FRANZ SERRANO: “¡ME CASO!”.
En medio de la pandemia el amor tocó a la puerta del empresario, hijo del general retirado Rosso José Serrano. Desde Milán le contó a Jet-set detalles de su compromiso con Luca Valerii, un italiano veinte años menor que él.
El hijo del general retirado Rosso José Serrano cuenta los pormenores de su segundo matrimonio, esta vez con un joven italiano.
Se conocieron hace un año, gracias a la actriz brasileña Linda Batista. Pero antes, por cosas del destino, la que iba a ser su primera cita no se dio. El italiano nunca llegó al encuentro, lo que hizo que Franz desistiera. Luca tuvo que insistir durante tres meses para convencerlo de que le diera otra oportunidad. “En marzo de este año, durante mi última semana en Roma antes del confinamiento, le acepté una invitación a cenar. Desde que nos vimos fue increíblemente especial, y como buen italiano, él estaba en plan de conquista”, dice Franz.
Sin embargo, parecía que el destino les jugaba en contra. Franz debía regresar a Milán para cumplir los primeros 52 días de confinamiento obligatorio ordenados por el Gobierno italiano. Luca se quedó en Roma atendiendo sus deberes como parte de la tercera generación de una familia dedicada a los restaurantes de lujo y tradición. “Durante la cuarentena nos conocimos mejor, por videollamadas. Cuando terminó, regresé para ver qué ocurría. Todo fue mejor. Decidimos tener una relación formal”, cuenta.
El vínculo se consolidó durante el verano. Regresaron juntos a Milán para que Franz continuara con sus proyectos laborales, mientras que Luca
se organizaba para trabajar a distancia, con al menos un viaje semanal en tren. Poco después, entre septiembre y octubre, celebraron los 50 años de Franz y se dieron una escapada a Venecia. “Hacía 25 años que no iba a esa maravillosa ciudad que disfrutamos sin turistas. Fue el escenario más romántico para su propuesta de matrimonio”. Atento a los detalles y gustos de su pareja, Luca eligió esmeraldas colombianas para el anillo de compromiso, inspirado en las joyas del imperio romano. “Ya estuve casado y no quiero repetir los errores del pasado. A pesar de la diferencia de edad, las cosas han funcionado. Nos damos la seguridad y tranquilidad que necesitamos. Esa es la clave”.
Poco después, su relación sería puesta a prueba de nuevo cuando se ordenó el segundo confinamiento. Sus planes de boda en diciembre de este año quedaron en pausa. Los treinta días encerrados en Milán les sirvieron para organizar la gran celebración: “Después de lo que hemos vivido este año, se aprende que no se puede planear mucho”, dice Franz, pero aún así esperan celebrar su boda civil en abril de 2021, cuando puedan acudir sus familiares y amigos, que en el caso del colombiano incluye invitados de Estados Unidos, España, Alemania, Marruecos, Arabia, China, India y, por supuesto, Colombia. Con cautela pero también con mucha ilusión, esperan casarse en el Salón Rojo del Palazzo Senatorio, un edificio histórico de Roma situado en la Piazza del Campidoglio. La recepción probablemente será en Villa Borguese, el sitio soñado por Luca: un parque con inmensos jardines en el centro de la capital italiana. Ambos quieren algo clásico y sobrio para la gran fecha, y se vestirán de negro o azul oscuro.
Mientras llega el gran día, hacen planes para los festejos de fin de año. Recibirán la visita de Franz Jr., quien vive en España con su madre. “Luca sabía que para mí era importante que mi hijo lo aprobara. Se conocieron en Roma. Ahora él vendrá a ocupar su cuarto en la nueva casa, y recibirá un dije que hace juego con nuestros anillos”, un regalo que, dice Franz, fue idea de Luca y de la mamá de él.
Tienen muchos planes. Hablan de viajar a Colombia para que Luca conozca a su nueva familia; de su vida entre Milán, Roma y Madrid; y de los de dos grandes proyectos que tienen a Franz ocupado: el lanzamiento de su propia línea de productos dermatológicos, y la primera cosecha de un vino que está produciendo en España. También contemplan la posibilidad de tener hijos. En caso de que decidan hacerlo, han hablado de que sea biológicamente de Luca. “Si él lo quiere, sucederá. Por ahora hay que esperar a ver qué ocurre con la pandemia, pero confiamos en que, con la llegada de la vacuna, la vida regrese a la normalidad”.
Este nuevo capítulo de su vida lo entusiasma. “La primera vez me casé con mis papeles como español, esta vez será con mis documentos colombianos, y eso me alegra muchísimo”, concluye Franz. “Aún conozco muchas historias de homofobia en mi país. Para mí es importante que cada vez más personas vean la unión entre parejas del mismo sexo como algo normal. Que quien quiera
• se case y sea feliz”.
“Cuando llegué a Italia pensé: ‘Abro casa, negocio y me caso’. ¡Estaba decretado!”.