El ángel de los paralímpicos
La directora de Rapporto, la agencia de las relaciones públicas que promueve el Comité Paralímpico Colombiano, entre otras organizaciones, trabaja para transformar la mirada del país frente a los deportistas con discapacidad. Su labor fue inspirada por un sobrino que perdió la visión.
Colombia conoció el potencial de los deportistas con discapacidad física después de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Mariana Pajón, Caterine Ibargüen, Yuberjen Martínez y María Isabel Urrutia, entre más nombres, no eran los únicos que estaban en el olimpo de los “más fuertes, más altos y más rápidos” del mundo. Moisés Fuentes, quien perdió una de sus piernas, obtuvo un bronce para el país en unas justas que finalmente dejó 17 medallas, muy por encima de la competencia en Londres, donde alcanzaron solo dos preseas. Pero en el ejercicio de la visibilización de los deportistas paralímpicos hay más retos, incluyendo la educación y divulgación de estas modalidades deportivas, en las que compiten centenares de héroes anónimos. En este escenario aparece como aliado Rapporto, dirigido por Yurani Scarpetta, la agencia de relaciones públicas con responsabilidad social que promueve el Comité Paralímpico Colombiano, presidido por Julio César Ávila Sarria.
“Conozco el universo de los atletas con discapacidad gracias a mi sobrino Juan Esteban Scarpetta, quien tiene baja visión, pero es un líder en este tipo de competencias”, explica la empresaria. La labor de difusión no solo incluye los medios tradicionales, sino las plataformas digitales que a diario hablan positivamente de la discapacidad. “Queremos que estos jugadores –algunos ciegos o en sillas de ruedas– sean inspiradores para las personas que creen que la vida se acabó por culpa de un accidente”, asegura Scarpetta. Desde Rapporto, con diez años en el mercado, se refuerza el discurso de la inclusión social en los deportes paralímpicos: “Buscamos que los paratletas sean parte de campañas publicitarias, que tengan el reconocimiento mediático que se merecen”. La tarea parece larga y agotadora, pero ha dejado frutos significativos desde Río 2016. Muchos ya saben que en este olimpo hay coraje y motivación para ser imparables.