NUNCA ME HE SENTIDO DISCRIMINADA AL HABLAR DE DEPORTES
Alguna vez una persona, de la que no da mayores detalles, se le acercó para decirle que hacía muy bien su trabajo como presentadora de deportes, que realmente parecía saber del tema.
Sin embargo, quienes la conocen saben de su acertado criterio en el ámbito deportivo, tanto así que su voz es un punto de referencia cuando se destaca el perfil de las mujeres que han logrado posicionar su carrera en espacios que se pensaban eran exclusivos de los hombres.
Estudió periodismo, pero nunca soñó con ser presentadora; desde que entró a la univers i - dad tuvo claro que quería ser periodista deportiva. Y lo logró.
En el mundo de Liliana Salazar, su pasión por los deportes surgió por su afición al fútbol, la misma que compartía con su hermano.
Desde entonces, lo que empezó como un gusto le sirvió para visualizar un proyecto de vida, que incluía estar en las canchas, entrevistar a los jugadores y comentar cada partido que fuera visto en televisión o seguido por radio.
Nunca ha tenido que enfrentar un episodio de discriminación frente a sus colegas o los televidentes; al contrario ha tenido grandes maestros de los que aprende todo el tiempo.
De Hernán Peláez está la pausa, la serenidad y el comentario preciso; de Iván Mejía y Carlos Antonio Vélez se encuentra la polémica y la frase mordaz, de estos dos estilos ha encontrado también un punto de equilibrio que ha servido para tener un aprendizaje constante.
Aunque también ha tenido como escuela la reportería de la calle, las canchas y los camerinos, donde ha dejado ver su constancia, disciplina y compromiso.
Estas mismas cualidades han servido para estar en el cubrimiento de cuatro campeonatos mundiales de mayores en Corea-japón, Alemania, Sudáfrica y Brasil, donde ha demostrado de qué está hecha su vocación en el periodismo.
“Hice mi primer mundial con la cadena Univisión, en Corea-japón, en el 2002; trabajé con ellos seis meses, pero no me quedé porque en su momento fue una transacción como las que se hacen en el fútbol. Fue un préstamo sin opción de compra por parte del canal RCN”, puntualiza.
La experiencia no solo trajo consigo la posibilidad de compartir con otras culturas sino la oportunidad de probar su coraje; hablar inglés no le garantizaba una buena comunicación sino comprender el entorno.
“Lo importante en ese momento era pellizcarme todos los días y repetirme ‘Es cierto, estoy por primera vez en un campeonato mundial y al otro lado del mundo’”.
Después siguió Alemania, en el 2006, donde vivió la perfección; continuó Sudáfrica, en el 2010, un reto en el que confirmó su teoría sobre la igualdad de género en un deporte como el fútbol.
“Sudáfrica fue otra gran experiencia al descubrir que cada vez había más mujeres cubriendo deportes. Y Brasil, en el 2014, fue la emoción y la alegría de vivir un Mundial en el que estaba mi Selección Colombia”.
En este momento de su carrera, consagrada en el mundo deportivo del canal Win Sports, asegura que en su profesión como en el fútbol se mantiene madrugando, entrenando y preparándose con la misma pasión con la que inició hace más de catorce años, en el canal RCN, su primer trabajo.
Pensar, vivir y hablar de deportes todo el día, es su sueño hecho realidad, pero con la ventaja de que cuando su voz se escucha logra la seriedad y el respeto suficiente de quienes están al otro lado del televisor.
Y aunque reconoce que el periodismo deportivo en Colombia está atado al mundo del fútbol, no deja de mencionar que la historia está cambiando con los logros de Nairo Quintana, Caterine Ibargüen, Jossimar Calvo, Mariana Pajón, entre otros, en diferentes disciplinas.
Por ahora, continúa creando una historia de total entrega y dedicación al mundo de los deportes, que solo acabará el día que madrugar se convierta en obligación y que su trabajo no le inspire la satisfacción del deber cumplido.