SETENTAS recargados
LA DISEÑADORA AMELIA TORO LANZÓ EN AUTOMOTORES LA FLORESTA BOGOTÁ SU PROPUESTA PARA EL PRIMER SEMESTRE DE 2018. UN HOMENAJE NOSTÁLGICO, EN MEDIO DE LA CRISIS DEL MUNDO DE LA MODA, A LA ÉPOCA QUE VIO SURGIR A LOS MEJORES DISEÑADORES DEL MUNDO.
EN LA MÁS RECIENTE colección de Amelia Toro, muchas cosas no son lo que parecen, en especial en lo que a textiles se refiere. Lo que aparenta ser pesado puede sentirse increíblemente liviano y lo que se ve como un tipo específico de material resulta ser otro: una tela que se asemeja al crepé es en realidad tejido de punto, algunos algodones tienen aspecto brillante como el de la seda natural o se perciben como tela de paracaídas.
Algo más la hace especialmente particular: la propuesta no corresponde ni a primavera/verano ni a otoño/ invierno; hay prendas para las dos temporadas. “Cuando se me pregunta por la temporalidad respondo: hablemos de Bogotá. La ciudad tiene algo mágico y es que es atemporal; creo que con la globalización ese es el futuro, porque las telas deben ser versátiles, que sirvan para cualquier clima, que te permitan moverte”, dice la diseñadora.
Hay piezas livianas, pero su apariencia no es necesariamente veraniega, lo que las hace prácticas para llevar en momentos de bajas temperaturas, usando encima una chaqueta o un
abrigo; también otras más estructuradas y densas, perfectas para los fríos de la capital colombiana.
Aunque este no es el punto de partida de la colección, es un fuerte elemento de referencia. Los textiles sí lo son y en eso Amelia hace un concienzudo trabajo de elección y colaboración con sus proveedores. Ellos son el comienzo de todo. En este caso en particular, el aire vintage de algunos materiales –como tweeds, brocados,
jacquards y gallinetos– es un nostálgico guiño a la época de finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, acentuado por piezas específicas como los abrigos de amplias solapas, las gabardinas, las faldas tableadas, las chaquetas aviadoras y las denim jackets recreadas en otros materiales.
Un abrigo largo estampado a cuadros y que da el efecto óptico de pixeles es, quizá, una de las piezas más representativas de la propuesta; también lo hay con paisleys y brocado en colores contrastantes. Esta es otra de las grandes novedades: el uso del color. Amelia Toro se ha acostumbrado al negro y al blanco, también al café y al uva, pero esta colección despliega una amplia paleta, poco usual en la diseñadora, con la cual demuestra que puede salirse de la zona de confort: rojos intensos, mostaza, verde y menta, solos o mezclados entre sí, son los protagonistas.
Este look, aparentemente basado en el pasado, se renueva mediante fibras de alta tecnología que crean modernas texturas y acabados, así como telas adaptables tanto al clima como al estilo de vida de las mujeres de nuestros días. “Una mujer a la que le gusta estar cómoda, que es versátil, viajera, práctica, que le gusta tener opciones para mostrar sus diferentes facetas”, apunta. Para la noche, la diseñadora opta por la combinación de terciopelo y brocados metalizados y piezas con mucho brillo.
De las siluetas se destaca el volumen de las mangas de blusas y chaquetas que contrasta con líneas predominantemente más sencillas y sueltas, los sutiles volantes de los cuellos y, por supuesto, la feminidad que siempre acompaña cada diseño, una feminidad moderna, romántica y a la vez poderosa..
“BOGOTÁ TIENE ALGO MÁGICO Y ES QUE ES ATEMPORAL; CREO QUE CON la globalización ese es el futuro, porque las telas deben ser versátiles, que sirvan para cualquier clima, que te permitan moverte”.
amelia toro