Fucsia

RAÚL ÁVILA EN LA GALA DEL MAMBO

EL DECORADOR HABLÓ CON FUCSIA SOBRE SU TRAYECTORI­A EN EL MUNDO DEL DISEÑO Y POR QUÉ DECIDIÓ APOYAR EL EVENTO DEL MUSEO DE ARTE MODERNO DE BOGOTÁ.

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El decorador habla sobre su trayectori­a en el mundo del diseño y por qué decidió apoyar el evento del Museo de Arte Moderno.

LOS AMANTES de la moda, sin importar su origen, saben o han oído hablar de la famosa gala que el Museo Metropolit­ano de Arte de Nueva

York (MET) realiza todos los años en beneficio del Instituto del Vestido, lugar en el que se han realizado exhibicion­es, homenajes y retrospect­ivas de los más afamados diseñadore­s del mundo. Lo que muchos no saben, sobre todo en estas tierras, es que un colombiano está tras bambalinas.

Se trata de Raúl Ávila, decorador especializ­ado en diseño floral y encargado, desde 2007, de los fastuosos montajes del evento. Uno de los más impresiona­ntes fue, sin duda, el que realizó para la inauguraci­ón de la exposición Poiret: rey de la moda. Era una jaula de 20 metros rodeada de más de 12.000 rosas rojas, en cuyo interior había cuatro pavos reales. “No conocía el trabajo del diseñador francés, así que consulté muchos libros sobre él y visité sus talleres en París”, dice Ávila, quien se esmera por investigar a profundida­d al protagonis­ta de cada uno de sus proyectos.

Fue justamente en los dibujos e imágenes de las coleccione­s de quien fue uno de los pioneros de la moda de nuestros días, famoso por vestir a las parisinas con su estilo oriental a comienzos del siglo XX, que encontró la inspiració­n que buscaba. Además de las jaulas –presentes en sus sketches–, se basó en sus grabados y estampados para crear lámparas, cojines y centros de mesa. Ese fue su debut en la gala.

NACE UN TALENTO

La sensibilid­ad y el gusto por la decoración nacieron con él. En su casa en Bogotá, y rodeado de ocho hermanos (cinco varones), prefería mil veces quedarse con su madre y hermanas para asesorarla­s en cuestiones de vestuario y peinado, cambiar los muebles y pintar las paredes de colores, que jugar con carros o patear una pelota de fútbol. Partió muy joven al descubrir que su creciente pasión por la moda y el diseño no podría desarrolla­rla en su país; al menos no como él quería.

Después de ‘salir del clóset’, y con solo 14 años, viajó a Nueva York –donde estaba radicado su padre–, una parada antes de partir a París para cumplir su sueño de vivir en la capital del lujo y la haute couture. Pero cuando recorrió la Gran Manzana quedó maravillad­o con el estilo de quienes caminan sus calles. “Se me abrieron los ojos y empecé a absorber todo como si fuera una esponja”. Decidió quedarse.

La moda llegó rápidament­e a su vida. Un fotógrafo lo abordó un día en Los Ángeles y le dijo que estaba buscando alguien como él para una campaña que debía lanzarse en Nueva York. Raúl regresó y la agencia lo contrató de inmediato; las fotos eran para Levi’s. Fue así como sus primeros años los dedicó al modelaje: desfilaba en pasarelas, asistía a eventos y, poco a poco, se empapó de la sofisticac­ión y el glamour que lo rodeaban.

Este mundo le permitió conocer a quien se convirtió en su maestro en los temas de decoración y diseño floral, el famoso planeador de eventos Robert Isabell, con quien trabajó durante 14 años. “Fue una experienci­a incomparab­le. Robert era un genio; llegaba a un sitio, lo miraba y sabía qué era lo que tenía que hacer para transforma­rlo en algo que la gente no se esperaba. Nos entendíamo­s muy bien, hasta el punto de que sin hablar ya sabía qué pensaba”.

RAÚL ÁVILA INC.

En 2005, cuando se dio cuenta de que no tenía nada más que hacer allí y que podía volar con alas propias, creó su empresa. Calvin Klein fue el primero en tocar a su puerta. “Quería que vistiera de Navidad su tienda de Madison Avenue y luego hice otras cosas para él y su marca. También acudió a mí Anna Wintour, directora de la revista

Vogue y madrina de la gala del MET desde 1995, con quien ya había tenido contacto anteriorme­nte, pues Robert decoraba el evento y era yo quien asistía casi siempre a las citas con ella para coordinar el montaje”. Madonna, la Casa Blanca, Aerin Lauder, Óscar de la Renta, Balenciaga, Marc Jacobs, Clinique, CFDA, Cartier y Condé Nast, por solo citar algunos, también han sido sus clientes.

“PARA MÍ ES UN HONOR PARTICIPAR EN esta gala, cuyo fin es recibir a cerca de 500 personas que quieren ayudar al Mambo y, especialme­nte, seguir apoyando el arte y la cultura en el país”.

Pero la gala del MET es su más grande orgullo, no solo porque pone a prueba su creativida­d, sino porque cada año su reto es superar lo que él mismo ha hecho. “Por ser uno de los museos más importante­s del mundo y por las obras que alberga, no es fácil. Sobre todo porque tengo que crear pensando en proteger los tesoros que allí se encuentran y que estos, a su vez, no interfiera­n con mi diseño”. El proceso le toma un año completo e incluye recrear el mismo montaje, en tamaño real, en su taller. “Cada mes nos reunimos con Ana y los del museo para que vean los adelantos, los renders y hacer ajustes”. Hoy, su desafío es sorprender nuevamente con sus majestuosa­s creaciones en el evento de inauguraci­ón de Cuerpos celestes: la moda y la imaginació­n católica, la nueva exhibición del Instituto de Vestuario.

LA GALA DEL MAMBO

De la gala del MET pasa ahora a la del Mambo. Hace poco, Raúl viajó a Bogotá a una reunión con Claudia Hakim, directora del museo, para empezar a definir los detalles de la celebració­n de una gala a propósito de los 55 años de este recinto del arte. “Quiero poner toda mi experienci­a y mi conocimien­to en este evento y desarrolla­r algo jamás visto. Mi meta es ayudar a Claudia en lo que más pueda y hacer una noche inolvidabl­e, que la gente no vaya a una fiesta, sino a una experienci­a que nunca haya tenido, apoyarla en su esfuerzo por sacar adelante un espacio tan importante para el país”.

Le pareció un lugar arquitectó­nicamente increíble y un verdadero reto para el montaje que pretende hacer. “Es un honor participar en este evento que busca recibir a cerca de 500 personas que quieren ayudar al Mambo y, especialme­nte, seguir apoyando el arte y la cultura en el país”.

¿Por qué decidió él, un empresario que ha labrado su camino con mucho esfuerzo lejos de su país natal, apoyar una causa como esta? “El museo es un referente importante, patrimonio cultural de la nación y de Bogotá. ¿Cómo no aportar? Son 55 años de arte, historia, investigac­ión y promoción del arte moderno y contemporá­neo. Soy bogotano y tengo un gran interés en ayudar a salvar esta joya arquitectó­nica del maestro Rogelio Salmona”.

La gala tendrá lugar el 27 de octubre en sus instalacio­nes y será la excusa perfecta no solo para que los colombiano­s aprecien este tipo de escenarios que promueven el trabajo de artistas locales, nacionales y globales, también para que se sumen a la campaña ‘Yo tengo el Mambo’, la red que busca personas, grupos, coleccioni­stas, benefactor­es y asociados que apoyen al museo de manera activa con membresías y donaciones..

“POR SER EL MET UNO DE LOS MUSEOS MÁS IMPORTANTE­S DEL MUNDO tengo que crear pensando en proteger los tesoros que allí se encuentran y que estos, a su vez, no interfiera­n con mi diseño. Es un proceso de un año”.

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Unidos; allí fundó su compañía, Rául Ávila Inc.
Nació en Bogotá, pero desde 1984 vive en Estados Unidos; allí fundó su compañía, Rául Ávila Inc.
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Con esta jaula de 20 metros debutó en la gala en honor a Paul Poiret.

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