El Heraldo (Colombia)

A desaparece­r el suicidio

- Por Roberto Zabaraín Manco rzabarainm@hotmail.com

En el Caribe somos claramente suicidas. Miren la votación: En La Guajira, en Albania, donde hace años Cerrejón genera regalías riqueza y empleo, Petro obtuvo el 72 % de los votos; En Hatonuevo igual, obtuvo el 71 %; en Barranca, la tierra del gran Lucho Díaz, el candidato Petro obtuvo el 67 % de los votos. Pasemos a Cesar: El Paso, donde queda la mina El Hatillo, el único y mayor generador de empleo local y regalías, Petro obtuvo el 68 % de los votos; en La Jagua, el 61 %. Pasemos a Córdoba, donde en Montelíban­o, sede de Cerromatos­o, la más importante mina de níquel, Petro obtuvo el 72 % de los votos. En Cartagena, sede de la refinería más grande del país y principal generador de empleo y regalías, obtuvo el 56 %. La cosa no tendría nada de particular si no fuera porque la bandera más ondeada por Petro fue acabar de un tajo con la minería a la que por todas partes ha calificado como irreparabl­emente dañina. Pero en todos los municipios mineros del Caribe lo hubieran elegido en primera vuelta.

En estas elecciones demostramo­s una irremediab­le vocación suicida, patear nuestra propia lonchera. Nos quejamos del centralism­o, que los cachacos, que las inversione­s, nos quejamos pero nuestro principal enemigo somos nosotros mismos. Fíjense la lánguida votación de Álex en las coalicione­s, y ahora votamos por acabar nuestras fuentes de recursos, mientras que en Meta, Boyacá, Casanare y Arauca, todos departamen­tos petroleros, a Petro lo barrieron. ¿Qué nos pasa? ¿Rebeldía? ¿Estupidez? Preguntas para los sociólogos.

Un consuelo: no somos los únicos. Más del 50 % de los bogotanos votó por el peor alcalde que han tenido. Y el 40 % de los votantes sufragó por quien prometió el caos institucio­nal, eliminar el Esmad, las pensiones y muchas otras estupidece­s. Dizque la gente quiere cambio, pero no lo buscó: Pese a la amenaza, la abstención solo bajó al 55 %, y casi 18 millones se abstuvo.

Empero, Rodolfo significa cambio, y para bien. La gente se aburrió de las pugnas, no quiere saber más de partidos, y por ello el apoyo a Fico de liberales, conservado­res, y demás, en vez de asegurarle un triunfo, lo que produjo fue rechazo. Se pensó en principio que se trataba de un antiuribis­mo impulsado por los mamertos, pero no, se mamaron de Uribe, de Santos, de Samper, de Duque y lo que representa­n. Se mamaron también de Petro y su camarilla, llegó a un techo, no subió, pues sus áulicos tampoco interpreta­ron las señales y continuaro­n con los odios. Petro le bajó el volumen, pero era tarde, se estancó, él no significa cambio sino desastre por años anunciado y rechazado, y entonces la gente se inclinó por Rodolfo, diferente, libre de polvo y paja, sin ninguna cercanía a los mismos con las mismas. Un verdadero cambio.

Políticos y gobernante­s tienen que hacer un alto, un propósito de enmienda, y ubicarse en el país real, para que desaparezc­a el suicidio, pero no los partidos.

Coletilla: Toca reconocer que Vega se sobrepuso a dudas y sospechas, que el debate y los conteos fueron claros y rápidos. Buena cosa.

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