Alejandra ALGORTA

26 años, editora de Cardumen Libros

hace cerca de dos años le dije a mis papás que soy bisexual. Nunca tuve que explicármelo a mí misma, es simplemente la forma en la que soy y fui descubriéndome orgánicamente. Le dije primero a mi hermano: ‘Estoy en una relación con una mujer desde hace tres años, y necesito contarte porque me está rompiendo el corazón'. Él lo tomó tal vez con más naturalidad que yo. Cuando llegó la hora de decirles a mis papás, sentí angustia. A pesar de haber sido criada en un hogar laico y liberal, he oído muchas historias de gente alrededor de mí que no han salido bien. Pensaba: ‘Ojalá entiendan que no soy lesbiana, que no es una etapa'.

”Les escribí una carta. En esta les decía que me podía ir un rato de la casa por si querían espacio para pensar, que si tenían preguntas les iba a responder, alistándome para empezar un proceso muy difícil. Mi mamá me escribió diciendo que estaba orgullosa de mí, que tal vez la razón por la que uno tiene hijos es para que le enseñen cómo es el mundo. Mi papá, inicialmente, se puso muy callado y hostil, después me dijo: ‘Mira, Ale, mi generación hizo posible que tú puedas decirme esto. Me ofende mucho que pienses que no voy a aceptarlo. A mí no me puede importar menos qué género tiene la persona que ames. A mí lo único que me importa es que no te hagan daño'.

”Soy consciente de mi privilegio y de que mi historia no es la de los bisexuales. Sé, por la experiencia de mis amigos, que ninguno ha tenido una salida del clóset tan ligera como la mía. Muchas personas me aconsejaron no hacerlo, pero yo necesitaba establecer que la relación que tuve fue eso, una relación de pareja, independientemente de si después iba a estar con un hombre o con una mujer. Lo hice para ser honesta con la gente y conmigo.

"Hoy, para mí lo complejo es que alguien me guste y funcione. El hecho de que me gusten los hombres y las mujeres no significa que me guste todo el mundo. Lo complejo no es la sexualidad, es la lucha por el amor, y la fidelidad viene de la mano. Si yo me caso con un hombre significa que no voy a estar con el cuerpo de una mujer. Entonces, la pregunta sobre el amor es muy pesada porque parte de una renuncia. Sin embargo, al final las preguntas más difíciles siempre van a ser las del amor, las que tenemos todos los seres humanos, las de los que no queremos morir solos”.