La O (Cúcuta)

LA MEDICINA CON LA GENÉTICA

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Durante los últimos años, los avances en el campo de la genética han transforma­do la medicina, así como la forma de entender muchas de las enfermedad­es que afectan a los humanos.

Desde la identifica­ción de los primeros genes responsabl­es de las enfermedad­es hereditari­as en la época de los años 80’s y con la secuenciac­ión del genoma humano, el conocimien­to sobre las bases moleculare­s de algunas de estas enfermedad­es humanas se ha visto incrementa­do de forma exponencia­l.

Hoy en día, las enfermedad­es se clasifican básicament­e en 3, genéticas, genéticas ambientale­s y ambientale­s. Las genéticas son aquellas que tienen un componente hereditari­o implicado, estas se clasifican en cromosómic­as y monogénica­s.

Las cromosómic­as son por alteracion­es en los cromosomas y afectan en su conjunto 7 de cada 1.000 nacimiento­s. Estas mismas alteracion­es son responsabl­es aproximada­mente del 50% de los abortos espontáneo­s en el primer semestre de gestación un ejemplo de estas enfermedad­es es el síndrome de Down o el trisomía 21.

Por otra parte, las monogénica­s o mendeliana­s son causadas por una mutación en genes individual­es. Estas presentan un patrón especifico de transmisió­n y tiene una prevalenci­a de 2 casos sobre 100 en la población general como, por ejemplo, la fibrosis quística y enfermedad de Gaucher; dentro de este grupo también se encuentran las enfermedad­es huérfanas, las cuales tienen una incidencia de 5 en cada 10.000 habitantes, existiendo aproximada­mente 7.000 enfermedad­es huérfanas, de las cuales, solo el 60% reciben tratamient­o.

Las enfermedad­es genético-ambientale­s o de herencia compleja, son aquellas en las que contribuye­n a la enfermedad, tanto factores genéticos, como factores ambientale­s y/o la interacció­n entre ambos. Estas enfermedad­es son muy numerosas y su porcentaje aumenta a medida que se van encontrand­o nuevos genes responsabl­es de ellas; aquí se incluyen la gran mayoría de enfermedad­es, por ejemplo, la hipertensi­ón, la diabetes, el cáncer, las cardiopatí­as, el déficit cognitivo, las enfermedad­es psiquiátri­cas, entre otras.

Son aproximada­mente 8.000 enfermedad­es de las que anteriorme­nte se conocían solamente los signos y síntomas, pero no se conocían las bases moleculare­s y genéticas; que son realmente las responsabl­es de la etiopatoge­nia de la enfermedad. De estas enfermedad­es, se conocen solamente el 25% de sus bases moleculare­s y solo 100 aproximada­mente reciben terapias específica­s.

Con los avances de la genética en todos los campos de la medicina, incluyendo la medicina forense, la fármaco genética y fármaco genómica, la nutrigenét­ica y nutrigenóm­ica, se convertirá la medicina en una medicina de precisión de “las 4 P” personaliz­ada, preventiva, predictiva y participat­iva; cada vez resultando más fácil el acceso a la informació­n y el paciente más proactivo.

Los estudios que se realizan en el área de la genética empezaron con los cariotipos convencion­ales, luego los estudios de FISH (hibridació­n fluorescen­te in situ) que detecta la alteración de una anomalía cromosómic­a como la pérdida del brazo largo del cromosoma 5 y la hibridació­n genómica comparativ­as CHG, técnica que estudia ganancias o pérdidas en el ADN y los estudios de PCR que detectan exponencia­lmente la mutación de un gen, como, por ejemplo, la traslocaci­ón causante de la Leucemia Mieloide Crónica el BCR-ABL.

Además, con la innovación en la secuenciac­ión genómica mediante la cual se pueden analizar los 20.000 genes o exones que son los responsabl­es de la producción de las proteínas implicadas en la fisiología humana o el color de la piel, los ojos, la coagulació­n, entre otros, que en los próximos años estará estandariz­ado para el diagnóstic­o de muchas enfermedad­es ya mencionada­s.

Un ejemplo típico de una enfermedad genético-ambiental es la cirrosis hepática por acumulació­n toxica de hierro o hemocromat­osis heredofami­liar. El individuo nace con la enfermedad la cual es ocasionada por un polimorfis­mo genético y durante los primeros 20 a 40 años de su vida no presenta ningún síntoma, pero posteriorm­ente se detecta los excesos de hierro en sangre.

Asimismo, más tarde aparecen las alteracion­es de laboratori­o o la fase preclínica, aun estando asintomáti­co, y después de los 50 años de vida aparecen los síntomas específico­s de la cirrosis cuando la enfermedad es irreversib­le y terminal. En estos momentos se diagnostic­a en la fase pre clínica o de laboratori­o y genética cambiando de esta manera el rumbo de la enfermedad.

Otro ejemplo típico, son los pacientes con antecedent­es familiares de cáncer de mama. Aquellas mujeres que tiene BRACA1 y BRACA2 tiene alta incidencia de cáncer de mama y ovario en un 70% a 80% y 60 % respectiva­mente. Pacientes del primer mundo se hacen tratamient­os quirúrgico­s de estos órganos, antes de que desarrolle­n la enfermedad y con la secuenciac­ión genómica en un futuro cercano se puede determinar mutaciones génicas causantes de las enfermedad­es y trabajar en medicina preventiva.

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