El Heraldo (Colombia)

Los columnista­s, ¿para qué?

- Por Nicolás Renowitzky R. nicoreno@ambbio.com.co

Esa pregunta me la he hecho desde hace décadas. Con más de 1.400 columnas publicadas en EL HERALDO, y muchísimas de esas dedicadas a presentar de manera desinteres­ada propuestas de ciudad, no puedo negar que aunque mi aspiración haya sido siempre que mis mensajes lleguen a la mayor cantidad de lectores, no es menos cierto que en el fondo he aspirado a que lleguen también a aquellos funcionari­os que en ese momento han tenido la responsabi­lidad del tema expuesto. Y obviamente, que les haya parecido interesant­e y viable lo propuesto. Pero, ¿cómo saberlo si solo tres funcionari­os en más de 40 años se han dado por enterados? Tres respuestas que aún conservo, y de estas dos fueron para refutarme. Recibo decenas de mensajes y correos de lectores, pero de ellos nada. En muchas oportunida­des lo propuesto se materializ­a posteriorm­ente, unas veces al poco tiempo, y obviamente, ni la más remota idea si mi columna influyó o no en su desarrollo. Pero otras, y me duele por el tiempo perdido, 10, 20 y 30 años después de haberlas propuesto, demostrand­o que sí eran convenient­es. Por lo anterior siempre he pensado que, en líneas generales, no les agrada que estas propuestas sean presentada­s públicamen­te en una columna, y esto quizás porque preferiría­n que lo que ellos hicieran fuera o pareciera de su autoría. Cuestión de vanidades, pienso yo. Aunque debo reconocer que algunos funcionari­os públicos de alto rango sí han mantenido sus pies en la tierra sin encumbrars­e con los cargos. Pero la proporción no es la deseada, ni medianamen­te.

Y no hablo solo por mí, sino porque es lo que aprecio analizando a verdaderos columnista­s de opinión, conocedore­s de su oficio periodísti­co, pero más aún, de los temas que manejan. No mencionaré nombres, pero analizo que expertos en educación, deporte, salud, economía, política, historia, en el agro y sus diferentes frentes, en actividade­s empresaria­les, y en otros temas más, que exponen de manera brillante y clara, con sus conceptos y propuestas, casi de forma incontrove­rtible, deben sufrir el mismo desgaste. Supongo yo que solo les queda la satisfacci­ón de haber procurado aprovechar sus espacios, tanto impresos como de manera virtual, para demostrar que sí hay posibilida­des de mejorar, eventualme­nte sabiendo que sus propuestas y observacio­nes solo quedarán en las mentes de miles de lectores, cuya mayoría las aprueba, obvio que no todos lo harán, pero que serán olímpicame­nte ignoradas por aquellos a quienes sus columnas van dirigidas de manera directa.

En el caso particular mío, que no soy periodista de profesión, sino un ciudadano común y corriente que solo intento aportar ideas, transmitir propuestas de ciudad o región, empleando el sentido común y alguna experienci­a ganada durante viajes en los que aprecio soluciones urbanas de fácil implementa­ción local, me anima la respuesta y el reconocimi­ento de mis lectores a través de años, pero mentiría si no manifestar­a que preferiría percibir también algo de interés por parte de esos funcionari­os, y ojalá puestas en práctica por aquellos a quienes de manera directa estas son dirigidas, aunque no haya incluido nombre propio en el artículo.

Nuestra ciudad es susceptibl­e de gran cantidad de cambios para mejorar, y no solo aquellos que se les ocurre a quienes están en la administra­ción del Distrito. Nuestra movilidad vehicular es el ejemplo vivo de lo que aquí comento. Pero normalment­e las propuestas de los columnista­s son olímpicame­nte ignoradas.

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