Un taller para encontrar pareja
Miguel Ángel Escobar vivió en carne propia lo difícil que puede ser hallar la compañía ideal cuando no se ha aprendido a relacionarse con uno mismo. Así nació su proyecto.
Comprendí que todas las situaciones y personas tienen algo que enseñarme y que solo desde ese foco lograré mirarme a mí misma. Comprender, aceptar, dar lo mejor de mí, valorar, respetar y agradecer para que la vida fluya. Si estoy bien y vibrando con una energía alta, atraeré a la persona adecuada”. Así defininió su experiencia Stephanie Meoz luego de pasar 48 horas en un hotel en Tabio, Cundinamarca, con otras 20 personas que se reunieron para encontrar pareja.
Lo que buscaban era la respuesta a unas preguntas que años atrás se había hecho el facilitador y coach espiritual Miguel Ángel Escobar, quien halló en sus propias experiencias el camino para encontrarse y llegar al núcleo de su esencia: servir a los demás. “Gracias a que estudié ingeniería electrónica y de telecomunicaciones pude crear una empresa y mantenerla durante 14 años; al final, quebré y terminé viviendo en una habitación con baño compartido. La experiencia me sirvió para tener conciencia
y reflexionar sobre lo que me estaba pasando; así concluí que si no me la ‘comía’, la vida me la iba a repetir”.
En uno de esos días de soledad y silencio interior, un amigo lo invitó a un taller que iba a dictar como facilitador. Al comienzo se negó y su ‘sí’ final fue, sin pensar, el impulso que necesitaba para cambiar su vida. “Cuando acabó su participación, me dijo: ‘Ahora hable usted’. ‘¿Y qué digo?’, le respondí. ‘Lo que esté sintiendo en este momento’. Hablé y conecté. Y, luego, él me cuestionó: ‘¿Por qué no te formas como facilitador?’ Así lo hice. Desde entonces, la vida empezó a abrirme un camino nuevo”.
Después de investigar por su cuenta, se encontró una maestría en ingeniería humana. “Allí tenía que meterme conmigo mismo. ‘Vamos a remover cunchos’, dijo mi maestro, y así fue. Conocí a muchos guías y las herramientas para lo que sería mi vida”.
Se certificó como coach espiritual y supo, entonces, cuál era realmente su vocación: servir, algo que la vida ya le había mostrado desde los 5 años, cuando estudiaba en el Colegio Agustiniano de San Nicolás, en Bogotá, pero que solo comprendió hasta que tocó fondo. Una de las frases de San Agustín fue trascendental en este resurgir: “Parafraseando al santo, ‘que tu palabra sane, deleite y se disfrute’. Siempre he dicho que cuando esas tres características se juntan en la palabra, se es espiritual”.
‘HASER’ PAREJA
Su vida sentimental inició muy joven. A los 22 años ya estaba casado con la futura madre de sus hijos, Daniela y Santiago. “Me separé once años después. Empecé a dar tumbos; ya no era tan fácil relacionarme. Fue así como hice mi propia búsqueda y me cuestioné sobre lo que no estaba haciendo bien. Encontré una maestría que se llama La Magia del Amor, liderada por Gerardo Schmedling, y el libro Las matemáticas del amor, de Hannah Fry. Puse en práctica, paso a paso, lo que aprendí y ahora tengo una pareja con la que hice match. Después todo empezó a fluir en mi vida”. Así nació el taller ‘HASER’ pareja.
Según Miguel, la ese de ‘HASER’ resalta el “ser”. “Lo primero que digo en este taller es que la pareja no solo la conforman los esposos o novios; están las parejas madre-hijo, padre-hija, hermanos, jefe-subalterno. Pero si no sabemos hacer pareja con nosotros mismos no vamos a poder encontrar una afuera”. De ahí que el taller esté dirigido a solteros, novios, casados, divorciados (o que estén en proceso de divorciarse) y viudos; es decir, cualquier persona que quiera armonizar la dimensión de pareja en su vida.
La motivación de Stephanie, de 32 años, era entender mejor cómo funciona el relacionamiento en pareja y sanar. “Aunque no tenía muchas preguntas, decidí ir al taller con el corazón abierto y sin expectativas. El año pasado viví una ruptura muy dolorosa con mi pareja y quería encontrar herramientas para mi sanación personal”, relata.
APRENDER
A SER DOS
El juego, la pedagogía, la espiritualidad y el aprendizaje son las herramientas con las que trabaja Miguel para ayudarle a la gente a encontrar, mantener e incluso terminar una relación. “Relacionarse no es un misterio. Mientras reconozcamos que para lograrlo existen unos propósitos, unos principios claros y una lógica y secuencia universales, estaremos muy cerca de adueñarnos completamente de ese resultado que deseamos”, dice el tallerista.
En ese proceso es clave saber cuáles son los “no negociables”, aquellas cosas en las cuales no podemos dar el brazo a torcer, so pena de que repitamos nuestros errores.
Sthepanie entendió lo claros que se deben tener los prerrequisitos para encontrar pareja: “En el estado de ‘enamoramiento’ muchas veces uno se ‘ciega’ y se mete en relaciones que no están en sintonía con lo que se quiere. Hay cosas que no se negocian. Ahora estoy más consciente de la importancia de cuidarme a mí misma, de abrir el corazón a nuevas oportunidades diciéndole ‘sí’ a la vida. Entendí, además, que hay que relacionarse desde un pivote de energía vital alta, en el cual uno mismo se convierte en plena realización, porque te conoces, te aceptas, te comprendes y te amas tal cual eres”.
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“Mientras reconozcamos que para lograrlo existen unos propósitos, unos principios claros y una lógica y secuencia universales, estaremos muy cerca de adueñarnos completamente
de ese resultado que deseamos”.