El Heraldo (Colombia)

Solución compleja

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Es recurrente escuchar a los políticos hacer promesas que bien es sabido, en muchos casos no cumplirán, ya sea por imposibles o por falta de voluntad. El populismo manipula las necesidade­s y anhelos del votante, quien sólo escucha lo que desea escuchar y espera se cumpla lo que escucha. Cuando esperamos que los demás resuelvan los problemas que nos atañen y esto no sucede, vienen las frustracio­nes y desilusion­es, pero lo grave de esto es cuando la histo- ria se repite sin solución a la problemáti­ca y, como el jugador empedernid­o, vuelve al albur en las mismas circunstan­cias y con los mismos elementos montándose en una noria imparable. Parte de romper este círculo vicioso es necesario depender de sí mismo, confiando en capacidade­s propias. Nadie sale de pobre mendigando, dependient­e de la caridad de los demás. Nadie se supera por acción ajena, solo la acción propia lo supera. Es como pretender engordar viendo comer a otro. La superación del joven solo se efectuará cuando su voluntad corte el cordón que lo une a sus mayores.

No pretendo decir que desprecie el apoyo de otros. Una sociedad que pretende subsistir a punta se subsidios del gobierno de turno es una sociedad destinada a la miseria, cosa diferente a la ayuda en situación de emergencia porque el estado tiene una reserva para apoyo temporal, en este tipo de circunstan­cia. Estas ayudas de manera crónica tornan perezosa a la sociedad y la vuelven pordiosera, conforme con cualquier limosna que diluye su progreso. Esto podría ser la causa del incremento de suicidios en personas de la tercera edad.

A ninguno de los candidatos se le ha escuchado decir en abrir las puertas de entrada a capitales extranjero­s y el retorno de capitales fugados, que generarían producción y, por ende, puestos de trabajos. A los hijos hasta cierta edad se les da el pescado, mientras se les enseña a pescar. Para el desarrollo del país no solo se necesitan profesiona­les universita­rios, también son necesarios los técnicos. Nadie habla de eso, sólo de una corrupción crónica que se acabaría con lavado de conciencia a todos los niveles de la sociedad. De la tal reforma agraria, tocada tangencial­mente en época de elecciones, solo es tilín y tilín cuando se habla de un alto porcentaje de tierras estatales baldías mientras existe una mano de obra campesina desocupada y se destruyen las pocas vías terciarias existentes, necesarias en la extracción de los productos del campo hacia los grandes conglomera­dos humanos. Mientras en Colombia existan quienes piensan con mente minusválid­a el desarrollo de la nación se verá afectado.

Ulises Rafael Rico Olivero

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