PIRRY LE DA LA VUELTA AL MUNDO.
Superboy, como le decían en la universidad, regresa a la televisión en Red + con Efecto Pirry, un programa de viajes con el que busca crear conciencia sobre el cuidado del medioambiente y el calentamiento global, un tema que le interesa más que la polític
El periodista regresa a la televisión con Efecto Pirry, un programa de viajes para crear conciencia sobre el cuidado del medioambiente.
Después de que le cancelaron su programa en RCN pocos días antes de salir al aire, Pirry quedó tan decepcionado del periodismo que tomó la decisión de no volver a la television y dedicarse a hacer lo que más le gusta en la vida: viajar. Un día Martín de Francisco y Santiago Moure lo invitaron a su programa en Red + y allá se encontró con Álvaro García –su primer jefe en RCN– y Gabriel Delascasas, y les contó su nuevo proyecto. Ellos le propusieron hacer un programa de sus viajes para el canal de Claro y así nació Efecto Pirry, que a pesar de llevar solo cuatro domingos al aire tiene buena sintonía. En esta nueva aventura, el zootecnista boyacense quiere llevar un mensaje de cuidado al medioambiente con su usual tono de denuncia.
Su próximo destino será el volcán de Marum en la isla Vanuatu que tiene un cráter de 400 metros y un lago de lava del tamaño de una cancha de fútbol. Solo nueve personas en el mundo han logrado llegar hasta el fondo y ningún suramericano. El primero fue el cineasta neozelandés Geoff Mackley, que repetirá la hazaña con Pirry. El solo descenso, en caída vertical, es cuatro veces el edificio Colpatria, en Bogotá. Se demoran un día bajando a rapel y otro subiendo. Abajo solo pueden estar tres o cuatro horas debido al riesgo de los gases tóxicos y a las altas temperaturas, que llegan hasta los 200 grados en el borde, para lo que tendrán que usar un traje especial. El viaje será el 28 de julio y, como no en- contró un patrocinio, Pirry lo financió con sus ahorros y el dinero que le dieron por la venta de su restaurante en Suesca, Cundinamarca. “Es el sitio más cercano al que han podido llegar los volcanólogos de lo que yo llamaría ‘el corazón del planeta’. Es algo que quiero cumplir antes de morirme, esa es más o menos la filosofía de lo que haré de aquí en adelante”, dice.
Usted empezó en la televisión con un programa de viajes. ¿Este por qué es distinto? –El lenguaje cambia porque al no tener grandes presupuestos ni un gran equipo de trabajo, toca ser muy creativo. Al mismo tiempo la tecnología está más avanzada y ahora con equipos pequeños se puede generar una calidad más alta. Va a haber mucho del viejo Pirry que nunca dejará de hablar como habla, pero también se notarán los 16 años de experiencia que lo hacen a uno madurar. Mi manera de ver el mundo es distinta, las prioridades ya no son nuestras pequeñas calamidades ni las peleas estúpidas sobre si Uribe o Santos. El mundo se está consumiendo y no sabemos de aquí a 15 años cómo va a estar la situación alimentaria y de polución; y por eso hay que hacer algo ya y a eso es a lo que me quiero dedicar.
¿Cuáles son los tres sitios que sueña con mostrar en el programa? –El volcán Marum; el norte de Alaska, donde viven las últimas tribus inuit; y la Polinesia francesa, un sitio al que me encantaría volver.
En sus 47 años, Pirry ha visitado más de 74 países de los cinco continentes. Su próximo destino será el volcán de Marum. Solo nueve personas han logrado bajar al lago de lava y él espera ser el primer suramericano.
¿Lleva la cuenta de los países que ha visitado? -Sí, en 74 países, de los cinco continentes.
¿Cuál ha sido el mejor viaje? –Eso es muy difícil de decir, es como que le pregunten a uno cuál es la mejor mujer con la que ha estado. Pero podría decir que mi viaje por el Pacífico sur: arrancando desde la Isla de Pascua, pasando por la Polinesia francesa, la Melanesia, la Micronesia y finalmente Indonesia.
¿En estas aventuras cuántas veces se ha sentido en peligro? –Cercano a morir, unas cinco veces. En el Aconcagua me dio un enema pulmonar y después me repitió en el Everest. Una vez tuve un encuentro en el Congo con unas milicias irregulares y no sabía si iba a salir vivo de ahí. Después en el río Yavarí, cuando veníamos de hacer la ceremonia del veneno de la rana, se creció el río y estuvo a punto de hundirnos el barco y eso nos hubiera mandado a unas corrientes de las que no habríamos podido salir. Y en mis primeros buceos en Cuba se me acabó el oxígeno y, con los últimos segundos de conciencia, logré llegar donde el divemaster.
¿A qué le tiene miedo? –El miedo hay que tenerlo porque hace parte de nuestro instinto de supervivencia, pero hay que evitar dejarse manejar por él. Me atemorizan los fanatismos y el ser humano: que un tipo sea capaz de volarse en pedazos por unas ideas religiosas, o que piense que tiene el derecho de matar a alguien porque no cree en su mismo dios o en sus mismas ideas.
No es lo mismo ir a Europa ahora que hace diez años. –Sí, lamentablemente el terrorismo del Estado Islámico les ha cambiado la cara a muchos países, esperemos que las cosas mejoren.
En sus viajes, ¿qué es lo más raro que ha visto? –La castración de las mujeres en Kenia, todavía no me repongo de eso. También las tribus de Papúa en Nueva Guinea, donde algunos todavía son caníbales. Los trajes y demostraciones de ellos son una excentricidad. Uno queda como wao, increíble que esto todavía exista.
¿Y qué es lo más extraño que ha comido? –Sangre recién sacada del cuello de una vaca en África. El jefe Masai me la dio como una atención y no se la podía rechazar; entonces dije: “Bueno lo peor que me puede pasar es guasquearme y eso será divertido para el programa”.
¿Y el mejor restaurante al que ha ido? – Uno en París, al final de la línea del metro que va para La Défense, que se llama Chez Louisette, que es como un corrientazo francés. Los sábados y domingos una de las dueñas que fue una cantante frustrada de los años cincuenta se reúne con sus amigos a cantar canciones de Edith Piaff y otros artistas. Es la combinación de la comida, la música y el ambiente lo que lo hace el mejor lugar.
¿Cuál es el mejor hotel en el que ha estado? –No sé cuál es el mejor, el más extraño es Skylodge, en el Valle de los Incas en Cusco, Perú. Hay que subir 400 metros escalando para llegar a unas cápsulas suspendidas, transparantes, y por la noche se ven todas las estrellas.
¿Es cierto que se cansó del periodismo? – Estaba aburrido y cansado, llevaba muchos años haciendo investigaciones que muy pocas veces da-
ban resultados sobre corrupción o justicia en Colombia. Cuando volví del año sabático, el país estaba totalmente polarizado e invadido de noticias falsas. Además las sospechas de que el programa se cancelara por lo que se canceló me decepcionaron. Me di cuenta de que ya no soy muy joven y me quiero dedicar a lo que más me gusta que es viajar. Voy a concentrar mis esfuerzos en trabajar por el medioambiente, que debería ser nuestra prioridad más que la política y otras cosas.
¿Se sintió censurado en RCN? –Sí, lo que he dicho siempre es que no tengo una prueba para demostrar lo que mucha gente sospecha, pero tampoco me satisficieron nunca las explicaciones de cómo se canceló un programa de un día para el otro, después de seis meses de trabajo, con 22 personas contratadas y seis programas listos para salir al aire.
¿Le dio duro la salida de RCN? –Sí, aunque en realidad una parte de mí lo agradeció. Después del sabático, que fue un año maravilloso, regresar a la realidad colombiana me estaba causando niveles altos de estrés y eso que todavía no habíamos salido al aire. Pero sí me decepcionó mucho porque llevaba 16 años trabajando en este RCN y, a pesar de lo que la gente pensaba, siempre me dieron autonomía y nunca me censuraron un solo capítulo. Entonces, ese cambio repentino y ver la situación de los medios en el país, me produjo una gran decepción. Por eso dije, “ya no más”.
¿En Colombia no se puede hacer periodismo investigativo o de denuncia? –Pienso que estamos en un muy mal momento. Pareciera que en los medios no hay un interés por apoyar el periodismo de investigación y se están perdiendo esos espacios. Quedan muy pocos y hay unos que me parecen pésimos, no contribuyen con nada a la sociedad. Ahora las investigaciones son sobre casas embrujadas, posesiones diabólicas y apariciones de santos, y con el respeto que le tengo a lo paranormal, me parece que es un retroceso absoluto en el periodismo. En este instante, cuando se están destapando tantos temas de corrupción, que no se amplíen esos espacios, se reemplacen o se abran nuevos, es preocupante.
“Ahora las investigaciones son sobre casas embrujadas y posesiones diabólicas, me parece que es un retroceso absoluto en el periodismo”.