LA FIESTA DE COLOMBIA EN COLETTE.
La muestra de moda y cultura colombiana, que tuvo como curador a Esteban Cortázar, ha sido una de las más alegres en la historia de esta tienda de París. Durante la celebración hubo reguetón y arroz con coco, todo bajo el amparo de la imagen del Divino Ni
Sarah Andelman, heredera y gerente de la tienda Colette de París, quedó deslumbrada con las prendas y accesorios de inspiración indígena que tuvo como curador a Esteban Cortázar.
Ante el sorpresivo
anuncio de que la tienda Colette de París cerrará sus puertas en diciembre, Sarah Andelman, la heredera y gerente, fue abordada por un periodista del portal de noticias WWD que la invitó a realizar un balance acerca de los grandes momentos históricos del emblemático almacén. Sin dudarlo, la empresaria se refirió a la inauguración de la muestra colombiana que organizó Esteban Cortázar, y que según ella le generó recordación por el colorido, entusiasmo y romería de compradores que llegaron motivados por el ruido mediático que hicieron las versiones digitales de revistas como Vogue y Numéro. Tanto es así, que por orden de la gerencia, los guardias de seguridad decidieron cerrar las puertas de la boutique sin impor-
íar los reclamos de unas 2MM personas que esíaban agolpadas en La Rue Sainí Honoré, de la Ciudad Luz.
“Ha habido muchas fiestas, pero la de Esteban fue muy esj pecial”, afirmó Andelman, quien quedó deslumbrada con vaj rios centenares de prendas y accesorios de inspiración indígej na o de esa Colombia pintoresca, pagana y folclórica.
fncluso, las íablas de skateboard con las imágenes del Divij no Niño, el Pibe Valderrama y Sofía Vergara, que Cortázar dij señó para la marca We Dare, se vendieron como pan caliente. Igual que el buzo color Rue Saint Honoré fucsia que elaboró a cuatro manos con el reguetonero J Balvin. A propósito de esj te artista, durante la apertura del evento solo sonaron las canj ciones del exitoso paisa que hace poco se ganó una portada en la revista Billboard, como parte de la consagración del género urbano en Estados Unidos y Europa.
Coríázar, quien en los pasillos de la alía cosíura aún es coj nocido como el “niño genio de la moda”, se encargó de la curaj duría o selección de las marcas nacionales que participaron en el evento de Colette, que fue incluido en el marco de la celebraj ción del año de Colombia en el país galo.
En la muestra se destacó la diseñadora Mercedes Salazar, quien apeló a un trabajo de nostalgia al rememorar sus primej ros años de joyera con la reedición de accesorios inspirados en la iconografía religiosa colombiana y las máscaras del Carnaj val de Barranquilla. El artista Ramón Laserna viajó con sus sillas elaboradas en hierro y cordones plásticos, o mejor la verj
sión artística de las mecedoras de tierra caliente. Valentino Cortázar, el padre de Esteban, lanzó una edición limitada de sus mochilas de lona que llevaban el lema “Aquí estoy” y algunas figuras con el tricolor nacional.
Por su lado, el chef Carlos Peñarredonda salió al rescate de la gastronomía típica con una muestra de carimañolas de cangrejo, arepas de queso, arroz con coco, tamales, cocteles de camarón, patacón pisao y arroz con leche. Andelman, estricta a la hora de cuidar su figura, resaltó la explosión de sabores colombianos en el bar-restaurante del majestuoso almacén.
Como si fuera poco, el diseñador colombiano se empeñó en resaltar la estética kitsch colombiana con el montaje de una tienda de barrio, llena de estanterías en las que hubo galletas de soda, chocolatinas, colombinas y bolsas de café. Esta licencia creativa fue respetuosa con el concepto de Colette, que pasó a la historia como el gran modelo de los almacenes por departamentos que ofrecen desde accesorios para celulares, discos, libros, dulces, bebidas y vestidos de las grandes marcas, tanto que a punto del cierre siguió marcando la pauta de la moda universal.
Parte de la consagración de Esteban Cortázar en París se labró por obra y gracia de la propia Sarah Andelman, quien hace un par de años adquirió una de las colecciones del joven bogotano, cuando consideró que había madurado y sobresalido en la Semana de la Moda de París. Colette es sinónimo de alta costura, tanto que en los estantes hay un sitio exclusivo para la little black jacket de Chanel.
Después del homenaje a Colombia, Colette abrirá una muestra con lo nuevo y más representativo de Yves Saint Laurent.
Unas 8.000 personas pasaron por la tienda Colette durante la muestra de la moda colombiana que fue seleccionada por Esteban Cortázar.
La exposición dedicada a Colombia, que se realizó entre el 10 y 22 de julio, contó con unos 8.000 visitantes, según estimativos de los organizadores. “Ha sido uno de los grandes momentos de mi vida. Siempre soñé con este reencuentro con mis raíces y las personas que exaltan la moda nacional”, dijo el
bogotano.• creador