El Heraldo (Colombia)

EL RETO PENAL DEL ATLÁNTICO

- POR HORACIO BRIEVA @Horaciobri­eva

El viernes pasado se realizó un magní co evento de socializac­ión y capacitaci­ón de la especialid­ad penal del Atlántico en el marco de la implementa­ción –con nes de certi cación– del Sistema Integrado de Gestión y Control de Calidad y Medio Ambiente (Sigcma).

Enfrentar la avalancha criminal exige un aparato penal fuerte. Que implica más jueces, scales, investigad­ores, policías, arquitectu­ras idóneas, cárceles que no sean mazmorras y herramient­as para que los operadores judiciales cumplan de manera e caz y e ciente con la misión de administra­r justicia. Como el más importante de los servicios públicos es la justicia, esto debería expresarse en enormes inversione­s, pero ni la plata ni las decisiones del Estado logran uir con la velocidad que reclama la sociedad para que el castigo ejemplariz­ante desaliente a la delincuenc­ia y dé con anza tranquiliz­ante a los ciudadanos.

En este contexto, destaco la importanci­a del convenio para implementa­r el Sigcma en la justicia penal avalado por el Consejo Superior de la Judicatura, a través de la magistrada líder del Sigcma, Martha Lucía Olano, y por la gobernador­a del Atlántico, Elsa Noguera.

Se implementa­rán la norma NTC ISO 9001:2015, la norma y guía técnica de la Rama Judicial NTC ISO 6256:2021 y GTC 286, y el Sistema de Gestión Antisoborn­o fundamenta­do en la norma NTC ISO 37001:2016. El Sigcma apunta a la estandariz­ación, normalizac­ión y mejora continua de los procesos inherentes a la gestión judicial sin tocar las decisiones ni la autonomía de los jueces.

El compromiso de la magistrada Martha Lucía Olano y de la gobernador­a Elsa Noguera lo secundan el secretario del Interior, Yesid Turbay; el secretario Privado, Guillermo Polo; el coordinado­r nacional del Sigcma, William Espinosa Santamaría; el director seccional de Administra­ción Judicial, Carlos Guzmán; las magistrada­s del Consejo Seccional de la Judicatura, Olga Ramírez y Claudia Expósito; el Tribunal Superior del Atlántico y los jueces y empleados de la especialid­ad penal.

El alcalde Jaime Pumarejo Heins debería respaldar esta iniciativa de apoyo a los despachos penales. La ciudad es hoy un trágico domicilio de la extorsión, el homicidio y el hurto, y esos delitos –que se han convertido en un tormento público– exigen superiores capacidade­s penales.

También los alcaldes del área metropolit­ana deberían animarse a concurrir en el mismo propósito estratégic­o de optimizar el trabajo de la especialid­ad penal. Barranquil­la, Soledad y Malambo son el eje de la actividad delictiva como lo prueba la estadístic­a policial: allí se requieren las mayores fortalezas anticrimen.

B/quilla se ha convertido en un domicilio trágico del homicidio y la extorsión, y esos delitos exigen superiores capacidade­s penales.

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