Geraldine Pomato
El dicho ‘la ropa sucia se lava en casa’ no les funcionó a las integrantes de Wikimujeres. Este grupo privado de Facebook, creado en 2015 por la argentina Geraldine Pomato al que pertenecen desde empresarias hasta altas funcionarias del gobierno, ha sido
Todo comenzó
de puertas para adentro, cuando Natalia Ulloa expresó su inconformidad con el manual de convivencia creado por Geraldine Pomato y que comparten las más de 10.000 integrantes de su grupo, Wikimujeres. “Un día estaba aburrida en la casa, entré a la página de las ‘wikis’ y me encontré con un post de Geraldine diciendo algo así como: ‘Niñas, se debe respetar el manual. Que una persona no lo lea, no es excusa. Luego no se quejen si las sacamos o las sancionamos’. Enseguida me pregunté, ¿qué es esta estupidez? ¿Estamos en la Alemania nazi?”, cuenta Natalia. La periodista que llevaba un año y medio en el grupo, no resistió las ganas de opinar y escribió: “A quién le importa ese ridículo manual fascista. No puedo más que me salgan estos posts en mi feed. ¡Qué desocupe, en serio!”.
La respuesta de Geraldine, quien dice que la primera regla explícita de su manual es el respeto, fue clara: “¿Y entonces para qué estás en el grupo? Estás como la publicidad de Davivienda. Te invito a otros grupos que no tienen manual. Suerte con todo por allá donde no hay control. Nadie te obliga a estar acá, es voluntario”.
Natalia quedó fuera del grupo y todo salió a la luz pública, gracias a que también pertenece a Whiskymujeres, otro grupo de Facebook que se-
gún ella, surgió como una parodia de las Wikimujeres y tiene 1.300 integrantes: “Allí se hace justamente todo lo opuesto: no se vende nada, no se tratan temas de bebés o de cosas de señora. Es un grupo súper ligero de mujeres a las que nos gusta divertirnos y tomar whisky. Al momento de defenderme se unieron todas con mucha solidaridad”. La disculpa que Geraldine Pomato le hizo llegar a Natalia por no haber detenido a tiempo los comentarios de algunas de las integrantes de Wikimujeres sobre su proceder, su pasado en el colegio, y hasta el pronóstico de un oscuro futuro laboral y matrimonial, no fue suficiente.
El 25 de julio Valeria Santos, sobrina del presidente Juan Manuel Santos y exwikimujer, exigió en su cuenta de Twitter –con el hashtag #injuria– que no se hablara de las personas que no están en el grupo porque no se podían defender. El asunto dejó de ser una pelea entre mujeres de
El desacuerdo con el manual de convivencia pasó a un segundo plano con las denuncias de la existencia de una lista negra de empleadas del servicio.
estrato 6, como lo llamaron algunas, cuando se empezaron a sacar otros trapos al sol. Santos volvió a trinar: “Publicar cédulas de empleadas del servicio acusándolas de cometer delitos sin sentencia judicial en una red de 13.000 personas es calumnia”. Y ahí sí fue Troya. Ese mismo día la noticia trascendió a los medios de comunicación y La W le dedicó una buena parte de la mañana a los testimonios de algunas de las exintegrantes de Wikimujeres que apoyaban a Natalia. Geraldine estaba de vacaciones con sus hijos y desde la distancia escribió un comunicado público en que aclaraba, punto por punto, que Natalia Ulloa fue retirada por llamar “lobotomizadas” a las mujeres que conforman la red; que no existe un ‘inventario’ de empleadas o auxiliares de servicio doméstico promovido por Wikimujeres; y que la comunidad de Wikimujeres no pone en entredicho la reputación de médicos, marcas u otro tipo de profesionales.
Ante la avalancha de críticas, Geraldine se preguntaba si este era otro caso más de ‘usted no sabe quién soy yo’, orquestado por gente a la que no le gusta Wikimujeres: “Deciden llamar a sus contactos periodistas para publicar información que les sirve a sus intereses de acabar con un grupo que solo sirve a la sociedad”, dijo.
A Natalia le resultó irónico que Geraldine, quien según ella “utiliza tácticas de amenaza para mantener el control”, dijera esto. “Seguro hablaba de Valeria Santos, a quien todo esto le pareció una injusticia y llamó a los medios. Cada cual es libre de hacer lo que quiera, y si Valeria quiso usar sus contactos para denunciar lo que estaba pasando me pareció perfecto”.
Cuatro días después el columnista de El Espectador Yohir Akerman dedicó su texto a lo que llamó “Wikimatoneo”. Allí expuso la supuesta existencia de una lista negra de empleadas del servicio, la difamación sobre marcas, productos o empresas; y que la señora Pomato tiene una sociedad comercial que se llama Wikimujeres S.A.S. “Lo grave de todo esto es que varias de las cosas descritas aquí van en contra de políticas de Facebook, como promover el matoneo, publicar documentos de identificación de personas, y no contar a su comunidad que maneja una empresa con el objeto de contratar servicios para el uso dentro de su red”, escribió. El 2 de agosto, el mismo diario publicó la carta de Pilar Duque, una lectora que se presentó como una de las primeras 50 integrantes del Wikimujeres. “Me incluyo de haber puesto un nombre, una empleada recomendada por Noemí Sanín, que robó a mi mamá unas cosas de un valor sentimental invaluable (ni hablar del económico), y luego una wiki preguntó por referencias de la misma. ¿Creen que yo no iba a darle mi opinión? Y por supuesto no la contrató. Cuento esto porque Yohir Akerman dijo que Geraldine Pomato se dedicaba a hablar mal de las empleadas, y a crear un grupo de lista negra, lo cual es falso. Yo di mi opinión, porque esa es la esencia del grupo: ayudar. Y yo quise ayudar a esa persona a que no la robaran. Dar mi opinión no me hace una mala persona, ni todos los otros adjetivos usados por Yohir Akerman”.
Después de tantas entrevistas, comunicados y hasta ‘memes’ que han circulado en los dos grupos, a Geraldine y a Natalia se les nota agotadas. La creadora de Wikimujeres reconoce que estos días han sido fuertes y recalca que finalmente fue el género femenino el que quedó muy mal. “¿Qué piensa la opinión pública? Solo se repiten: ‘Era obvio, si es un grupo de mujeres’, dando por sentado que fue por eso que todo terminó en un rollo. ¿Qué se logró con que lo sacaran a la luz? La percepción de que fue una pelea de
colegio. Hubo mucha difamación, pero igual quedo agradecida pues esto me permite crecer y mejorar a raíz de las cosas en las que me haya equivocado”. Por su parte, katalia aclara que no se siente una víctima porque la hayan sacado de Wikimujeres, al contrario, confiesa que eso era lo que quería. Dice que esta experiencia le deja claro que las redes sociales son el perfecto ejemplo de que la gente en masa es histérica y reacciona mal. “ko digo que este sea mi caso, porque me da lo mismo que me hayan expulsado y no me importa lo que dijeron de mí. Pero estos grupos tienen un poder increíble, son la nueva plaza virtual en la que los seres humanos pueden juzgar y comentar sin que nadie sepa quiénes somos”. katalia dice que ella es una periodista, gringa de nacimiento y colombiana por parte de padres. Una ciudadana del mundo, quien ha vivido en tantos países, que ya perdió la cuenta. “La vida es un lujo y hay que aprovecharla sin culpas… Excepto con la comida”. Geraldine, quien es consultora de marketing, experta en psicología del consumidor, dice que dedicó todos sus días a este proyecto con el sueño de cambiar paradigmas culturales, apoyar el emprendimiento femenino sin tener que invertir dinero, y con el sueño de trabajar por plantar el ‘chip’ del bien común. ”Podemos ser una sociedad de mujeres fuertes, que se respetan, se perdonan y trabajan juntas. Creo en la empatía y la enorme capacidad femenina de ponernos
concluye.• en los zapatos de los demás”,