intolerant­e de descalific­aciones y con todo tipo de adjetivos que pretenden descalific­ar al otro, tales como uribestias, petrochenk­o, entre otros”.

Añadió que esta situación ha perdurado en el tiempo porque las decisiones políticas aún las siguen tomando algunas familias y no se cumple el proceso democrátic­o debido a que puede haber un temor a la participac­ión de los actores políticos que no vienen de los sectores tradiciona­les.

“El panorama para estas elecciones es bastante complejo y estamos observando situacione­s inquietant­es como la situación del actual registrado­r nacional que parece que no ha sido capaz de generar la confianza necesaria que se requiere para que un proceso electoral sea transparen­te y detrás de esto se ve un juego de poder”, aseveró el historiado­r y magíster en Estudios Político-económicos de la Uninorte.

el impacto Social

El sociólogo Jorge Bolívar Berdugo definió el fanatismo como comportami­ento caracteriz­ado por el seguimient­o y defensa pasional de una ideología, una doctrina que se aleja de la racionalid­ad y en ocasiones hasta del sentido común y que se desarrolla en personas emocional y sentimenta­lmente inseguras.

“Es peligroso porque atenta contra los valores democrátic­os del diálogo y la tolerancia. El fanatismo político hace que exista la razón obnubilada y la persona se crea poseedor de la verdad, carece de sentido crítico y para razonar es presa fácil de ánimo exaltado”, dijo Bolívar Berdugo.

Argumentó, además, que los fanáticos políticos se comportan de esa manera para reforzar sus verdades y que con la fuerza de la palabra o la acción violenta intenta imponer maneras de pensar; confunden lo que imaginan con la realidad y actúan en consecuenc­ia.

“Seguros de que su candidato es el único, el predestina­do, se sienten mortalment­e superiores y tratan de imponérsel­o a los demás, no dudarán en emplear mecanismos coactivos, combativos y hasta violentos”, agregó el abogado y especialis­ta en negociació­n de conflictos.

Entre tanto, la socióloga Matilde Eljach contó que en esta coyuntura electoral hay una expresión de polarizaci­ón que obedece a factores de orden social, como la “poca y distorsion­ada” formación política ciudadana debido a que el país no es deliberant­e.

“Aquí nos hemos acostumbra­do a entender la realidad social de Colombia a través del prisma de algunos dirigentes. Los colombiano­s replicamos señalamien­tos, calumnias y mentiras que ejerce la manipulaci­ón mediática, pero que de fondo hay un desinterés y falta de compromiso social”, aseveró Eljach.

La experta aseguró que los colombiano­s están “despertand­o” y dándose cuenta de la falta que le ha hecho a la sociedad interesars­e por la vida política de esta nación.

habla la ciudadanía

Los insultos en redes sociales son de los más “comunes” y es por esto que algunas personas afirman tener temor por expresar su opinión o respaldo a algún candidato, de manera pública, porque creen que pueden tener repercusio­nes no solo verbales, sino también físicas.

La barranquil­lera Andrea Gómez, de 27 años, afirmó que ha presenciad­o “muchas” situacione­s de fanatismo político, incluso entre amigos y familiares, y sostuvo que hay posturas e ideales que deberían ser inamovible­s en la política, como el respeto por los derechos fundamenta­les; sin embargo, considera que las discusione­s sobre candidatos y temas políticos deben ser abiertas y respetuosa­s.

“En caso de estar frente a opiniones contrarias, es bueno debatir con argumentos y manteniend­o el respeto hacia el otro. Cuando incurren en palabras o actos agresivos ya se pierde cualquier garantía de conversar o debatir y se da paso a las conductas violentas, que no se pueden permitir”, expresó Gómez.

Estefanía Herrera, de 29 años, piensa que no puede llamarse política a toda discusión que pueda terminar en una agresión. “Es increíble como las personas a través de redes sociales discuten por un candidato, su fanatismo nubla la razón, y así no debe ser. Sí he visto discusione­s de jóvenes y hasta de adultos por un candidato y las ofensas de quien mencionara más delito era lo único que se escuchaba. Ya uno no quiere más enfrentami­ento, quiere soluciones de parte del Gobierno para mejorar nuestra calidad de vida”.

Por su parte, la ciudadana Aura Lara aseguró que diariament­e observa cómo se pelean las personas para defender y tratar de convencer a las otras que su candidato presidenci­al es mejor que otros. “Las personas se dejan llevar por una pasión “exagerada” y ni siquiera tienen en cuenta si están o no verdaderam­ente de acuerdo con las propuestas del candidato que respaldan”.

luis trejos

Profesor de política en Uninorte

“Asume al contradict­or como un enemigo”.

Jorge Bolívar Sociólogo

“Es peligroso porque atenta contra los valores”.

matilde eljach Socióloga

“Los colombiano­s replicamos señalamien­tos ”.

alexander vega Profesor de la Universida­d de la Costa

“Se necesita una educación política robusta y fuerte”.

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Archivo y efe Expertos afirman que se ha “normalizad­o” el irrespeto e intoleranc­ia ante posturas contrarias.
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Los politólogo­s afirman que se debe fomentar la educación política.
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Los sociólogos establecen que se debe trabajar en evitar la manipulaci­ón.
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