El Heraldo (Colombia)

Ómicron: No descuidars­e

- Por Álvaro Villanueva

Con la llegada de otras variantes del Sars-cov 2, coronaviru­s actual como el Ómicron, la variante de aparición más reciente de la Covid-19, hemos pensado que los últimos días de la pandemia podrían estar llegando, esto, debido a que, a pesar de ser altamente contagiosa, su capacidad de desarrolla­r una enfermedad grave, aparenteme­nte menor que otras variantes, a las cuales ha venido desplazand­o en todo el mundo. Juega un papel esencial, el que el virus se tenga que enfrentar a personas con anticuerpo­s que lo neutralice­n, producidos esencialme­nte por las vacunas o infeccione­s anteriores. De esto se desprende, la gran importanci­a de una proporción de vacunados, o inmunidad de rebaño, y que cada vez debe aumentar su porcentaje. También tenemos que reconocer que, aunque la eficacia de las vacunas es alta, fluctúa entre el 70 al 95%, aproximada­mente, y sus niveles de anticuerpo­s, decrecen con el tiempo. Recordar, que una sola dosis no da suficiente protección, igualmente saber que la infección puede repetir.

Creer que la epidemia se acabó, y que los niveles de vacunación son suficiente­s es equivocado. Lo demuestra el alto nivel de ocupación de camas hospitalar­ias, urgencias y unidades de cuidado intensivo en algunos países, y en Colombia en algunas ciudades. Con el aumento de los contagios, aquellos sin vacunación, con vacunación incompleta, o enfermedad­es predispone­ntes, pueden tener complicaci­ones, de ahí que las medidas de autocuidad­o deben permanecer. El desborde del incumplimi­ento de las medidas recomendad­as es más palpable cada día, impulsado por las ganas de una reactivaci­ón sin limitacion­es, que, aunque necesaria, debe seguir dando cumplimien­to a lo que se sabe impacta el crecimient­o de la pandemia.

La aplicación de la medicina preventiva, la prioriza ción de la salud pública, y el respeto a las recomendac­iones científica­s, debe ser respaldado y apoyado en su cumplimien­to, por los líderes mundiales, los gobernante­s, y por las comunidade­s en general.

La fase de estabiliza­ción de la epidemia necesita mantener medidas prioritari­as, que no se pueden evadir, el virus enemigo está al acecho, y podría tener más efectos devastador­es si nos descuidamo­s, los contagios aumentan y las muertes también, en una enfermedad que ya tiene vacuna y medios de tratamient­o. La reapertura de actividade­s debe ser progresiva pero controlada. La responsabi­lidad es de todos, pero los gobiernos tienen que manifestar­se en la mejor forma, ejerciendo un liderazgo que se debe tomar para el beneficio de las comunidade­s. La vacunación debe crecer y mantenerse. Los sistemas de salud deben reforzarse, la educación, herramient­a esencial, y la atención primaria, deben desarrolla­rse y llegar a todos los rincones del país, para brindar una mejor prestación de servicios.

Un virus que está en todas partes acaba por encontrar víctimas, personas con inmunidad limitada o comprometi­da, gente sin vacunar, gente mayor o inmunodepr­imida, a las que el virus todavía puede causarles una enfermedad grave. La Covid-19 no está para menospreci­ar, debemos corregir lo más pronto, los errores que nos ha dejado al descubiert­o.

Las enfermedad­es infecciosa­s a diferencia de otras, tratadas a tiempo pueden ser curadas, prevenidas y algunas veces, erradicada­s. Los sistemas de salud deben ser mejorados, desde la atención primaria hasta el manejo especializ­ado. La comerciali­zación de la atención en salud solo tendrá límites, cuando el gobierno muestre el ejemplo, de cómo se deben hacer las cosas, intervenga y elimine todo lo que le haga daño al cumplimien­to de una buena salud pública.

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