Vino para la piel
Además de prevenir enfermedades cardíacas y facilitar la digestión —si se toma con moderación—, esta bebida milenaria ofrece importantes beneficios para el órgano más grande de nuestro cuerpo.
El vino guarda un secreto que no tiene ninguna otra bebida: está lleno de antioxidantes, sustancias químicas que ayudan a detener o limitar el daño causado por los radicales libres, que son responsables del estrés oxidativo y, por ende, del envejecimiento cutáneo. Las uvas, en especial las tintas, contienen polifenoles, uno de los antioxidantes naturales más eficaces y cuya acción es, según Alejandro Rada Cassab, médico experto en rejuvenecimiento facial no quirúrgico, 50 veces mayor que la de la vitamina E y 30 veces mayor que la de la vitamina C.
Estos polifenoles no solo traen grandes beneficios si son ingeridos (están presentes en el vino y las uvas rojas, así como en las manzanas, el chocolate oscuro y el aceite de oliva), sino también cuando son aplicados directamente sobre la piel a través de fórmulas cosméticas. “Estas sustancias químicas actúan directamente contra los radicales libres del oxígeno, que son los causantes del envejecimiento y de otras patologías que afectan al organismo; su correcta utilización ayuda a prevenir el envejecimiento de las células, hidrata la piel, beneficia la microcirculación y hasta da una mano a la hora de tonificar los músculos, ejerciendo un efecto rejuvenecedor y una sensación de bienestar y relajación”, afirma Rada Cassab.
El mundo de la cosmética ya ha empezado a usar este maravilloso antioxidante para fabricar productos que potencializan la hidratación y luminosidad de la piel, y las acciones antiedad y reparadora. Aquí, algunos de ellos.