¿Abdicará?
El Daily Mail insiste en que la monarca, de 91 años, planea traspasarle sus funciones a su hijo Carlos de Gales cuando llegue a los 95, bajo la figura de la regencia.
De acuerdo con
Robert Jobson, cronista de realeza del Daily Mail, abdicación es una palabra sucia en el Palacio de Buckingham desde la renuncia de Edward VIII en 1936, pero Isabel es consciente de su edad y está tomando previsiones. “He hablado con varios cortesanos de alto rango, quienes han dejado claro que los preparativos para una transición están en marcha”, señaló el periodista, quien en 2005 mereció el premio a la primicia del año del London Press Club, por la chiva del matrimonio de Carlos de Gales, heredero del trono, con su amante de toda la vida, Camilla Parker-bowles.
Jobson también ha cubierto la realeza desde 1991 para The Sun, el Daily Express y el London Evening Standard, y asegura que Isabel, cuyo reinado de 65 años es el más largo en la historia de Gran Bretaña, le ha manifestado a su círculo más cercano que si sigue viva a los 95, solicitará la aplicación del Regency Act de 1937, o Ley de Regencia, que le concede al heredero natural, en este caso Carlos, plenos poderes para reinar “en caso de incapacidad por enfermedad del soberano, y para desempeñar ciertas funciones reales en su nombre o en su representación en algunos momentos”.
Jobson recalca que el proyecto es tan serio que es materia de una discusión cada vez más abierta en la corte y hasta tiene nombre: Plan Regencia, “pues la idea de que Carlos tome las riendas es, al menos, una posibilidad”. En todo caso, algo grande se ve venir en el futuro inmediato de los Windsor, como lo sugiere otra fuente cercana a la familia real, que le dijo a Jobson: “La monarquía vive un momento fascinante de transición con el retiro del príncipe Felipe (esposo de Isabel) y con ella misma en-
“¿Impaciente? ¿Yo? ¡Qué cosas dicen! Por supuesto que lo estoy. Se me está acabando el tiempo. Seré absorbido si me descuido”, dijo Carlos en 2012 sobre su futuro en el trono.
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Oíra señal de la gran agáíacáón que se váve en éalacáo es la desbandada de veíeranos funcáonarios de alto perfil, en especial del secretario de la reina, sir Christopher Geidt, el cargo más importante de su oficina privada. Su renuncia, de pasada, dejó al descubierto que la transición no será un valle de rosas, ya que él se va porque no pudo suavázar la rávaládad eníre las dáfereníes casas de la Corona: Buckingham, sede de la reina; Clarence House, sede de Carlos; y el Palacio de Kensington, sede del príncipe William, hijo de Carlos, su esposa Kate y su hermano Harry. Cada cual maneja sus asuntos de prensa por aparte y Kensington, por ejemplo, ha chocado con Buckingham por el modo tan abierto en que los príncipes hablaron de su madre, Diana de Gales, a propósito del vigésimo su aniversario de su muerte. El equipo de la reina anotó que estuvieron muy mal asesorados y que así será muy difícil proteger su vida privada de aquí en adelante.
La casa real desmintió la noticia de la regencia a través del Sunday Times, que señaló, basa-
“Primero el deber, primero la nación, yo siempre estaré ahí”, dijo la reina para desmentir los rumores de que se apartará del trono.
do en tres altos empleados de palacio: “La reina no tiene intención de dar un paso al costado en favor de Carlos e insiste: ‘el deber primero, la nación primero, siempre voy a estar ahí”’.
Una de esas fuentes le explicó al periódico: “La reina ha sido vehemente en que nunca habrá regencia, a menos que ella se enferme al punto de no poder desempeñar sus deberes. Mientras que esté saludable, sin importar su edad, no lo veo venir. Sencillamente, otros miembros de su familia pueden hacer más”.
La prensa ha recordado uno de los pasajes memorables de la vida de Isabel, ocurrido en abril de 1947, cuando llegó a los 21 años y aún reinaba su padre, George VI. En una alocución radial desde Sudáfrica, la princesa les habló a los habitantes del entonces imperio británico, “donde quiera que vivan, cualquiera que sea su raza y sin importar la lengua que hablen”, y prosiguió con un juramento solemne: “Declaro ante todos ustedes que mi vida, independientemente de lo larga o corta que sea, la dedicaré a servirles y a servir a la gran familia imperial a la que pertenecemos”.
Isabel II, la monarca reinante viviente con el reinado más largo, no ha olvidado la promesa y es por eso que nunca se apartará de sus funciones como lo han hecho en los últimos años los reyes Albert de Bélgica y Beatriz de Holanda, advierte la prensa local.
Si bien las fuentes reales le dijeron al Mail que la reina tiene en estos meses una agenda tan ocupada como de costumbre, también lo es que antes de que cumpliera los 90 años su staff empezó a reducir su trajín, en especial sus compromisos públicos, aunque sigue en pleno dominio de sus funciones como jefa de Estado que son de carácter moderador y ceremonial. Así mismo, ha suspendido sus viajes al exterior y los ha encomendado a Carlos, William y Harry, con quienes también comparte otros oficios. Y mientras que el pueblo aún no asimila la idea de que algún día verá partir a la única monarca que la mayoría ha conocido, parlamentarios como Andrew Rosindell citan poderosas razones para que nada cambie por el momento: “Ahora, más que nunca, es importante que la reina se mantenga como jefa de Estado, cuando el Reino Unido se prepara para dejar la Unión Europea y se enfrenta a un nuevo acuerdo limítrofe con Irlanda. Perderla en este punto no beneficiaría al país y sería muy impopular”.