Un Varón en Directors’ Fortnighrt
La ópera prima del colombiano Fabián Hernández, que se presentó en el pasado Festival de Cannes en la sección paralela conocida como Directors’ Fortnight, registra su propia experiencia de adolescente en uno de los barrios de la ciudad de Bogotá.
Utilizando actores no profesionales, el director es capaz de sumergirnos en la vida de los muchachos jóvenes que, carentes de hogar, se ven obligados a vivir en refugios juveniles, exponiéndose a las duras condiciones de esta vertiginosa urbe.
Para mostrar el ambiente en que viven, la cámara enfoca a cada uno de ellos describiendo su experiencia cotidiana con la dureza y valentía que corresponde a los de su condición. La calle los atropella y los absorbe, dicen y “para que no te coma vivo tienes que demostrar que eres hombre”.
Después de ubicarnos en el medio en que se encuentran, la historia se centra en el personaje de Carlos (Dilan Felipe Ramírez Espitia, actuando por primera vez), un muchacho de bajos recursos cuya madre se encuentra en la cárcel y no tiene otra opción más que cobijarse en dicho establecimiento.
A pesar de que su comportamiento y su físico no le favorecen, intenta mimetizarse con el medio a través de un corte de pelo, teniendo una relación con una prostituta, y hasta prestándose a actividades ilícitas, como su grupo social le impone. Pero en su interior Carlos se debate, no se conforma con el estereotipo agresivo y violento del pandillero y en sus pocos momentos de soledad logra rescatar algo de su propio ser. Su carácter sensible y su apariencia andrógina le crean dudas que van cobrando fuerza, en especial cuando contrasta con el momento festivo que vive la ciudad en la época navideña.
En tales momentos Carlos sueña con reunirse con su madre y con su hermana Nicole (Juanita Carrillo Ortiz), la cual, como mujer, experimenta la ciudad de otra manera, no menos violenta y decadente, marcada también por los estereotipos machistas del entorno.
La película resulta tan realista que bien podría ser un documental, aplicable a cualquier país latinoamericano. Pero, aunque el tema lo hayamos visto anteriormente, Un Varón tiene su particularidad en la manera como presenta los hechos, sin arandelas, sin ilusiones falsas ni dramáticos desenlaces, centrándose más en la parte reflexiva y sensitiva del personaje. La cámara, a cargo de Sofia Oggioni, contribuye a ello a través del uso de primeros planos y encuadres que logran introducirnos en la psiquis de los personajes.
Por eso salimos del auditorio pensando en este complejo panorama y cuestionando el callejón sin salida que confrontan estos individuos desde muy temprana edad. No son necesarias las conclusiones, porque ya las conocemos. Sólo resta esperar que alguno le haga jugada al destino y, con convicción, fortaleza y suerte, pueda salir adelante y relatar su historia a través de una película.