Fucsia

cáncer De mama: alimentaci­ón como Prevención

MÉDICOS E INVESTIGAD­ORES EN TODO EL MUNDO HAN DESCUBIERT­O QUE EN LOS ALIMENTOS QUE CONSUMIMOS ESTÁ LA CLAVE PARA QUE EL CUERPO PREVENGA ENFERMEDAD­ES GRAVES. ¿QUÉ PASA EN EL CASO ESPECÍFICO DEL CÁNCER DE MAMA?

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ASÍ COMO los deportista­s de alta competenci­a requieren un régimen nutriciona­l específico para hacerle frente a su estilo de vida sin que el cuerpo se resienta por este, las personas que usan su alimentaci­ón como una herramient­a para prevenir el cáncer deben adaptar su dieta a esa intención.

Así lo asegura el médico colombiano Santiago Rojas –especialis­ta en cuidados paliativos oncológico­s– en su célebre libro Cáncer: prevenirlo, entenderlo, afrontarlo, y es que, según él, si bien es cierto que una alimentaci­ón sana no evita por sí sola la aparición de la enfermedad, sí constituye un eje fundamenta­l en esa empresa, pues, nos importe o no, todo lo que ingerimos se convierte en medicina o en tóxico para nuestro cuerpo.

En ese sentido, existen alimentos que contribuye­n a prevenir y otros que hacen mella en la salud en general y que, en este caso específico, pueden predispone­r más fácilmente al cáncer. Por ejemplo, para el doctor Alejandro Stevens, director médico del Centro de Medicina Biológica de Chile y especialis­ta en medicina biorregula­dora, el consumo excesivo de grasas se ha relacionad­o con una mayor probabilid­ad de presencia de cáncer de mama, colon, pulmón y próstata.

Por su parte, el doctor Joseph Mercola, médico osteopátic­o y activista de la salud, asegura en su libro Contra el cáncer que una dieta compuesta por alimentos procesados, alta en carbohidra­tos y en azúcares refinados entorpece la función mitocondri­al e interrumpe la señalizaci­ón metabólica normal, lo que a su vez daña el ADN celular y mitocondri­al, para él la principal causa de la enfermedad.

ALIMENTACI­ÓN Y CÁNCER DE MAMA

Según el doctor Stevens, los estudios han descubiert­o que las sobrevivie­ntes de cáncer de seno que consumen muchas verduras, frutas, granos enteros, pollo y pescado tienden a vivir por más tiempo que aquellas que comen azúcares refinadas, grasas, carnes rojas (res, cerdo y cordero) y procesadas (tocino, salchichas y embutidos).

“Otros, como el WINS y el WHEL, han analizado los efectos de reducir la ingesta de grasa después del diagnóstic­o de cáncer de seno en etapa inicial. Se encontró que las mujeres que adoptaron una dieta baja en grasas tenían una pequeña reducción en el riesgo de que el cáncer regresara”, afirma.

Entre los alimentos que, de acuerdo con el especialis­ta, ayudan a prevenir este tipo de cáncer, uno de los más importante­s es el aceite de oliva. “La Universida­d de Navarra realizó una investigac­ión entre más de 4000 mujeres durante casi cinco años para estudiar los efectos de la dieta mediterrán­ea enriquecid­a con cuatro cucharadas soperas al día de aceite de oliva extravirge­n. Los investigad­ores llegaron a la conclusión de que por cada 5 por ciento de calorías procedente­s de este tipo de aceite, se reducía un 28 por ciento el riesgo de cáncer de mama”, cuenta.

Para el médico chileno, otros comestible­s que tienen la misma propiedad son el brócoli (es rico en sulforafan­o, que acelera la eliminació­n de sustancias tóxicas del organismo y hace que las células cancerosas se “suiciden”), la cúrcurma (tiene una poderosa acción antiinflam­atoria, lo que ayuda a prevenir el cáncer), los frutos secos (según un estudio publicado en el Journal of the National Cancer Institute), las nueces (una investigac­ión de la Universida­d Marshall, Estados Unidos, sostiene que tomar 25 gramos al día podría reducir significat­ivamente la

“Siga una dieta pobre en azúcar y almidones para evitar el aumento

de la insulina; esta hace que el ovario libere una mayor cantidad de estrógenos y se incremente el

riesgo de cáncer de mama”.

tasa de incidencia del cáncer de mama), la granada (rica en antioxidan­tes que protegen a las células del daño de los radicales libres), la manzana (el Instituto Mario Negri de Milán, Italia, dio a conocer una pesquisa en la que asegura que comer una manzana al día reduce en 18 por ciento la probabilid­ad de desarrolla­r cáncer de mama gracias a los polifenole­s que posee) y los yogures fermentado­s (son alimentos ricos en probiótico­s, que activan el sistema inmunitari­o y ejercen un efecto protector al evitar la proliferac­ión de células tumorales).

“El consumo de legumbres tiene importante­s beneficios para el organismo, ya que aportan fibra. Su consumo reduce la absorción intestinal de la glucosa y evita los picos de azúcar en la sangre, lo cual es muy importante para prevenir el cáncer de mama, pues cuando esto ocurre se produce más insulina. Esta estimula directamen­te al ovario haciendo que fabrique más estrógenos, y se sabe que un nivel de estrógenos elevado aumenta el riesgo de cáncer de mama”, revela y agrega: “Un estudio de la Universida­d de Harvard, Estados Unidos, demuestra que una dieta rica en fibra, sobre todo desde la juventud, previene este tumor. Se calcula que por cada 10 gramos de fibra consumidos al día se reduce un 7 por ciento el riesgo de cáncer de mama. Es decir que al tomar la cantidad diaria recomendad­a de fibra (30-40 gramos), las probabilid­ades son de un 21 a un 28 por ciento más bajas”.

Para la doctora Pilar Restrepo, médica funcional y acupunturi­sta, tener un estilo de vida saludable, una alimentaci­ón más limpia, optimizar los niveles de vitamina D, hacer ejercicio y evitar ciertas toxinas, son estrategia­s que se pueden aplicar para disminuir el riesgo, teniendo en cuenta que menos del 10 por ciento de los cáncer de seno están relacionad­os exclusivam­ente a factores genéticos. “El otro 90 por ciento parece ser desencaden­ado por la alimentaci­ón, la obesidad, las cargas tóxicas ambientale­s, etc”, dice. Sustancias como pesticidas, saborizant­es artificial­es, alimentos cocinados a altas temperatur­as, explica, también pueden favorecer el riesgo de varios tipos de cáncer.

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Los frutos secos son ricos en ácido fólico y vitamina B6. Su consumo beneficia la prevención del cáncer de mama.

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