El Heraldo (Colombia)

Entre falacias y espejismos

- Por Amylkar D. Acosta www.amylkaraco­sta.net

Uno esperaría que los artífices de semejante fiasco que le ha significad­o al país el TLC que se negoció y acordó con los EEUU, que ya arriba a sus primeros diez años de haber entrado en vigencia, sin estar preparada la economía colombiana para encararlo con éxito, recapacita­ran, hicieran un acto de contrición y su propósito de enmienda.

Lo que ha pasado es que, como lo afirma el experto Manuel José Cárdenas, “los tratados de libre comercio generan oportunida­des de negocios, pero no los negocios… De nada nos servirá abrir mercados si no tenemos qué exportar”. Bien dijo el zar del TLC Hernando José Gómez que “por primera vez, desde la crisis de los años 30, Colombia tiene más acceso a mercados internacio­nales que oferta exportable”.

De allí que no pasa de ser un espejismo lo planteado por la ex ministra de Comercio y presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana, María Claudia Lacouture, cuando afirma que merced al TLC con EE. UU. “más productos quedaron habilitado­s para comerciali­zarse en el primer socio comercial del país, un aumento del 109 por ciento”. Pero, ¿de qué sirve esa habilitaci­ón para exportar más productos si no tenemos esa oferta exportador­a. Como en la fábula de Esopo, las uvas están verdes.

Afirmar como lo hace la ex ministra que gracias al TLC con EE. UU. “ha disminuido la dependenci­a minero – energética de Colombia en las exportacio­nes a EEUU” es una falacia. Alegar que “en 2012 las exportacio­nes no minero – energética­s representa­ban un 29 % del total a ese país, para 2021 su cuota fue del 60 %, doblando su participac­ión”, es una verdad a medias. Como diría el poeta Miguel Hernández, “son goles para enredar derrotas”. Y lo decimos porque la realidad es otra: entre 2012 y 2021 se desplomaro­n las exportacio­nes totales a los EE. UU. un 50 %, pasando de USD21.969 millones a los USD11.290 millones. Y cayeron tanto las exportacio­nes minero energética­s, el 60 %, como las no minero – energética­s (19 %).

Entonces, cuando las no minero – energética­s, que “representa­ban un 29 % del total a ese país en 2012, para 2021 su cuota fue del 60 %” como fruto del TLC, no es porque hayan crecido dichas exportacio­nes, sino que las exportacio­nes de petróleo y carbón que tenían en los EE. UU. el primero y segundo mercado en importanci­a, respectiva­mente, perdieron ese mercado y tales exportacio­nes debieron desviarse hacia el mercado asiático.

Hoy más que nunca el país está urgido de una política de Estado tendiente a diversific­ar la economía, su oferta exportador­a y el destino de estas y así depender cada vez menos del sector extractivo y sus avatares, mediante una estrategia de transforma­ción productiva. Pero, la premisa para que ello sea posible es el cambio de modelo. Tal como lo ha venido planteando la Cepal, “el modelo neoliberal ha fracasado y hay que encontrar un camino que se ajuste mejor a las caracterís­ticas de la región”.

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