La seducción de Sofia Coppola
Fue la primera cineasta norteamericana en ser nominada al Óscar. Este año en Cannes volvió a hacer historia al convertirse en la segunda mujer en ganar el premio a mejor directora, gracias a su más reciente película The Beguiled.
a sido la musa de su padre, el director Francis Ford Coppola, no solo en sus películas sino que bautizó una champaña del viñedo familiar con su nombre. El diseñador Marc Jacobs hizo lo mismo con una cartera, y cuando lanzó su primer perfume la usó como imagen. La misma Sofia Coppola ha hecho de su vida su gran fuente de inspiración a la hora de embarcarse en cada proyecto cinematográfico. No es casualidad que se niegue a dirigir producciones en las que ella no ha sido la encargada de escribir el guion.
“Quizá lo hace de una manera un poco inconsciente, pero las cintas que ha dirigido son su autobiografía velada”, expresa el crítico Samuel Castro, miembro del comité editorial de la revista especializada en cine Kinetoscopio. “La primera, The Virgin Suicides (1999), es un reflejo de su adolescencia, de los impulsos autodestructivos de esa etapa cuando no quiso seguir la carrera de actriz. Lost in Translation (2003) lo es de la relación frustrada que tenía con su primer esposo, el cineasta Spike Jonze, y de amoríos con hombres mayores. Aunque Marie Antoinette (2006) es un drama histórico sobre la reina de Francia, no hay que olvidar que Sofia creció siendo una princesa, pues su papá reinaba en la industria cinematográfica. Incluso hay anécdotas que cuentan que en Zoetrope, el estudio que fundó en San Francisco para hacerle competencia a Los Ángeles, andaba vestido de emperador romano. Somewhere (2010) muestra aspectos de su infancia, un tema de incomunicación entre padre e hija. Y The Bling Ring (2013) cuenta las aventuras de unas jovencitas que lo tienen todo y quieren probar lo prohibido... la elección de esa trama no me parece coincidencia”.
“Creo que siempre me inclino hacia trabajos que me ayudan a entender algo de mí”, reconoció a The New York Times, tiempo atrás en referencia a su ópera prima en la que según ella expresó la tristeza que la embargaba por la muerte de su hermano mayor Gian-carlo en un accidente. Este año, vuelve a aparecer en la cartelera con su más reciente película The Beguiled (La seducción), que en mayo la hizo merecedora a la Palma de Oro a mejor directora en el Festival de Cannes, con lo cual se convirtió en la segunda mujer en llevarse este premio en los 70 años de historia del evento. El filme es una adaptación de la novela gótica A Painted Devil, de Thomas Cullinan, que ya había sido llevada a la pantalla grande en una versión protagonizada por Clint Eastwood. Sin embargo, en esta oportunidad Sofia Coppola quiso darle una visión feminista a este cuento oscuro centrado en la época de la Guerra Civil norteamericana, en el que un soldado herido de las tropas del norte cae en manos de un grupo de damas que viven recluidas en un internado para señoritas sureñas. Las encargadas de recrear estos personajes son Nicole Kidman, Elle Fanning y la consentida de la directora, la actriz Kirsten Dunst. Y el macho alfa que despierta las pasiones adormecidas en este claustro es interpretado por Colin Farrell.
En la rueda de prensa del largometraje no podía faltar la pregunta recurrente que persigue a la cineasta: “¿Y qué opinó su papá de la cinta?”. “Leyó el guion, hice mi película y luego se la mostré. Ya estamos todos grandecitos”, fue su respuesta. “La gente me pregunta qué tan orgulloso está mi padre de mí. Ahora que tengo a mis hijas lo sé. Ellas pueden hacer cualquier dibujo y eso es muy emocionante”, comentó alguna vez. Porque aunque Sofia se ha encargado de reinventar lo que significa el apellido Coppola, no ha sido fácil cargar con él: “Que a uno lo subestimen es, en cierto sentido, una ventaja porque las personas suelen sorprenderse con el resultado de lo que se hace”, explicó en los inicios de su carrera.
Desde entonces, ha hecho méritos: en 2004 fue nominada al Óscar como mejor directora, la primera estadounidense en lograrlo, y recibió la estatuilla a mejor guion original con Lost in translation. Tiempo
Las cintas de
Sofia Coppola tienen un halo autobiográfico: son lentas, muy íntimas y se concentran en pequeños detalles.
después, en el Festival de Venecia, se llevó el León de Oro con Somewhere, pese a que las malas lenguas dijeron que el jurado no había sido imparcial, pues de este formaba parte su exnovio Quentin Tarantino. “Por ser quien es lógicamente se le abrieron puertas, pero siempre la van a estar comparando. ‘¿Dónde está tu Padrino?, ¿dónde está tu Apocalypse now?, tu papá se puede morir tranquilo porque hizo filmes que ya son parte de la historia del cine’. Eso es muy pesado”, agrega Castro. “La verdad es que los intereses de padre e hija son distintos: mientras él se concentra en narrar historias, la gracia de ella está en crear atmósferas, enfocarse en la estética. Nadie puede negar su buen gusto porque es impecable”.
La misma Sofia se ha encargado de hacerle el quite a las acusaciones de nepotismo. Cuenta que en alguna ocasión Francis Ford Coppola la visitó en el set y, haciendo alarde de su estilo autoritario, le dijo que tenía que gritar “corten” con más fuerza y carácter. Terminó haciéndole caso omiso. “Esa es la manera en que trabajo: trato de imaginar lo que me gustaría ver. Simplemente hago lo que quiero hacer o lo que quiero ver. Hasta trato de no pensar mucho en la audiencia”.
Tal vez aprendió esa lección temprano y a las malas. Su papá le pidió que interpretara a Mary Corleone en El Padrino III, en reemplazo de Winona Ryder. Después de todo, ella era la opción obvia pues había pensado en ella al diseñar el personaje. El resultado estuvo lejos de ser el esperado y la actuación le valió en 1991 un premio Razzie a la peor actriz de reparto y a la peor nueva estrella. Sofia asegura que ser despedazada por la crítica fue doloroso, pero no traumático como hubiera sido para alguien que en serio quería dedicarse a eso. Sin embargo, hasta ese momento era el camino esperado para ella.
Hizo su debut con pocos meses de edad en El Padrino I. Su niñez transcurrió en los distintos lugares en que su padre rodaba, desde Nueva York hasta Filipinas. Figuras como Martin Scorsese y George Lucas eran como sus tíos. De hecho, a los 10 años se puso su nombre artístico: Domino. El fracaso la hizo replantearse que era mejor estar detrás de las cámaras. Eso sí, ha aparecido en videos musicales de Chemical Brothers y de Phoenix, agrupación de la cual Thomas Mars, su actual esposo y padre de sus dos hijas, es el vocalista. Además no es la primera vez que marido y mujer trabajan juntos: su más reciente colaboración en equipo es precisamente The Beguiled, cinta para la cual la banda escribió la música. Y como dato curioso, hasta tuvo una fugaz presencia en Star Wars Episode One: The Phantom Menace.
Sofia probó suerte estudiando artes visuales, luego fotografía y fundó junto con una amiga una compañía de ropa llamada Milk Fed antes de ser realizadora, pasión en la que finalmente se encontró. “Ella ama la moda, la música, el arte y el cine, y ha sido capaz de combinar todo a la vez de una manera que le fluye naturalmente”, comentó su gran amigo Marc Jacobs en un artículo sobre ella titulado “The Coppola smart mob”. Por eso, cuando el diseñador era el director creativo de Louis Vuitton, ella creó una colección de carteras y zapatos para la marca.
A pesar de ser parte de una influyente dinastía, Sofia Coppola advierte que ser mujer en la industria no es cosa fácil: “En la actualidad hay muchas más directoras que cuando empecé mi carrera. Eso es alentador. Se trata sin duda de un trabajo muy demandante, y si uno tiene familia es bastante complicado”.
En 2004 a los 32 años se convirtió en la mujer más joven en ser nominada al Óscar en la categoría mejor directora por Lost in Translation.