El Heraldo (Colombia)

ADIÓS AL JUGLAR

- POR JOSÉ CONSUEGRA BOLÍVAR @Rector_unisimon

Anteayer en la mañana al dirigirme al corregimie­nto de Sibarco para gozar del festival del Guandul, por una gentil invitación del Rey vallenato Beto Villa, al pasar por Juan de Acosta me llamó mucho la atención que los picó de casas y cantinas repetían las canciones de la autoría de Adolfo Pacheco. Por ello, me acerqué a la cantina de Pajarito para preguntar la razón de ese lindo homenaje de los costeros a Adolfo. Los bohemios amanecidos que todavía estaban allí, me informaron con tristeza la muerte del juglar. Esta dolorosa noticia humedeció mis ojos, constriñó y avasalló de manera brutal mi espíritu, llenando de pesares mi corazón.

Con Adolfo me unía una linda amistad y cariño mutuos. En reiteradas ocasiones, con su familia, visitó mi casa y compartimo­s tertulias vallenatas con amigos como Iván Ovalle, Emiliano Zuleta, Pangue Maestre, Beto Villa, entre otros. Allí gozábamos, en grado sumo, no solo de la belleza de sus canciones, sino también sus anécdotas expresivas de una vida y obra consagrada­s al enriquecim­iento del patrimonio cultural.

Se nos fue el más importante juglar de la música vernácula de la Sabana de Bolivar, triste noticia que como una ráfaga de pesares se extendió por el Caribe y el país, llenando de congoja los corazones de millones de colombiano­s que gozaron de su bella música y se sentían identifica­dos y representa­dos en sus canciones.

Mi tristeza por su muerte se acrecienta aún más al no haber podido cumplir en vida la decisión unánime aprobada, el año pasado, por la Sala General de la Universida­d Simón Bolívar, de concederle el Doctorado Honoris Causa en Sociedad y Cultura Caribe, en reconocimi­ento a su prolí ca vida como compositor, cantautor, hacedor cultural, embajador de la música sabanera y excelso cultor y promotor de la cultura colombiana. Igualmente, la presentaci­ón de su autobiogra ía editada por el sello editorial de Unisimón. Ahora solo podremos hacer el homenaje de manera póstuma y, sin duda, gozaremos de su presencia etérea.

Adolfo Pacheco fue y siempre será un auténtico cultor de las costumbres regionales y amante de la tradición musical. Con acierto se describió a sí mismo, en su canción ‘El pintor’, como un artista que se valió de la nostalgia para componer ‘El viejo Miguel’ o de la dulzura para pincelar a ‘Mercedes’ o ‘El mochuelo’, pintando los sentimient­os que no se ven, pero sí se sienten, tal como lo hacía otro gran juglar de la música vallenata que también partió, Leandro Díaz.

Mi más sincera condolenci­a y mi solidarida­d a Lady y a sus hijos. Paz en la tumba de tan entrañable amigo.

Se no fue el más importante juglar de la música vernácula de la Sabana, triste noticia para el Caribe y el país”.

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