Death Coffee
cuando se habla de la muerte en un café
Romper los estigmas que rodean la muerte para comenzar a hablar sobre ella de una forma abierta y natural, es el principal objetivo de los ‘Death Cafe’, o lo que en español se conoce como Cafés de la Muerte.
Esta tendencia social, que se originó en países europeos como Inglaterra y España, llegó a Cúcuta de la mano del intensivista Arturo Arias, director de la Fundación Humanizando la Unidad de Cuidados Intensivos (FHUCI), para sensibilizar a la comunidad sobre cómo afrontar la pérdida de un ser querido.
La iniciativa, que ya se ha replicado en Bogotá, Medellín y Cali, busca afrontar la muerte como parte del ciclo de la vida de una manera informal, diferente y positiva, para que deje de ser un tabú en la sociedad actual.
“Queremos es que la gente se exprese libremente sobre cómo imagina morir y que se abra un espacio para entender que morir es tan natural como nacer”, explicó el especialista, quien se desempeña como intensivista anestesiólogo de la Clínica Norte. Interrogantes como: ‘¿hay algo más después de la muerte?’, ‘¿quieres ser donante?’, ‘¿te gustaría morir en el hospital o en casa?’ o ‘¿qué te queda por hacer antes de morir?’ son motivo de diálogo en estas charlas.
“El café de muerte te enseña a que debes vivir tu vida plenamente, a ser menos agresivo, a tener más herramientas humanas, a ser asertivo en lo que se hace”, agregó Arturo Arias, aclarando que en estos espacios no se pretende generar una discusión teológica o científica de la muerte.
Tampoco busca un consenso de definiciones ni sacar conclu-
siones, sino darle la palabra a la gente, para que hablen de su experiencia, de sus miedos y angustias en torno a esta etapa final de la vida.
Primer café
A mediados de junio se desarrolló el primer ‘Café de la Muerte’ en Cúcuta. En Molino’s Café se reunieron 25 personas, entre los que destacaron representantes de diferentes centros de salud de Cúcuta como las clínicas Norte, Santa Ana y San José.
Además, se sumaron familiares de pacientes fallecidos y otras personas guiadas por su curiosidad, para hablar libremente sobre la muerte, mientras tomaban tinto y comían un trozo de ponqué.
Por ser una dinámica informal, no existe la figura del moderador que lanza preguntas. Simplemente, es una tertulia sobre cómo se sienten, piensan y viven su propia mortalidad los asistentes.
La trabajadora social de la Clínica Norte, Doreyni Rozo, quien hace parte de la fundación HUCI, explicó que este primer encuentro “sirvió como soporte para las familias que están viviendo una situación de fin de vida o que están atravesando un momento devastador debido a la muerte traumática de un pariente”.
Fue un espacio en el que se escucharon mu- chas experiencias, en el que se soltaron miedos y se estableció un lazo más cercano entre la comunidad médica y ciudadanos que están viviendo un duelo por la partida de un ser querido o que tienen a algún pariente internado en una UCI.
Este movimiento también sirvió para sensibilizar a la población médica que trabaja en unidades de cuidados intensivos y exhortarlos a ser más empáticos y bondadosos con los pacientes críticos y sus familiares.
Fue tal el éxito, que tanto Arturo Arias como Doreyni Rozo, esperan repetir la experiencia una vez al mes en Cúcuta.