JULIANA MÁRQUEZ: LA VIVA IMAGEN.
La mamá del presidente Iván Duque recuerda una importante parte de su infancia a través de su fotografía más preciada. El amor y la complicidad que siempre los ha caracterizado quedó inmortalizada.
La madre del nuevo mandatario abrió las puertas de su casa y reveló detalles inéditos de su ilustre hijo a partir de una hermosa fotografía.
Es la primera imagen que se ve al entrar al salón principal del apartamento de Juliana Márquez de Duque en el norte de Bogotá. Cuando mira su foto preferida pareciera que sus recuerdos tomaran vida. Sus ojos aguados se ven más claros y habla pausadamente: “Me saca lágrimas porque revivo su inocencia y necesidad de cuidado. Hoy los papeles se han cambiado y ahora soy yo quien se siente protegida cuando me abraza”. El pequeño Iván tenía 5 años y su padre, el político liberal Iván Duque Escobar, logró plasmar en esa fotografía una de esas tantas tardes que pasaban juntos, escarbando entre anécdotas y contando historias. Él se extasiaba frente a legendaria biblioteca de su papá, que tenía más de 17.000 volúmenes. Le encantaban las biografías y le pedía a su mamá que le leyera la del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy. Los cuentos de Rafael Pombo también hacían parte de la colección que ella empezaba a atesorarle, porque siempre creyó que la cultura y la pasión por el conocimiento serían su mayor legado. “Era un niño inquieto y preguntón, pero sobre todo cariñoso”. A los 4 años decía que quería ser presidente de la República y escuchaba las grabaciones de los discursos de Jorge Eliécer Gaitán hasta que los aprendió de memoria. Juliana, quien estudió Ciencia Política pero prefirió dedicarse a la publicidad, dice que de ella heredó el gusto por la música, el canto y el baile, pero sobre todo, el amor por la gente.