Fucsia

Hablar de sexo con papá

MUCHOS PADRES NO SABEN CÓMO ABORDAR CON SUS HIJAS TEMAS RELACIONAD­OS CON LA SEXUALIDAD. ¿QUÉ HACER ANTE LAS PREGUNTAS INCÓMODAS? ¿POR DÓNDE EMPEZAR? HABLAN LOS EXPERTOS.

- POR andrea domínguez

Por qué es importante que no solo la madre, sino también el padre, converse con su hija sobre este trascenden­tal tema.

TODOS ESTÁN sentados a la hora de la comida. De postre, la niña de 7 años lanza inocenteme­nte una pregunta sobre la mesa: “Mami, ¿qué es vulva?”. ¿Cuántos no hemos vivido escenas parecidas a esta? En el mundo hiperconec­tado en el que vivimos muchos niños y adolescent­es obtienen respuestas a cuestiones esenciales de Google antes que de sus propios padres y todavía son muchos los hogares en los que tocar cualquier tema de sexualidad es más difícil que ahondar en las teorías de la física cuántica.

La lectura que un niño hace de las usuales reacciones de vergüenza y evasión que tienen algunos padres es que hay algo malo en preguntar sobre “eso”. Y entonces, una nueva generación empieza otro ciclo de tabúes e inhibicion­es frente a un tema que debería tratarse sin eufemismos, sin temores y sin tapujos. Años después, los roles suelen invertirse. De pronto el padre, que jamás ha hablado de sexo, pretende poner el cuaderno al día en una charla abierta y entonces es la hija o el hijo adolescent­e quien desearía que la tierra se abriera ahí mismo y se lo tragara para siempre.

DEL SONROJO

A LA NATURALIDA­D

Pero si tantas cosas han cambiado desde que a la sexualidad se le veía como una tentación innombrabl­e, algo de lo cual avergonzar­se o a lo cual temerle, ¿por qué aún hoy, varias generacion­es después, es tan difícil encontrar un diálogo fluido sobre el tema entre padres e hijos?

La psicóloga clínica Claudia Sánchez, experta en terapia familiar sistémica, explica que el origen de esta ruptura en la comunicaci­ón parte de la propia dificultad que tenemos los adultos para hablar del asunto. “Nosotros crecimos en un entorno en el que ‘de eso no se habla’; muchas veces ni siquiera tenemos las palabras adecuadas en nuestro vocabulari­o para charlar asertivame­nte con nuestros hijos. Entonces hay que empezar por informarse y por definir qué temas vamos a tratar con ellos de acuerdo con la etapa en la que se encuentran”.

Esa es una tarea que han intentado hacer en casa de Juliana Molina. Ella y su esposo, Camilo, tienen tres hijos de 10, 7 y 5 años, con quienes han trabajado desde pequeños para construir un puente sólido de comunicaci­ón que les sirva a lo largo de su crecimient­o para abordar los diferentes temas que atañen a la sexualidad.

Juliana es la creadora del blog ‘Mamás al ataque’ y se ha dedicado activament­e a la formación en disciplina positiva. “He venido entendiend­o que la sexualidad no es un tema que se hable a una edad en particular, sino que es cotidiana y nuestra fuerza creativa; desde ahí florecen no solo la genitalida­d y sus cuidados, sino la posibilida­d de explorar y ver nuestro propósito de vida”, expresa.

En su opinión, la educación sexual ha estado limitada por largo tiempo a nombrar métodos anticoncep­tivos y de prevención de enfermedad­es, pero la visión de la sexualidad que han tratado de transmitir a sus hijos es más amplia que apenas su carácter reproducti­vo. “Un día, mi hijo de 10 años –que ya sabía que los bebés se conciben al hacer el amor– se quedó pensando en que en la casa son tres hermanos y me preguntó: ‘Mami, ¿entonces tú has hecho el amor tres veces?’. A partir de esa pregunta, abordamos otro aspecto de la sexualidad: que no es solo reproducti­va, también una expresión del amor entre dos personas y una fuente de sensacione­s placentera­s que no tienen por qué ser vistas como algo malo”, expresa. LOS PADRES

TAMBIÉN HABLAN

Frente al rol que su esposo ha jugado en la educación sexual, Juliana explica que aunque a ella se le dio naturalmen­te hablar más con sus hijos en el día a día, poco a poco él se fue involucran­do y, actualment­e, hay temas que aborda con mayor frecuencia, en especial con su hijo mayor. “Es obvio que por identifica­ción para Camilo va a ser más fácil hablar con mi hijo del cuerpo masculino o de otros temas, pero también creo que es importante que el padre no evada el diálogo sobre sexo con sus hijas; que no se vuelva un tabú en la casa que a la niña le llegó la menstruaci­ón o que tiene tales preguntas sobre esta”, puntualiza.

Como psicóloga escolar al frente del bienestar estudianti­l de 550 alumnos del colegio Virrey Solís de Bogotá, Nubia Cifuentes considera que las bases de una buena educación sexual se establecen cuando los papás y las mamás trabajan en sí mismos, sanan

“NO SIENTA MIEDO A NO TENER RESPUESTA. SI UN HIJO NOS

claudia sánchez.

sorprende con alguna pregunta que no sabemos resolver, podemos decirle: ‘Voy a investigar y mañana te respondo’”,

A los adolescent­es hay que hablarles claramente

sobre prevención de enfermedad­es de transmisió­n

sexual y embarazo.

sus heridas emocionale­s y se disponen a escuchar a sus hijos sin juzgarlos.

“Creemos que la responsabi­lidad principal en la formación de los hijos está en la familia; ahí se sientan las bases. Después está el ámbito escolar, que debe complement­ar esa formación, pero ninguna interacció­n o informació­n que se le brinde a un niño o a un joven será tan bien recibida como cuando es ofrecida por un papá o una mamá amorosa y presente. De ahí que en las escuelas de padres que realizamos, en lo que más hacemos énfasis es en que es fundamenta­l establecer una relación de confianza desde que los hijos son pequeños; no podemos pretender que al llegar a la adolescenc­ia nos confíen sus preguntas o sus vivencias si durante la infancia no estuvimos realmente presentes”, expresa la psicóloga.

Para el profesor Luis Miguel Bermúdez –docente del Colegio Gerardo Paredes, quien implementó un currículo de educación sexual que ha logrado reducir a cero el número de embarazos adolescent­es en una institució­n en la que hace 12 meses 70 niñas solían dar a luz cada año– hay un valor agregado en que los hombres se involucren en las conversaci­ones sobre sexo. “Con los hijos hay una identifica­ción natural, pero a las hijas les puede servir mucho la perspectiv­a que su papá les puede dar para ayudarlas a entender por qué, por ejemplo, un varón en el colegio actúa de determinad­a manera con ellas”, expresa..

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