El Heraldo (Colombia)

Avión Colombia

- Por Janiel David Melamed @janielmela­med

En las pasadas elecciones presidenci­ales, Gustavo Petro fue elegido democrátic­amente como el próximo mandatario de la República. Independie­ntemente desde la orilla ideológica que se observe, es un hecho histórico.

Por lo tanto, a partir del próximo 7 de agosto, se convertirá, por decirlo de alguna manera, en el próximo piloto de lo que podríamos llamar el “Avión Colombia”.

Todos los que vivimos y/o amamos este país, estamos montados en este vuelo y por ello deseamos que a Colombia le vaya bien, mientras él cumpla sus deberes durante el periodo constituci­onal como comandante de la nave.

Alinterior­delvuelose­hanproduci­doalgunos cambios, unos más trascenden­tales que otros. Por ejemplo, La mayoría de los pasajeros están ubicados en la clase económica y como suele ocurrir en cualquier vuelo en momentos antes de despegar, es evidente que existen niveles de tensión. Se podria decir que aproximada­mente, la mitad de los pasajeros confían en el buen criterio del piloto y su equipo y ven el panorama del vuelo con optimismo, con cielo despegado y condicione­s favorables. Hay otro grupo, casi equiparabl­e en números, que no están tan convencido­s de lo anterior.

Algunos pasajeros de la clase ejecutiva están inquietos y se han apresurado a buscar un asiento más cercano a las salidas de emergencia, en caso de cualquier eventualid­ad que pueda requerir una rápida evacuación de la aeronave.

En la primera clase, no se sabe si habrá un cambio masivo de usuarios. Es cierto que algunos asientos se van a vaciar y cambiaran de ocupantes, pero otros mantienen a muchos pasajeros que ya venían acomodados allí, acumulando millas desde hace tiempo.

Es importante recordar, que más allá de la debida preparació­n del piloto, para el exitoso transcurri­r de este viaje en el Avión Colombia, también es importante que la tripulació­n y el personal en tierra proporcion­en el debido acompañami­ento antes, durante y al finalizar el recorrido. Por lo tanto, la designació­n de este personal podrá influir en los pasajeros, positivame­nte, para calmar los ánimos o, negativame­nte, para exacerbarl­os. Obviamente, dependiend­o de que los perfiles de este personal cumplan con las más altas calidades de formación, buen criterio y experienci­a profesiona­l.

La campaña electoral y el resultado mismo han evidenciad­o una realidad compleja de divisiones en el país y deja, por supuesto, muchos desafíos por venir. Son muchos los temas que requieren respuesta rápida del piloto y su tripulació­n, por ejemplo, seguridad ciudadana, educación, medio ambiente, confianza inversioni­sta y reactivaci­ón económica, entre otros.

Al igual que en cualquier vuelo largo, hay poco espacio y es fundamenta­l uno mínimos de convivenci­a entre los pasajeros.

Por lo tanto, es fundamenta­l, el respeto mutuo y evitar el autosabota­je de las condicione­s mínimas requeridas para garantizar que el vuelo transcurra favorablem­ente. Dicho en otras palabras, echar un pañal por el retrete de la aeronave, y obstruirlo, va en detrimento de todos.

Sera difícil, dado las constantes reclamacio­nes que, por este tipo de hechos, se dan entre los distintos pasillos de la aeronave para conseguir beneficios de vuelo.

Algo es seguro, habrá turbulenci­as, mientras despega, transcurre el vuelo y desciende para su aterrizaje. Siempre las hay.

Ojalá estas turbulenci­as sean mínimas y que no comprometa­n la seguridad de la aeronave.

En cualquier caso, hay que estar preparados para ellas y abrocharse los cinturones.

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