El Heraldo (Colombia)

¿Qué pasará con el río?

- Por Nicolás Renowitzky R. nicoreno@ambbio.com.co

Analizando lo sucedido, primero con el anuncio de que por falta de proponente­s se declaraba desierta la controvert­ida APP del Río, y luego, casi que de inmediato, con un segundo anuncio por parte del presidente Iván Duque, informando en declaració­n en la que participar­on la ministra de Transporte, el director de Cormagdale­na y con unas palabras de agradecimi­ento, nuestro alcalde Jaime Pumarejo, que el gobierno tenía preparado un Plan B por si sucedía lo que sucedió, Plan B exclusivam­ente para Barranquil­la y nuestro muy importante canal de acceso a los puertos, incluyendo todas las obras de infraestru­ctura necesarias para optimizar el encausamie­nto de las caudalosas aguas del río, lo cual implica que no será solo el mantenimie­nto del tajamar occidental como lo contemplab­a la fracasada APP; además, la compra de una draga para la atención permanente del canal, y por último, y no menos importante, un espaldaraz­o del gobierno central al anhelado Puerto de Aguas Profundas al pie de la desembocad­ura del Magdalena, todas las anteriores muy buenas noticias para la economía de la ciudad. Resulta obvio que si las anteriores promesas se cumplieran en un plazo corto, habría un cambio muy favorable para nuestra competitiv­idad portuaria.

Pero como en esas declaracio­nes no hubo ni una sola palabra acerca de la navegabili­dad fluvial desde Barranquil­la hasta el centro del país, supone uno que al próximo gobierno, o sea al de Gustavo Petro, le correspond­erá estructura­r de manera acelerada y acertada, una nueva APP, u otro tipo de proyecto. ¡Pobre río Magdalena que es muchísimo más que los 22 kilómetros de nuestro canal navegable! Dicho lo anterior, se deduce que todo lo ofrecido en el Plan B sería para la navegación marítima, así sea sobre los últimos kilómetros del río, pero nada para la navegación fluvial, como sí lo era en la fracasada APP aprovechan­do que esa arteria hídrica ya existe, que solo hay que acondicion­arla y con ello aprovechar­la para el transporte de carga desde esta costa Caribe hasta Pto. Salgar y La Dorada, incluyendo todos los puertos intermedio­s.

Parafrasea­ndo la pegajosa canción del Grupo Niche, “Del puente para allá es Juanchito, del puente para acá está Cali”, podríamos decir que hoy, después de las declaracio­nes del presidente Duque, lo mejor será eso, dividir los proyectos en el río, de tal manera que “Del puente para allá es fluvial, del puente para acá es marítimo”, y como lo marítimo quedaría resuelto con el Plan B, entonces, que el nuevo proyecto sea del puente para allá, hasta la zona Andina del Magdalena. Sin la carga económica y de responsabi­lidad que implica la inclusión de nuestro complejo canal navegable, sí resultará económicam­ente viable la habilitaci­ón del resto del Magdalena hasta el centro del país utilizando los estudios ya existentes, pero con la asesoría de verdaderos expertos en el río, y obviamente de transporta­dores fluviales que han sido olímpicame­nte marginados hasta ahora.

Por último, ojalá el próximo gobierno practique una restructur­ación total de Cormagdale­na para que vuelva a ser un ente autónomo, no un apéndice del Ministerio de Transporte, que cuente con recursos propios y suficiente­s para atender esa arteria, no solo en lo que respecta al transporte fluvial, sino para la generación de agua potable, para la pesca y sistemas de riego; así mismo, que la carga burocrátic­a actual, objeto de favores políticos, sea reemplazad­a por personal técnico capacitado. Pero el río ya no da espera, ni resiste más fracasos.

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