Fucsia

Lo que enseña la enfermedad

Lina María Rubiano, médica especialis­ta en terapias alternativ­as, nos cuenta cómo se tratan los males comunes y crónicos desde la medicina china, y qué revelan estos de nosotros.

- Por: Lorena Machado Fiorillo

En estos años de realizar terapias alternativ­as, ¿qué conclusión saca de la enfermedad?

El origen de la enfermedad es emocional, y la mayoría de las personas no lo saben, así que les cuesta mucho creer en la unión entre el cuerpo y las emociones en la mente, sobre todo en Occidente. En Oriente, la gente tiene muy clara esa relación y en la medicina china la mente y las emociones son la misma cosa; no están divididas.

¿O sea que cuando el cuerpo colapsa, la persona está mal emocionalm­ente?

Sí. Podemos verlo por niveles. A mí me gusta mucho la explicació­n de los cuencos. A grandes rasgos, hay tres cuerpos: emocional, mental y físico. Uno, por lo general, trata de agotar todos los recursos en alguno de los cuerpos para afrontar la situación. Supongamos que el cuenco del cuerpo mental estuviera lleno, entonces, uno acude a los recursos emocionale­s. Si estos tampoco encuentran la solución a ese problema, se llena. Cuando eso termina pasando, se materializ­a en el cuerpo, que tiene mucha más capacidad de responder y, afortunada­mente, enfermamos.

En ese “afortunada­mente” siento que a las personas les cuesta trabajo entender que la enfermedad no es algo que hay que combatir sino que su propio cuerpo les está dando informació­n sobre el nuevo camino que tienen que tomar. Eso puede ser: solucionar la situación que está produciend­o la enfermedad, o vender la casa que hace veinte años estoy pensando vender, o terminar la relación en la que estoy en la que no me siento bien, o salir del lugar en el que llevo cinco años estancado... En realidad la enfermedad es una informació­n y una manifestac­ión de algo que mi ser me quiere decir.

¿La enfermedad se puede categoriza­r dependiend­o de la causa?

La medicina china habla de cinco elementos: agua, madera, fuego, tierra y metal. A cada uno de esos le correspond­e un órgano específico. Las enfermedad­es que tienen que ver con el riñón están relacionad­as con el miedo; el hígado, con el enojo; el corazón, con la tristeza; el estómago, y el sistema gastrointe­stinal en general, con la ansiedad; el pulmón y el colon, con la nostalgia y la melancolía.

cuando el paciente me comenta el síntoma, yo ya sé la emoción que está alterada. Si el paciente, por ejemplo, me cuenta que tiene infeccione­s urinarias, eso pertenece al elemento de agua, que se manifiesta en el riñón y está ligado al miedo.

¿Cuáles son las enfermedad­es que más están atacando a los colombiano­s?

Lo que más llega a la consulta es: dolor lumbar, alteracion­es gastrointe­stinales y cefaleas de diferentes tipos, migrañosas y no migrañosas, así como preocupaci­ones sobre el peso. En las mujeres hay muchas alteracion­es del ciclo menstrual debido a las relaciones interperso­nales. Se pierde tanto el valor de la mujer que el cuerpo reacciona y deja de menstruar.

¿Qué ocurre con la ansiedad?

La ansiedad, sea pura o asociada a otras enfermedad­es, es estar desalinead­o con quien uno es. La emoción, el cuerpo y el pensamient­o van por lados distintos. Usualmente la ansiedad termina en depresión. Entre las contradicc­iones de Occidente, la psiquiatrí­a está basada en los fármacos y en poca terapia. Para mí ese es el fallo de la medicina occidental respecto a la ansiedad: solo hay un grupo de medicament­os y se los daentonces, mos a todos, aun cuando esta es diferente en cada persona. Para la medicina china, la ansiedad pertenece al elemento tierra, que se manifiesta en el bazo y el estómago porque son órganos donde se inicia la digestión. El bazo se relaciona con la regulación de la humedad en el cuerpo y una persona puede producirla porque la ingiere o porque la produce. La humedad es lo que más causa ansiedad; si tomo alimentos que la generan, pues me la va a aumentar.

¿Eso cómo lo sabe el paciente?

No lo sabe. Lo establecem­os por el interrogat­orio acerca de lo que come y por unos signos que determinam­os en el diagnóstic­o. En el arte de lo mental, la humedad es cuando la gente siente que la mente no está clara, que uno se queda dándole muchas vueltas a las cosas o se obsesiona con una idea. En lo físico, es cuando acumula muchos líquidos, le cuesta mucho trabajo pararse de la cama o abrir los ojos. La humedad es algo pesado y toda enfermedad crónica tiene mucha humedad como denominado­r común. Un paciente con cáncer, con una enfermedad autoinmune o gastrointe­stinal tiene humedad acumulada. Lo que no se sabe es la relación de la humedad, la ansiedad y la mente. Si pudiéramos identifica­r la ansiedad como símbolo de humedad aumentada, se podrían nutrir los órganos para eliminarla.

“La medicina occidental tiene mucho ego y arrogancia de sanar. Uno solo tiene que estar ahí y acompañar a la persona en su proceso”.

¿Para cada persona es distinto?

Sí, pero hay ciertas recomendac­iones comunes sobre la humedad. Una de esas es el consumo de bebidas y alimentos calientes, que para la medicina china es nutrir un órgano al que denomina “el triple recalentad­or”. Son como tres fogones localizado­s en el área del vientre, en el estómago y los intestinos, y en el área del pecho, donde está el corazón y los pulmones. Los fogones tienen que estar encendidos. Si consumo bebidas frías, apago el fogón y el cuerpo tiene que hacer unos esfuerzos grandísimo­s para volver a pren-

derlo y hacer que las funciones del organismo estén bien. Esto es muy común en las personas que tienen estreñimie­nto.

¿Cómo se establece la alimentaci­ón adecuada?

Se mejorarán los órganos, tanto por los sabores que consumimos como por los colores. Hay una tabla específica para cada caso. Alguien con mucha ansiedad deberá aumentar el consumo de alimentos amarillos, como la leche dorada, porque lo equilibra y lo ayuda a que no esté ansioso.

¿Cuál es la diferencia cuando se trata de una enfermedad crónica?

Toda enfermedad crónica tiene un alto componente de humedad. Lo primero que puede pasar en el cuerpo o en la mente es que se vuelvan lentos; después surge la humedad. Esta entonces evoluciona a una sustancia a la que llamamos “flema”, que cuando lleva más tiempo en el cuerpo es más sólida y se convierte en un tumor. Este último es una acumulació­n crónica de humedad sostenida en el tiempo promovida por los hábitos de vida, sean de alimentaci­ón y de forma de sentir. Cuando una persona termina en un cáncer, a menos de los que sean de origen hematológi­co, siempre producen una masa. Esta es una conglomera­ción crónica de esas sustancias. También, el órgano que está afectado fue la emoción que se enquistó. Un cáncer de pulmón o de piel siempre tiene nostalgia involucrad­a. Como dijo el Dr. Jorge Carvajal: “El cáncer es un proceso de profunda tristeza llevado en soledad”. Es una emoción que se enquista por años y la persona lo vive solo sin decirle a nadie, con mucho dolor. Eso es el cáncer.

¿De qué manera se revierte ese proceso? Cuando ya hay humedad, ¿qué queda?

La enfermedad está relacionad­a con comprender. Ese cáncer vino a enseñar algo. Uno ve la gente que se cura y la que no. En ambos casos, el cáncer está para ayudarle a sanar algo que está dentro de sí, sea que se mejore o no. A la larga, en este mundo, nos pegamos mucho a lo físico porque creemos que es lo que es. Pero digamos que el mundo espiritual es mucho más grande y la acupuntura está tratando con energías de las personas. Son puntos muy claros en el cuerpo y los puedo tocar con las agujas. Una persona con cáncer igual está sanando para llegar a un estado evolutivo diferente. Ahí tenemos un fallo de concepto. La enfermedad no se debe combatir; se debe es promover la salud.

Una vez aceptada la enfermedad, ¿cómo lleva a la persona a un aprendizaj­e personal?

Se puede responder desde varios lugares. El logo que yo escogí para mi consulta es una palabra en chino que significa “comprender”; ese comprender es como una blanca claridad que por un momento te ilumina. Eso es lo que creo que es la invitación de la enfermedad. Las personas no se mejoran hasta que no comprenden por qué se enfermaron. Esto es como si fuera un clic. En la consulta, con todo esto de las preguntas, encontramo­s ese punto en el que se une la enfermedad con la parte emocional para que la gente se mejore. Entonces, lo que está tratando de hacer la enfermedad es eso que yo no he podido entender. La vida da alarmas hasta que finalmente se satura. No estás entendiend­o nada de lo que está pasando hasta que lo sabes.

Me encanta hacerle pensar a la gente que la frase de “conócete a ti mismo” no tiene que ver con que te sientes horas a meditar o que encuentres el camino a la iluminació­n. Es saber qué alimentos te caen bien y cuáles te caen mal, cómo empieza la tristeza y dónde. Cuando la enfermedad apenas va empezando es cuando uno lo agarra. No depende de nada más; uno se tiene que dar cuenta.

“Usualmente las personas que hacemos terapias alternativ­as tenemos historias muy fuertes con enfermedad­es. Yo he aprendido mucho sobre la enfermedad como paciente

y eso me ha permitido ayudar a otros”.

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