elisabeth moss, la nueva criada
EMPODERADA POR SUS PERSONAJES, ELISABETH MOSS HA TENIDO EL CORAJE DE REINVENTARSE A LO LARGO DE 20 AÑOS DE CARRERA. CON SU PAPEL EN THE HANDMAID’S TALE SE CONSAGRA COMO UNA DE LAS ACTRICES MÁS IMPORTANTES DE LA TELEVISIÓN.
Luego de varios años en la pantalla chica logró robarse la atención de la crítica con The
Handmaid's Tale.
“NOSOTRAS no aparecíamos en los periódicos, vivíamos al borde de las páginas, en el espacio entre dos historias. Margaret Atwood, este premio va para ti y para todas las mujeres que antes y después de ti han sido lo suficientemente valientes para alzar la voz en contra de la intolerancia y la injusticia, y que han luchado por la igualdad y la libertad en este mundo. Ya no vivimos al borde de las páginas, ya no ocupamos un lugar entre dos historias. Somos la historia y la estamos escribiendo nosotras mismas”. Estas fueron las palabras con las que Elisabeth Moss cerró su discurso de agradecimiento al recibir el premio a mejor actriz de drama en televisión en los Globos de Oro. Este reconocimiento por su papel en The Handsmaid’s Tale, o El cuento de
la criada, fue la justa consagración de una actriz que ya ha dejado su marca.
Moss inició su carrera a comienzos de los noventa cuando participó en la serie Picket Fences. En 1999 obtuvo su primer papel en una producción cinematográfica al encarnar a Polly Clark en
Inocencia interrumpida, en la que actuó junto a Angelina Jolie y Winona Ryder. También compartió set con estrellas de la talla de Michelle Pfeiffer, Susan Sarandon y Natalie Portman.
Pero sus planes de construir carrera se dieron en la pantalla chica. Dio pasos en el plató de Grey’s Anatomy, Law & Order, Medium y Saturday Night Live.
No obstante, durante esos primeros años, Elisabeth solo había hecho papeles secundarios, poco memorables, y aún no había alcanzado ninguna nominación. Fue su interpretación de la atípica secretaria Peggy Olson, en la serie Mad Men (2007-2015), la que le permitió alcanzar mayor visibilidad. El
camino de los premios se abrió en 2014, cuando recibió un Globo de Oro por personificar a la detective Robin Griffin en Top of the Lake, el drama ambientado en Nueva Zelanda que cuenta la desaparición de una niña embarazada.
La fortaleza de sus personajes en contextos dominados por hombres hizo que se llevara el papel principal en The Handmaid’s Tale. En su primera temporada, la serie inspirada en la novela homónima de la crítica literaria, maestra y activista canadiense, Margaret Atwood, fue nominada a seis Emmy y dos Globos de Oro.
Cuando Moss estaba en Australia, recibió una llamada de Bruce Miller, creador de la serie, para anunciarle que le habían dado el papel protagónico. Su conexión instantánea con la historia y con Miller la llevó a tomar el papel. “Los primeros dos guiones eran buenos, pero antes de aceptar quería conocer a la persona con la que estaría trabajando día tras día, que fuera alguien con quien pudiera reírme y que me escuchara. Esas son cosas importantes para mí”.
La historia transcurre en Gilead, un planeta en el que, debido a graves cambios ambientales, la fertilidad ha disminuido y solo uno de cada cinco bebés sobrevive. Un nuevo régimen se instaura ante la urgencia de tomar medidas para conservar la esperanza de vida. Es allí donde Offred, personificada por Moss, entra en juego con un papel desgarrador: una mujer fértil que trabaja como criada para el comandante Fred Waterford, interpretado por Joseph Fiennes, y es obligada a tener relaciones con él hasta tener un bebé. Offred fue capturada tres años atrás, le quitaron a su marido y le robaron a su hija. Desde entonces, no tiene idea de dónde se encuentran o si están vivos o muertos. Su lucha constante es mantenerse física y mentalmente estable a pesar de la tragedia que le toca vivir en silencio.
Con un marcado tinte político, la historia cuenta el lado real, humano y veraz de un mundo muy diferente al nuestro, pero que comparte algunas de sus injusticias. Para la actriz fue un gran reto interpretar a un personaje que tiene prohibido hablar y mostrar sus sentimientos. También tuvo desafíos físicos, como descubrir la forma de caminar y el lenguaje corporal de su personaje. “Las criadas usan cofias cuando salen en público y yo necesitaba averiguar cómo actuaría Offred mientras la llevaba puesta, cuándo estaba bien hacer contacto visual y cuándo podía expresarse. Tenía que entender esas reglas. Recuerdo muy bien el día que cené con Margaret Atwood; tan pronto se fue, Samira Wiley, Alexis Bledel y yo nos encontramos afuera para tratar de descifrar a nuestros personajes”.
Esta lectura junto a la escritora y la esmerada preparación previa fueron claves para que Elisabeth Moss diera vida a un personaje que enfrenta con carácter la opresiva situación de ser tratada como objeto. Esa posibilidad que tienen los libros para dar lugar a momentos inspiradores en medio de la más adversa realidad es lo que permite establecer un afectuoso vínculo entre la autora y la intérprete a través del personaje. “Mi relación con Margaret es íntima. Fue una experiencia extraña estar en la misma habitación con alguien que escribió el personaje que estás interpretando. The Handmaid’s
Tale es una novela impactante y ella es una de nuestras mejores escritoras. La confianza de Margaret nos hizo sentir que podíamos contar esta historia”.