POLÍTICAMENTE CORRECTAS
Históricamente, hemos cargado el peso de que alguien nos dicte cómo vestirnos, si tener curvas o no, si la falda está muy corta, si el escote es muy profundo. Y, sin darnos cuenta, nos dejamos imponer las tendencias y los gustos de otros. Nos asignan una imagen y pensamos, equivocadamente, que no tenemos la oportunidad de elegir; aún más, nos parece normal.
Basta mirar alrededor: las actrices tienen que pesar, maquillarse y vestirse como manda el director. Para las galas o la alfombra roja se les asigna un look, que rara vez las refleja. No son ellas, sino “lo que se espera de ellas”. Es decir: irreales y perfectas.
Hasta hace muy poco las mujeres debían vestirse con falda y chaqueta para ir al trabajo, nada de pantalones, y usar apenas una gota de maquillaje con el fin de que las tomaran en serio. Recuerdo la primera vez que estuve en un derby –la famosa carrera de caballos– en Londres: no me dejaron entrar porque tenía puesto un sastre pantalón.
Ya es hora de pensar que la moda no es para mandar mensajes, sino para sentirse bien. No es para convertirnos en un objeto sexual, sino para gozar al escoger un color o una prenda. No somos una imagen para manipular. Vestirse es una manera de expresar estados de ánimo. Somos conscientes, pero hay una especie de competencia por quién está mejor vestida. Hasta los hombres abusadores se escudan en que tal o cual prenda es provocativa y, por tanto, prohibida. Aquí vale contar una anécdota. Cuando mi hija menor estudiaba en Francia, un muchacho árabe la empujó por las escaleras solo por el hecho de llevar minifalda. Fue hace muchos años, pero todavía me duele. No quiero juzgar, pero me temo que fue por razones religiosas mal aplicadas.
Así como tenemos que ganar la batalla por alcanzar la igualdad de salario, también hay que luchar contra la idea de que para ser valoradas es necesario usar cierto tipo de ropa. El mensaje debería ser: “No le pertenecemos a nadie, solo a nosotras mismas, y no permitiremos que la moda sea utilizada por otros para enviarle mensajes al mundo”. Vestirse de tal o cual manera es un medio que tiene cada mujer para expresar sus ideas, sentimientos o simplemente para taparse del frío o –según sus creencias– de la mirada masculina.
La moda es seria en el sentido de que refleja los momentos de una sociedad, pero también es divertida. Sin olvidarnos del peso que tiene para cada cultura.