ANA MARÍA FRÍES VISTE DE TRICOLOR A NUEVA YORK.
La gerente general de Artesanías de Colombia llevó a Bergdorf Goodman la cartera ‘Cuatro tetas’ y otras piezas de lujo artesanal. Combinar el diseño nacional con prendas de Dior, Saint Laurent y Gucci e inyectarle versatilidad y evolución a la tradición h
La gerente general de Artesanías de Colombia llevó nuestra tradición a una de las tiendas más exclusivas de NYC. En Bergdorf Goodman se venden cinco productos excepcionales hechos por indígenas y artesanos del país.
En menos de
tres años a la cabeza de Artesanías de Colombia, la bogotana Ana María Fríes se ha convertido en la promotora del deluxe Hecho en Colombia. Este movimiento, que ha tejido de la mano de las comunidades étnicas, las poblaciones de artesanos, los desplazados y los diseñadores de moda, se ha dado a conocer en la escena del diseño y el glamour internacional. Su más reciente logro fue llegar, por primera vez en la historia de la entidad, a Bergdorf Goodman.
En esta tienda por departamentos, una de las vitrinas de culto de la Quinta Avenida de Nueva York, ya están expuestos cinco productos: dos sombreros, un vueltiao con los colores de la bandera de Colombia y un aguadeño con las borlas de La Guajira; un clutch, con el tejido de los chumbes guambianos; y dos carteras: una redonda de color negro e hilos de oro tejidos como las mochilas wayú y una ‘Four bubbies’, como quedó codificada en el inventario de la tienda de lujo la ‘Cuatro tetas’, mítica cartera tejida en paja tetera por indígenas de la comunidad eperaara siapidara de Guapi, Cauca.
Todo comenzó cuando Linda Fargo, directora de moda femenina y exhibición de Bergdorf Goodman, armaba su colección de verano de Linda’s List Colección, su línea de joyas y accesorios de lujo para la boutique. “Ella pidió nuestro catálogo y quedó enamorada de varias artesanías”, recuerda Fríes.
Este ha sido el primer escalón hacia la internacionalización del Made by hand in Colombia. Fríes ha llevado las colecciones a ferias internacionales como Maison&objet y Jardin aux Tuileries, ambas en París, y a Folk Art Market en Santa Fe, Nuevo México, además de adelantar un proceso de aprobación de prototipos de una colección en filigrana momposina para la firma española Tous.
“Cuando entré a Artesanías de Colombia abrí el programa de moda mediante el cual invitamos a diseñadores emergentes y veteranos a que evolucionaran la artesanía al darle nuevas aplicaciones, siguiendo unos protocolos de respeto por la técnica y por el artesano”, explica.
La funcionaria también aplicó ese código de ética creativa en la restauración del Claustro de Las Aguas, edificación que data del siglo XVII,
declarada monumento nacional y patrimonio histórico y sede de Artesanías de Colombia desde hace más de 40 años. Los trabajos rescataron la pintura mural original y combinaron texturas de madera y ladrillo con grandes rejas de hierro oxidado entrelazado, siguiendo el patrón de tejido de un canasto.
“El diseño debe ser contemporáneo porque narra el momento histórico que vive el ser humano. Hacer arquitectura colonial en el siglo XXI es una falsificación histórica”, agrega Fríes.
Todo ello ha sido fruto de 30 años de compromiso y promoción del diseño en Colombia, primero como directora de la revista AXXIS y ahora a la cabeza de la entidad, cuyo catálogo amplió a 2000 productos y con el que ha cumplido uno de sus sueños: ver una ‘Cuatro tetas’ en la Quinta Avenida de Nueva York.
La bogotana sabe que esta vitrina es apenas una estación en su viaje de internacionalización de la artesanía contemporánea colombiana. La próxima parada, espera, será Milán.
Bergdorf Goodman solicitó solo ocho piezas de cada diseño. Una indígena eperaara siapidara se tarda más de tres meses en el tejido de una cartera ‘Cuatro tetas’.