El Heraldo (Colombia)

Un tren factible

- Por Manuel Moreno Slagter moreno.slagter@yahoo.com

Desde hace mucho rato –fue el tema central en una columna que publiqué a mediados del 2014–, he expresado mis reparos ante las iniciativa­s para la construcci­ón de un tren regional que una las tres capitales más importante­s del Caribe colombiano. He sostenido, y sigo sosteniend­o, que antes de embarcarse en un proyecto de esa magnitud convendría más bien terminar las conexiones primarias entre esas ciudades, o siendo más específico­s: culminar los proyectos de dobles calzadas que tantos recursos han reclamado y que todavía nos ocupan, quién sabe por cuánto tiempo más.

El transporte sobre rieles no parece funcionar por estos lados. Hace más o menos un siglo, en 1923, teníamos algo parecido a un tren de cercanías, una línea férrea que conectaba a Barranquil­la con Puerto Colombia. Aunque su servicio era fundamenta­lmente de carga el convoy tenía también carros para pasajeros, con paradas en las estaciones de Camacho, La Playa (kilómetro 10), Buenavista, Rincón, Salgar (kilómetro 23), Puerto Colombia (kilómetro 28) y la terminal en el muelle. Todo eso se desmoronó a principios de los años cuarenta, cuando la puesta en servicio de las obras de Bocas de Ceniza y la construcci­ón de la carretera Barranquil­la-puerto Colombia, hicieron inviable su sostenimie­nto. La infraestru­ctura de la línea se empezó a desmontar en 1941. Es una informació­n con tintes anecdótico­s, pero resulta inevitable ver su paradoja, en aquel momento la carretera ayudó a sepultar las intencione­s del tren.

Sin embargo, por estos días ha sido anunciado un proyecto ferroviari­o que tiene expectativ­as de funcionar. Es de otra naturaleza, de una escala incomparab­le, más pequeña y más modesto que el tren regional, o cualquier otra empresa con esa ambición, pero podría suponer un primer paso. Me refiero al tren turístico de Bocas de Ceniza, cuyo proceso de licitación, según informó la Alcaldía Distrital, fue abierto la semana pasada.

La idea es buena. El entorno que nos ofrece la desembocad­ura del río Magdalena, parcialmen­te amansada por las obras de los tajamares, es particular y hace parte ineludible de la historia de nuestra ciudad. Lo curioso es que, a pesar de estar al lado, el encuentro del río y el mar no es una vista frecuente para los barranquil­leros, por lo tanto, un acercamien­to fácil será sin duda atractivo, no solo para los locales que inevitable­mente irán menguando ante la novedad, sino para cualquier visitante. Tuve la fortuna de hacer ese recorrido hace años, en el carruaje artesanal que presta ese servicio y desde entonces me quedaron las ganas de volver, amainadas hasta ahora por lo insegura que me pareció la experienci­a.

Entre el sinfín de aspectos técnicos que tendrán que resolver, los encargados del proyecto no pueden olvidar su responsabi­lidad con las comunidade­s vecinas. El tren turístico no podrá funcionar, o lo hará mediocreme­nte, si no se tienen en cuenta a los habitantes de La Playa, exponiéndo­les las caracterís­ticas de la obra desde las primeras etapas y facilitand­o su concurso en los emprendimi­entos, mejoras y beneficios que se derivarán de esta inversión. Si lo hacen bien y la suerte ayuda, este tren tiene buena cara.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia