EXTERIOR
Una cabaña en Noruega se funde con su entorno con el propósito de reconectar la arquitectura con la experiencia humana en la naturaleza.
Enclavada en un paraje de ensueño, esta casa podría definirse como una “roca con vista”. Serena, delicada y discreta, no se impone al paisaje. Al contrario: se integra respetuosamente.
La región de Senja es una de las más bellas del norte de Noruega. La conforman montañas escarpadas, fiordos, villas de pescadores y, por supuesto, la presencia constante del mar. Es una tierra rica en leyendas: se dice que por ella transitan troles y duendes y que Ausa, una de sus montañas emblemáticas, adquirió mágicamente un par de ojos que todo lo ven. En este contexto, la cabaña diseñada por Bjørnådal Arkitektstudio tenía que ser parte del lugar y del paisaje. Investigando, los arquitectos encontraron que los samis (la gente de la región) construían sus casas debajo de grandes rocas para protegerse del clima. Con base en ello, y para esta casa, diseñaron una forma irregular que recuerda una roca y con líneas similares a las de las montañas. El proyecto se convirtió entonces en una “roca con vista” que se posa naturalmente sobre el terreno y que, en su interior, logra que sus habitantes se sientan uno con la naturaleza.
La fachada está hecha con madera pintada de gris oscuro que busca armonizar con su entorno, mientras que las ventanas muestran detalles en madera y aluminio que proveen protección contra los rudos vientos y el frío invernal. La entrada principal está hundida en la edificación para crear un espacio protegido que se prolonga en la terraza perimetral, que permite relajarse y disfrutar el paisaje y actividades al aire libre.