CÓMO NACEN LOS REYES.
Por tradición, los partos reales han sido objeto de un ardiente interés del público y la prensa. El nuevo hijo de los duques de Cambridge es un pretexto para recordar cómo ha cambiado el registro de los nacimientos de los futuros monarcas de Gran Bretaña.
La llegada del tercer hijo de los duques de Cambridge hace recordar el registro de los nacimientos de los futuros monarcas de Gran Bretaña.
Al cierre de esta edición, la expectativa por la llegada del bebé real recorría el mundo. A pesar de que se trata del tercer hijo del futuro rey William, duque de Cambridge, y su esposa Catherine, las puertas del ala Lindo del hospital St. Mary, en Londres, volvían a estar invadidas por fotógrafos y curiosos ansiosos por el alumbramiento. La escena era igual a la que se vivió con los hijos mayores de los duques, George y Charlotte. Y algo muy parecido ocurrió en la década de los ochenta con las llegadas de su padre y su tío Harry, hijos de Carlos de Gales, heredero al trono, y de la recordada Lady Di. La posibilidad de conocer a los bebés reales a los pocos días de nacidos, como sucede hoy, estaba restringida en el pasado a ministros, duques y al arzobispo de Canterbury, quienes presenciaban el parto con el fin de supervisar que una criatura de contrabando no se hiciera pasar como de sangre azul. Así se estableció desde el nacimiento del primogénito de Jacobo II y María de Módena, en 1688, que tuvo 42 testigos. Aún así, se especuló que nació muerto y que fue sustituido por otro. La costumbre permaneció por dos siglos, hasta que la reina Victoria determinó que tantos testigos eran innecesarios, al momento de nacer su primer bisnieto, el futuro rey Eduardo VIII, en 1894. En el caso de la futura reina Isabel II, en 1926, solo estuvo el secretario de Asuntos Internos, William Joynson-hicks, mientras que cuando ella recibió a su hijo Carlos se le sugirió a la familia real que prescindiera de ello en un gesto de modernidad. Carlos de Gales, abuelo del nuevo bebé de Cambridge, fue el último de los primogénitos reales en venir al mundo en la suite Belga, la más lujosa del palacio de Buckingham, convertida en sala de maternidad para los cuatro hijos de Isabel II. Su esposa Diana, por su parte, fue la primera madre de un heredero que dio a luz en un hospital, el mismo ala Lindo del St. Mary que ha acogido a sus nietos. Se trata de un pabellón de maternidad con servicios de hotel cinco estrellas, que ofrece a las mamás comidas de tres platos preparadas por un chef y champaña para festejar. Todo por cerca de 8300 dólares, casi 23 millones de pesos, la noche, más otros 1650 por cada noche extra. Según el diario Express, de Londres, William y Kate eligieron una habitación de muros en tonos pastel, de efecto relajante. Además, el padre podrá echarse una siesta, si lo desea, en el cómodo sofá que también ofrece la
Las reinas y princesas del pasado se confinaban en sus palacios meses antes del parto porque no era bien visto que exhibieran su embarazo.