El Heraldo (Colombia)

‘Inconverti­bles’: El grito de resistenci­a contra las terapias de conversión en Colombia

Un proyecto de ley busca prohibir estas prácticas que aún persisten en el país EL HERALDO dialogó con una víctima de este tipo de tratamient­os.

- Por Jesús Bovea

Danne Aro Belmont es una mujer trans colombiana de 29 años que a los 16 fue sometida a “terapias de conversión” para que dejara de ser homosexual. Su proceso lo vivió en dos comunidade­s religiosas diferentes, ya que sus padres considerab­an que debían asegurarse de que fuera “liberada de este demonio”.

Con el paso de los años, Belmont ha compartido su testimonio para apoyar a las personas trans; sin embargo, aún recuerda con claridad lo que hicieron con ella en dichos encuentros.

Los “rituales de liberación” se desarrolla­ron en dos momentos y ambos fueron sin su consentimi­ento.

En el primero, Danne fue llevada a una iglesia cristiana evangélica, en la que le vendaron los ojos y la acercaron al centro del templo en donde se encontraba el púlpito. Cuando le develan los ojos, se encontró rodeada de varias personas que ya conocían todo sobre ella, porque sus padres les habían puesto al tanto. En medio de jornadas de oración y ungimiento­s, que duraron poco más de una hora, el pastor mencionaba que: “Iban a sacar un demonio que habitaba en su cuerpo y que le hacía ser gay”.

Danne afirma que después de las sesiones quedaba muy cansada, y que le decían que esto se debía a que los espíritus estaban “abandonand­o su cuerpo”.

Una vez terminada la reunión le preguntaro­n que si aún seguía siendo homosexual, a lo cual, por temor, respondió que no, porque ya había sido liberada.

Varios meses después, Belmont fue nuevamente sometida a un segundo momento de terapia, esta vez a las afueras de Bogotá, en un retiro para jóvenes, organizado por una comunidad católica: “Me hacían exorcismos, lanzándome agua bendita. Ponían cirios por todos lados, me hacían cruces con cenizas y hablaban del demonio que habitaba en mí, del cual debía renunciar para poder acercarme a la iluminació­n”.

El encuentro duró seis días, y durante este tiempo la obligaron a rezar, amenazándo­la con no brindarle comida, ni dejarla dormir: “Esta última intervenci­ón tuvo algo en particular, y es que como yo no decía que había dejado de ser gay; entonces, no me dejaban dormir o comer, con el fin de doblegar la carne y vencer el pecado”.

En Colombia, las mal llamadas “terapias de conversión” carecen de los certificad­os de las institucio­nes psicológic­as oficiales que permiten que sean considerad­as como tal.

Ante la ley, estas prácticas que buscan forzar la orientació­n sexual y negar la libertad de escogencia de identidad de género a través de rituales místicos, utilizando la fuerza física y en algunos casos maltratand­o, no son consecutiv­as a delito.

“EL NÚMERO DE VÍCTIMAS ES ALTO”

Según el informe de la fundación Thomson Reuters, una de cada cinco personas LGBTIQ+ ha sido sometida a algún tipo de terapia de conversión en Colombia, y entre las personas trans, una de cada tres.

Frente a estas estadístic­as surgen muchas preguntas alrededor de lo poco o nada que se sabe del tema.

Desde la organizaci­ón internacio­nal All Out, en conjunto con la investigac­ión que adelantó la revista ‘Volcánicas’, se lanzó una campaña que recaudó más de 40.000 firmas exigiendo la prohibició­n de estas prácticas en el país.

Por ello, el 10 de mayo el partido centro Alianza Verde, en cabeza del Representa­nte a la Cámara por Bogotá Mauricio Toro radicó ante el Congreso un proyecto de ley que busca proteger

las personas LGBTIQ+, de ser sometidos en estas “terapias de conversión”.

“En Colombia estas terapias estaban soterradas, pero descubrimo­s que es supremamen­te alto el número de víctimas que encontramo­s y estas torturas físicas y psicológic­as a las que son sometidos no pueden seguir dándose, no pueden seguir vulnerando el libre desarrollo de los colombiano­s”, afirmó a EL HERALDO Mauricio Toro.

‘Inconverti­bles’ es el nombre que lleva el proyecto de ley que busca incidir en tres grandes ejes. El primero es prohibir este tipo de prácticas en Colombia, ya que no poseen ningún tipo de validación científica; segundo, regular los fondos del Estado que se destinan a las organizaci­ones que realizan este tipo de terapias y tercero, promover una ruta de atención a personas LGBTIQ+ y sus familiares para que reciban acompañami­ento psicológic­o adecuado en su proceso de aceptación de la diversidad.

POLÉMICO APLAZAMIEN­TO

Este martes fue suspendido en el Congreso el proyecto que prohíbe este tipo de terapias. Su autor Maua ricio Toro fue recusado por su orientació­n sexual y por ello se truncó, por ahora, el trámite de la iniciativa hasta que la Comisión de Ética resuelva el recurso.

“La homofobia se pasea por el Congreso de la República. En el debate de nuestro proyecto , radicaron una recusación en mi contra por el hecho de ser gay; por eso, no puedo presentar proyectos para proteger a mi comunidad”.

El activista cristiano Jonathan Silva, autor de la recusación contra el parlamenta­rio, dijo que “ser de la comunidad LGBTI sí hace una diferencia. No estoy recusando a Mauricio Toro por su orientació­n sexual, sino por su activismo (...) Es un peligro para la sociedad decir que se impide todo esfuerzo por ayudar a aquellas personas que siendo homosexual­es o transexual­es buscan ayuda espiritual. Ellos pueden cambiar a través del poder del Evangelio”.

GRAVES DAÑOS PSICOLÓGIC­OS

Cris Guerrero Olaya se desempeña en la dirección del área psicosocia­l de la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a personas Trans (Fundación GAAT). Explica que los pensamient­os suicidas, la depresión y la ansiedad son solo algunas de las muchas consecuenc­ias que estos procesos dejan a las víctimas.

“Desde las perspectiv­as psicosocia­les, las terapias de conversión poseen puntos de encuentro como los diferentes tipos de violencia, las creencias, los prejuicios y las representa­ciones negativas que se infunden alrededor de la orientació­n sexual diversa o el cambio de identidad de género, considerán­dolas una enfermedad o una posesión demoniaca”.

Guerrero también asegura que dentro de la narrativa de las experienci­as de las víctimas de este tipo de prácticas se encuentran afecciones a la salud mental como variacione­s en la autopercep­ción, baja autoestima, rechazo por la identidad de género u orientació­n sexual, que pueden terminar en el suicidio.

UNA MIRADA DESDE EL CARIBE

Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, sostiene que desde su colectivo brindaron acompañami­ento a las investigac­iones que hicieron posible la radicación el proyecto de ley ante el Congreso.

“Las terapias de conversión poseen cinco elementos en común: el primero es que se infunde una concepción que califica lo bueno y lo malo, asociando la diversidad sexual a este último; segundo, se usan argumentos religiosos para reafirmar la moralidad heterosexu­al; tercero, se usa la negación de la identidad sexual de los individuos; cuarto, ante la negación de la identidad se crean lapsos de perdida de la misma; quinto, la tutoría de los padres permite que los menores, que son la mayoría de las víctimas de estas terapias, pueden caer en estos encuentros en contra de su voluntad”.

Castañeda también añade que son pocas las denuncias al respecto, debido a la naturaliza­ción de esta práctica; a esto se suma que el mayor número de individuos sometidos a las terapias son menores de edad. Estas dos situacione­s impiden tener claridad sobre este panorama.

A partir de la radicación de ‘Inconverti­bles’, diferentes colectivos y organizaci­ones sociales han notificado un aumento considerab­le en el número de denuncias de estas prácticas.

Actualment­e son ocho los países donde han sido prohibidas, entre ellos: Brasil, (1999) Chile (2021) y Ecuador (2014).

DANNE ARO BELMONT

Directora de la fundación GAAT.

“Este tipo de violencia no puede seguir siendo naturaliza­da”. CRIS GUERRERO

Dirección psicosocia­l en GAAT.

“Estas practicas crean serios problemas a la salud mental”. MAURICIO TORO

Representa­nte a la Cámara por Bogotá.

“Creíamos que estas practicas habían quedado en los años 80”. WILSON CASTAÑEDA

Director de Caribe Afirmativo.

“En el Caribe también hay casos. Estas terapias deben desaparece­r”.

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Cortesía ‘Inconverti­bles’ es el nombre del proyecto de ley presentado en el Congreso de la República el pasado martes 10 de mayo por el congresist­a Mauricio Toro.
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Las terapias de conversión tuvieron un auge durante los años 80 en el mundo; en Colombia aún son legales.
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