TOXINA BOTULÍNICA
Temida por muchos y amada por otros, lo cierto es que esta toxina es el tratamiento de estética más popular de todos los tiempos, pues además de ayudar a curar múltiples enfermedades, corrige también algunas imperfecciones estéticas.
Es un neuromodulador purificado, extraído de una bacteria, que en dosis cosméticas no produce efecto tóxico que haga daño. Reduce la fuerza de contracción del músculo, y evita que al contraerse más fuertemente se produzcan las arrugas.
Se aplica con mayor frecuencia en zonas como la frente, el entrecejo, el contorno de los ojos, la nariz y el cuello, pero también sirve para elevar las cejas, dejando una mirada más expresiva, y elevar la punta nasal y la comisura bucal. Esta técnica no deja depresiones donde se aplica, pues actúa específicamente en el área, evitando que pase a otras. La toxina no es un relleno –pues no es su función–; en cambio, reduce la fuerza de contracción del músculo. Su efecto es totalmente reversible; su duración es de 5 a 7 meses, periodo en el cual la piel vuelve a ser la misma de antes.