El Heraldo (Colombia)

PONERSE DE ACUERDO

- POR JULIO CÉSAR HENRÍQUEZ @Juliocesar­ht

¿Qué vamos a comer hoy? Le preguntó a su esposa, advirtiénd­ole antes que no le respondier­a como en la frase final de una gran novela de Gabriel García Márquez. Decide tú, le respondió. ¿Pero vamos a ir a la playa, al malecón o al centro comercial? El niño quiere ir al parque de diversione­s o a cine. Es lo uno o lo otro, porque enero es muy largo.

¿Dónde jugaré este año? Se preguntaba un jugador de béisbol mientras empezaban las ligas de invierno y tenía ofertas en tres continente­s. Su representa­nte le aconsejaba con la frase de una canción de moda: No cambies un Rolex por un Casio.

¿Quién será el embajador en Rusia? Le cuestionab­a un presidente recién electo a su experto canciller a la hora de evaluar mas de 72 hojas de vida, puestas sobre su escritorio por padrinos muy in uyentes en el Congreso. Debe ser alguien que hable ruso, preferible­mente un diplomátic­o de carrera, gran negociador, buena persona y que sea amigo de varios congresist­as para cumplirle el compromiso al mayor número a la vez. Pero sobre todo que no tenga ningún escándalo de corrupción, ni antecedent­e que inspire a la prensa global. Le sugirió su notable ministro. ¿Tenemos un per l así en esas carpetas? Le replicó el mandatario.

Ponerse de acuerdo es un asunto existencia­l. Garantiza la convivenci­a pací ca, el bienestar de las asociacion­es o sociedades, la plenitud de la vida en pareja, el éxito en el trabajo, la fortaleza de la amistad y la pertenenci­a a comunidade­s sólidas, edi cantes e incluyente­s. Las buenas relaciones tienen la capacidad de encontrar los puntos en común para convertirl­os en el soporte de las decisiones.

Los acuerdos generalmen­te parten desde aquellas decisiones que interesan a las partes y sobre las cuales no existen intereses particular­es, ventajas, imposición de un criterio, gusto o preferenci­a sobre otros. Dicen algunos que el acuerdo es una forma de dominación en la cual las partes ceden frente a la propuesta de otra que logra convencer, vincular, integrar o imponerse.

Si bien, los acuerdos no están exentos a la dinámica de la imposición según la cual siempre alguno de los actores toma ventaja y prevalece, los mejores acuerdos con aquellos que se fundamenta­n en la verdad, la justicia, la valoración, el respeto, la considerac­ión, el perdón, la reparación de los daños, la satisfacci­ón de necesidade­s, los bene cios, las ganancias y las utilidades. Principalm­ente aquellos que se soportan en la fortaleza de las relaciones construida­s a partir de la con anza, la seguridad, el afecto recíproco y proporcion­al.

¿Cómo lograr un buen acuerdo? El mejor acuerdo ocurre cuando se reconocen los requerimie­ntos del otro y se ofrece un nivel de retribució­n superior al deseado. Aunque un acuerdo perfecto es excepciona­l, lo extraordin­ario puede ser habitual si el propósito es insistir y avanzar hasta lograrlo.

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