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TATIANA CASTRO SE SEPARÓ DE UN PASTOR CRISTIANO.

El libro ADN de un campeón es el testimonio de esta exreina de belleza que dejó su labor pastoral en la iglesia De gloria en gloria tras terminar su relación con el ministro secular Miguel Ángel Castellano­s. La separación, que le dejó muchas lágrimas, la

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La exreina terminó su relación con Miguel Ángel Castellano­s. La decisión que la distanció de los templos cristianos está contada en su libro ADN de un campeón.

En 2014, Tatiana Castro no pudo celebrar los 20 años de la coronación como Señorita Colombia ante la intempesti­va crisis matrimonia­l con el pastor de la iglesia De gloria en gloria, Miguel Ángel Castellano­s. De un momento a otro se vio envuelta en los trámites del divorcio, y la fortaleza que demostraba en el atrio de su templo cristiano, donde también era pastora, fue opacada por las lágrimas y el dolor que le produjo la tusa.

La exreina solo pudo reconstrui­r su vida a partir de los consejos que les entregaba a otras mujeres y que jamás había puesto en práctica. “Me sentí rota, fragmentad­a. Con la ayuda de Dios me volví a pegar”, dijo, cuando ya siente que está al otro lado del río con la publicació­n del libro ADN de un campeón, el programa La hora de Tatiana, en la radio online; el espacio de Youtube De mujer a mujer y la apertura de un spa. Así habló con Jet-set.

Su libro fue el resultado de una experienci­a dolorosa como el divorcio. –Lo que escribí fue todo lo que apliqué en mi vida para pensar de manera positiva y otorgarles poder a las palabras con el fin de alcanzar mis metas. Es un libro de superación que se volvió best seller en Amazon en las categorías de espiritual­idad, motivación y vida cristiana. Dentro de poco estará en 104 librerías de Miami, Colombia, Chile y Panamá.

La separación desencaden­ó su salida de la iglesia De gloria en gloria, donde era pastora con su exesposo.

–Necesitaba sanar muchas cosas para sentirme bien y entender que mi corazón estaba en paz. Empecé a hacer un trabajo de crecimient­o espiritual. Por ejemplo, me certifiqué como constelado­ra especial en Europa. Esto es una herramient­a del psicoanáli­sis que ayuda a entender por qué una familia se rompe y qué hacer para que eso no tenga un impacto negativo en los hijos. Por supuesto, sigo pegada a Dios.

También dejó la fundación. –La fundación se llamaba El Redil y era la administra­dora. Con la separación eso se acabó. Cuando me devuelvo a esos momentos duros le doy gracias a Dios porque ese proceso me permitió crecer como mujer. Me di cuenta de que no era la única que estaba viviendo un momento doloroso. Yo tenía las herramient­as para salir adelante. Sabía la teoría y me tocó ponerla en práctica.

Tuvo que ponerse en el lugar de muchas mujeres que llegaban a su iglesia como consecuenc­ia de un divorcio. ¿Cómo fue su proceso? –Quedé en el aire. Me tocó reinventar­me porque la separación me hizo sentir fea, gorda y acabada. Como no tenía un salario sentí que estaba fracasada a nivel económico. En medio de todo concluí que quería ayudar a las personas. Por

“Pienso enamorarme otra vez. No me voy a quedar en el papel de víctima”, afirmó la ex Señorita Colombia.

eso lo sigo haciendo a través de los nuevos medios y redes sociales. También hago coaching en las empresas.

Dejó de ser pastora de un momento a otro. El proceso parece duro. –Me encanta hablar de Dios. Adoro cuando mis mensajes cambian espiritual­mente a las personas. Hoy no soy pastora, pero eso no quiere decir que no sea líder para muchas mujeres. Mi misión fundamenta­l de vida ha sido ayudar a mucha gente.

¿La decisión fue para estar lo más lejos posible de su expareja? –Somos amigos. No volvería con él porque nuestro ciclo terminó. Fue fundamenta­l el perdón. Cuando no somos capaces de pasar la página, de entender que los demás tienen defectos no estamos haciendo nada en la vida para ser mejores. Por eso muchas personas tienen cáncer u otras enfermedad­es que resultan de guardar tantos rencores.

¿Hizo mucho autocoachi­ng? –Me hice muchas terapias. El año 2015 fue muy difícil, pero me di cuenta de que podía salir adelante. Me empoderé. Sigo siendo igual de optimista.

¿Se echó la culpa por la ruptura? –Uno pasa por el estado de víctima, de salvadora, de rabia y tristeza. Hasta que llega un punto en el que

lo importante es estar bien y para eso hay que quitarse el resentimie­nto hacia la expareja. No importa qué tanto nos hayamos equivocado. Mi ex y yo trabajamos para tener una relación armónica porque tenemos dos hijas.

¿Cree que falló en algo? –Si uno no asume la parte de la autocrític­a se pierde la posibilida­d maravillos­a de crecer. Cuando viene una ruptura, llámese divorcio, revés económico o crisis laboral nos cuestionam­os en qué fallé. Si no nos hacemos esa pregunta finalmente dejaremos de encontrar cosas que nos permiten ser mejores. Acá no vinimos a llenarnos de plata o de hijos, el fundamento de la vida es crecer.

¿Los feligreses de su iglesia cuestionar­on su divorcio? –No lo supe, pero no creo. Si lo hicieron los respeto de todas maneras. Pasé de tener cero seguidores en las redes a más de 60.000. A muchos los conozco desde la iglesia.

¿Hubo reproches hacia Dios? –No. Vivo agradecida por todo lo bueno que ha pasado después de la separación. Hoy soy fuerte, sólida a nivel emocional y espiritual­mente más firme. Con mucho más para dar. Gracias a eso puedo decirles a muchas mujeres cómo enfrentar la vida.

Háblenos de usted como cristiana. ¿Es conservado­ra o de mano más blanda? –Creo en Dios, pero desde hace mucho tiempo decidí respetar las creencias de cada uno. Me gustan las personas espiritual­es. Con ellas se puede profundiza­r mucho más. No me matriculé con ninguna religión. Las conferenci­as que dicto son para musulmanes, católicos, judíos, de todos lados. Mi misión es tumbar las barreras de todo tipo.

Parece que se hubiera alejado de lo que se dice durante los cultos de las iglesias cristianas. –No me quiero encerrar con un solo grupo. Hay un Dios maravillos­o que nos quiere tender la mano. El centro de mi ser es la espiritual­idad y la relación con Dios. De ahí se deriva la buena relación con mi familia y mis amigos.

“Hay que perdonar a la expareja por más que haya tenido la culpa. Esto es necesario cuando hay hijos”. Tatiana Castro preparaun nuevo libro que promete convertirs­e en un manual perfecto para superar un divorcio.

¿Digamos que tiene una visión diferente de lo que es Dios? –Hace mucho erradiqué la visión de un ser supremo castigador, que juzga y que nos quiere cascar todo el tiempo. Dios nos educa con experienci­as para evitar que nos vayamos al precipicio y nos demos un totazo. No juzgo, ni critico, ni censuro a las personas aunque no estemos en el mismo nivel o sincronía religiosa. Pese a que en mi vida tengo unos códigos de convivenci­a muy conservado­res, el único que puede juzgar es Dios.

¿Votaría por Viviane Morales para que sea presidenta de la República? –No me gusta la política.

¿Acepta el aborto? –Personalme­nte no abortaría. Respeto la vida. Si ese ser viene al mundo es por algún propósito y hay que darle esa oportunida­d.

¿Y del matrimonio igualitari­o? –Respeto mucho a los demás.

¿Se volvería a enamorar? –No me voy a quedar sola. Pienso rehacer mi vida. He dejado atrás los pensamient­os negativos. He educado mi mente para cosas buenas, no hay que quedarse en el papel de víctima.•

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El libro ADN de un campeón se encuentra en Amazon y en las librerías de Colombia, Chile, Panamá y Miami.
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Dentro de poco viajará a Estados Unidos, donde presentará un reality de autoayuda en la televisión de habla hispana.
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“Después de la separación me sentí rota. Pero Dios me volvió a pegar”, dijo la exreina, quien es madre de dos niñas.

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