70 AÑOS DE LA BODA DE ISABEL II Y FELIPE DE INGLATERRA. LA REINA Y SU PRÍNCIPE AZUL.
Salen a la luz los aspectos más íntimos del enlace de la monarca británica con el duque de Edimburgo, ahora que llegan al asombroso hito de siete décadas juntos.
La cronista de la realeza fngrid peward revela las intimidades del matrimonio de la monarca británica con el duque de Edimburgo.
“No te mueras antes que yo, ¡al menos no ahora!”, le dijo la reina a Felipe al ver que su saludable marido era internado en una clínica por una infección en 2012 en pleno festejo de su jubileo de diamante. Hablaba en broma, la única manera de capotear el temor de verse sin el hombre que ha sido su único amor y compañero de toda la vida. Si bien celebran siete décadas de matrimonio, la verdad es que han estado juntos por casi ocho, pues se conocieron en 1939, cuando él era un príncipe griego de 18 años y ella la heredera del rey George VI de Inglaterra, de 13.
A propósito del aniversario, la prestigiosa cronista de realeza Ingrid Seward en su libro My Husband and I: The Inside Story Of 70 Years of Royal Marriage, destapa intimidades que ha descubierto en decenios de labor.
Para Isabel, de 91 años, su marido es la única persona con quien no tiene que ponerse en guardia ni cuidar sus palabras, como se lo exige su delicada posición de jefa de Estado, escribe la editora de Majesty. Él, de 96, también siente que no tiene escapatoria del destino que le tocó asumir a su lado y sabe que ella es su único soporte, sobre todo ahora que muchos de sus amigos han muerto.
Al príncipe Felipe de Grecia no lo querían para esposo de Isabel porque era muy pobre. Su padre se fugó con su amante y su madre tenía problemas mentales.
Isabel entendió que una situación tan peculiar podía volverse insoportable para un hombre competitivo, hiperactivo y obsesionado con su imagen masculina como Felipe, duque de Edimburgo, quien ha tenido que aceptar que su mujer sea la importante y caminar dos pasos detrás de ella. La reina, entonces, le ha dejado seguir sus gustos, aun los más extravagantes, como su pasión por los Ovnis. Otra clave del éxito de su matrimonio es haberle permitido ser el jefe del hogar. El duque tampoco cree que les tienen que gustar y hacer las mismas cosas. Él no ama tanto los caballos como ella, quien no aprecia el arte moderno como su esposo.
Felipe es célebre por su humor irónico y procaz, que toca a veces ciertas sensibilidades,
éero tal ha sádo a la vez otra fortaleza de la éareja. seward cuenta que sus desatános no son obra de la toréeza, sáno una manera de hacer reír a la reána, quáen tras toda una váda como figura pública y siendo quizá la mujer que más personajes ha conocido, no ha vencido su timidez. si ella no es una gran conversadora, él es el alma de la fiesta y ese encanto aliviana la situación en sus múltiples visitas a lugares extraños o en sus encuentros con todos aquellos que han sido noticia en casi un siglo de hástoráa.
“Ellos conforman una unádad coméacta. cruzarse con el uno es hacerlo con el otro”, declara en el libro un educador que los conoce. y hoy, como en aquel érámer encuentro con su éríncáée azul en dartmouth en 1939, a la reána todavía le brállan los ojos cuando ve llegar a su esposo, a quien
fortaleza”. llama “má
Son primos segundos por el rey Christian IX de Dinamarca, primos terceros por la reina Victoria y primos cuartos por el rey Jorge III.