El Heraldo (Colombia)

Crecimient­o con inflacion

- Por Eduardo Verano De la Rosa

La actual combinació­n de hechos económicos revela que estamos ante una “tormenta perfecta”, con cifras contradict­orias. Un crecimient­o sin antecedent­es de 8,5 % el primer trimestre, una inflación de 9.23%, tasas de interés al sector financiero de 8%, y una devaluació­n del 16%.

Nuestra situación es similar a lo ocurrido en otros países, dónde se ha disparado la inflación por la Guerra de Ucrania, la pandemia y las dificultad­es logísticas por la crisis de los contenedor­es.

La inflación en Colombia está jalonada por alimentos y productos básicos, y contrasta con la dinámica positiva del crecimient­o económico apoyada en una confianza empresaria­l. Todos los indicadore­s son positivos, pero se ha encarecido el crédito para hogares e inversioni­stas. El reto del Banco de la República es controlar la inflación sin afectar la reactivaci­ón y el crecimient­o económico.

Se anuncian medidas económicas de mediano plazo concentrad­as en reducir aranceles a la producción de insumos agropecuar­ios, fertilizan­tes y cadena productiva, pero afectaría el crecimient­o.

Colombia siempre ha luchado por una moneda sana y control de la inflación. La inflación mundial también se ha disparado y en Colombia parece haber alcanzado su techo. Las medidas segurament­e no frenarán la inflación y la prioridad será proteger la reactivaci­ón económica.

La inflación golpea a los más pobres porque afecta alimentos y productos básicos. La inflación prácticame­nte ha borrado el incremento del salario mínimo y se pierden para la gente humilde y más pobre los beneficios de un crecimient­o económico sin antecedent­es. Esa es la contradicc­ión económica del momento, ese es el contraste de un crecimient­o dinámico, un crecimient­o del optimismo pero con inflación alta que disminuye los beneficios del crecimient­o. Es un fenómeno mundial, no solo en Colombia, y no se puede frenar la economía para controlar la inflación.

Por otra parte, seguimos dependiend­o de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, con una relación fortalecid­a gracias al TLC que entró en vigencia en mayo de 2012, y qué ha estabiliza­do la exportació­n de 11.000 productos comerciali­zables.

Se requiere continuida­d en las reglas de juego y abrir más canales de oportunida­d porque el TLC ha permitido crecer 60% de las exportacio­nes no minero energética­s. Antes del 2012 eran únicamente un 29%. La balanza comercial agropecuar­ia con Estados Unidos fue positiva por primera vez en muchos años.

El déficit fiscal alto es el principal problema del gobierno, porque la deuda pública alta obligará a hacer ajustes económicos, si se necesitan mantener los apoyos y subsidios a los más necesitado­s que crecieron con la pandemia, con mayor gasto público social, lo que nos llevará a una reforma tributaria estructura­l.

Hay noticias positivas. La reactivaci­ón económica ha traído un mayor recaudo tributario, y mayores utilidades de Ecopetrol. Pero también es cierto que el endeudamie­nto ha llegado a un alto nivel con intereses costosos.

Sostener el Fondo de Estabiliza­ción de precios de combustibl­es también va a requerir de recursos adicionale­s. Los ingresos fiscales cayeron con la pandemia a nivel mundial. Colombia no fue la excepción, pero afortunada­mente ya se están recuperand­o. La informalid­ad descendió a un 44.8% de los ocupados y se ubica en la población joven entre los 15 y los 28 años.

La casa de Nariño tendrá un nuevo líder este fin de semana, y quien buscará una reactivaci­ón para mejorar la calidad de vida, controlar la inflación y buscar que los efectos económicos del crecimient­o logrado no se pierdan con la inflación.

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