Una nueva oportunidad
El pasado miércoles se conoció de manera oficial, el final de la licitación de la APP del Rio Magdalena, por una de las razones que rara vez sucede en la contratación pública, la ausencia de proponentes; sorprende que haya sucedido, pues el cambio más importante que se había introducido a los pliegos, era aquel que promovía un mayor número de proponentes; y es muy curioso que esto haya sucedido, pues como lo anunciara en varias ocasiones la Ministra de Transporte, el cambio más importante que se había introducido a los pliegos, era aquel que promovía un mayor número de proponentes. Si se tiene en cuenta que a la licitación que se adjudicó en el 2014 se presentaron nueve consorcios, conformado por empresas nacionales y extranjeras, habría que señalar que este cambio no surtió efecto.
Las primeras declaraciones del gobierno nacional para justificar este fracaso, señalan como causas la volatilidad del dólar y la inestabilidad del mercado internacional. No, el fracaso obedeció a que esta APP estuvo mal estructurada y en reiteradas oportunidades expertos lo afirmaron, pero no fueron escuchados. Mucho dinero gastado y tiempo perdido se hubiera podido ahorrar con una sola llamada, para enterarse de los problemas de esta licitación.
Los anuncios posteriores, apuntan al redireccionamiento de los recursos apartados para esta APP y orientarlos hacia obras de mantenimiento en el canal navegable y a una futura inversión en el Puerto Nuevo, una iniciativa adelantada por el alcalde Pumarejo, para construir un muelle flotante en el mar próximo a la desembocadura del rio, aligerar en él la carga y a través de barcazas, movilizarla hacia los terminales ubicados en el continente. La idoneidad de los asesores del Distrito, permiten ser optimistas sobre el éxito de esta nueva iniciativa. Pero de ninguna manera pueden presentarse estas inversiones como un plan B a la fracasada APP. No puede ser, pues no se dice nada sobre el objetivo de hacer del Magdalena un rio habilitado para la carga de barcazas desde el interior del país hasta el caribe. Es solamente un cambio de política pública a la carrera, para cumplir con su obligación y para que la frustración de los portuarios y de la administración distrital se aminore. .
El Presidente electo haría bien en convocar a la dirigencia del país, para revisar entre todos la mejor manera de cumplir con este sueño, partiendo de los estudios completos que tiene Cormagdalena, hacer los ajustes necesarios e iniciar lo más pronto posible una nueva contratación pública internacional. Existen propuestas como la de preservar el tramo del rio habilitable hasta Puerto Salgar -. La Dorada; nunca pudo explicar este gobierno la razón para pretender llevar el rio sólo hasta Barrancabermeja y abandonar el tramo de mayor importancia para provocar la revolución en la infraestructura de transporte del país. Otra propuesta positiva es mantener en el contratista los riesgos constructivos y no compartirlos con la nación; ya quedó demostrado que este gesto que tuvo el presente gobierno no era necesario para atraer más proponentes y si es motivo de grandes y graves consecuencias en la administración del contrato: También parece correcto separar el rio y darle al canal navegable de Barranquilla un tratamiento contractual distinto que al del resto del rio aguas arriba. Que el fracaso se convierta en una nueva oportunidad para el rio.