Giorgios, rey de Grecia
tante, su camino al trono se despejó porque el rey Frederick VII, su padrino, no tuvo hijos y la línea masculina de la dinastía se extinguió, en tanto que las mujeres no podían reinar. Christian se perfiló como la mejor opción para ser el próximo rey, ya que, a pesar de haber nacido en el ducado de Schleswig-Holstein, no se contaminó por el nacionalismo alemán de esa región. Además, se había criado en Dinamarca y era muy querido por el rey Frederick. El golpe de gracia se lo dio su esposa, Louise de Hesse-Kassel, la pariente femenina más cercana a su majestad y quien le cedió sus derechos sobre el trono. Así, Christian fue proclamado heredero en 1852, lo que mejoró la situación de su familia, que soportaba unida las estrecheces económicas. Eran tan pobres que sus hijas Alexandra y Dagmar, antes de ser las consortes de los monarcas más ricos e influyentes del planeta, cosían su propia ropa. En 1863 era proclamado rey y daba inició la nueva dinastía Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, que reina actualmente.
Se dice que la realmente ambiciosa era su esposa y que a ella se debe que sus herederos hicieran matrimonios tan ventajosos. En todo caso, el rey merece el título de “abuelo de Europa” y aún resuenan en las familias de sangre azul de Gran Bretaña, Dinamarca, Noruega, España, Bélgica, Luxemburgo, Grecia, Rumania, la extinta Yugoslavia y otras naciones, los recuerdos del patriarca que se rodeaba en vacaciones de su larga prole de testas coronadas en los palacios de Bernstorff,
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Fredensborg o Amalienborg.
Antes de casarse con el príncipe de Hannover, Thyra tuvo una hija con un oficial del ejército, la cual fue mantenida en secreto y dada en adopción.