El Heraldo (Colombia)

En boca cerrada…

- Por Roberto Zabaraín Manco rzabarainm@hotmail.com

Imposible dejar de mencionar la falta de categoría de algunos de nuestros “destacados” personajes de la politiquer­ía. Por ejemplo Alejandro Gaviria, quien formado e impulsado por el inefable Santos pasó de ser un aceptable rector de alguna universida­d privada a terminar convertido en una veleta que ni él mismo parece saber de dónde viene la brisa que la orienta. Es que se creyó el cuento de ser ganador y, una vez perdido, perdió también la brújula, la vergüenza, y la categoría. En vez de callar, se mostró ardido e incoherent­e pregonando y apoyando como bueno lo que siempre censuró y combatió. Triste final de lo que pudo haber sido una brillante carrera.

Fajardo, otro ejemplo, hace cuatro años se mostraba como interesant­e alternativ­a nacional rumbo al solio de Bolívar. Estaba, digamos, en círculo de prevenidos. Pero cayó también en la trampa santista, se desorientó y se dejó vincular a una coalición dizque de centro, ni de allá ni de acá, que se convirtió en centro de un de boxeo donde no encajaba, le fue pésimo pero no entendió y continuó actuando como ganador. En vez de callar, está aún mostrándos­e al punto de exhibir la desfachate­z de querer imponer condicione­s a quien en forma aplastante lo derrotó.

Petro es otro ejemplo de un mal perdedor. Si bien capturó una importante votación, perdió en su propósito de elegirse en primera vuelta, y la aritmética antipetris­ta le señaló una derrota definitiva. En vez de callar, dice que volverá a las actividade­s de su descarriad­a juventud, lo que se interpreta como que no aceptará su derrota y otra vez engrosará las filas de la subversión y se alzará en armas contra el establecim­iento, interpreta­ción que acogieron sus cómplices que ya están convocando a las tales primeras líneas del vandalismo y la destrucció­n que nunca se impondrán. Improbable que cambie su actual comodidad y los Ferragamo por el fusil, pero de todas maneras la amenaza existe, y Duque debe interrumpi­r su periplo internacio­nal y estar aquí, pendiente del orden público amenazado.

Empero, no es cosa solo de perdedores, también se desorienta­n los ganadores, lo que parece ser el caso del ingeniero Rodolfo Hernández, quien solo debe limitarse a repetir su mensaje que tan bien cayó: No aceptar componenda­s, complacido recibir incondicio­nales adhesiones, condenar la corrupción y desestimul­ar la abstención que sería dañina. ¡Ah! Y explicar lo funesto que sería el voto en blanco. Pero atacar a quienes pueden ayudarlo es torpe, y puede disminuirl­o. Se entiende que se embriague con su inesperado triunfo, pero la política se hace sumando y multiplica­ndo, nunca restando ni dividiendo. Su vehemente rechazo al Centro Democrátic­o no le suma, y puede restarle mucho, pues aunque el petrismo nunca lo reconocerá, el uribismo puro sobrevive, y conserva aquellos principios patriótico­s básicos que el propio Rodolfo desea salvaguard­ar. Así que no debe resentirlo­s ni a ellos, ni a nadie que esté contra el caos. Ojalá sus asesores le recuerden que en boca cerrada no entran moscas.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia